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¿Perdió la pelea Ronda Rousey o la ganó Holm?

La inesperada derrota de Ronda Rousey ante Holy Holm, repercutió a todos los niveles y transformó esa derrota, no la victoria de Holm, en un hecho noticioso sin precedentes. La prensa de todo el planeta que difícilmente le otorga lugar a este deporte en su material informativo habitual, informó, comentó la noticia y luego acompañó muy de cerca sus repercusiones.

La promesa de regreso que Rousey realizó en su primera declaración pública a través de las redes sociales y su discreto regreso a Los Ángeles, fueron parte de ese acompañamiento informativo. Por el contrario, el día después y el futuro de la vencedora han pasado totalmente desapercibidos. Y aquí llegamos a la razón de este comentario.

¿Fue la derrota lo único trascendente luego del UFC 193? ¿En qué lugar en el cronograma de la importancia colocamos a la soberbia actuación de Holy Holm? Para encontrar respuestas, hay que buscar argumentos en el pasado de cada una de las rivales. También en esta historia que conmovió al mundo deportivo, entender el pasado es la mejor forma de comprender el presente e imaginar el futuro.

RONDA ROUSEY Y EL REINADO MEDIÁTICO

Ronda es la figura de MMA con mayores recaudaciones gracias a sus actuaciones en el octágono y su indiscutible atracción fuera del mismo. La propia “Rowdy”, como cariñosamente es llamada, suele vanagloriarse de esa hazaña.

Su paso arrollador por las jaulas del UFC la colocó en un sitial privilegiado de la atracción mediática. Ronda ha participado en películas de acción, fue la primera atleta de MMA que ha sido portada de la revista The Ring y fue elegida como la peleadora del año en los premios ESPYS de la cadena ESPN.

Ya ha sido entrevistada para los principales talk shows del planeta. Sus comentarios generalmente son ácidos y no duda en ejercer con agresividad su momento de gloria. Ronda es una auténtica celebridad, que ha llegado a ese grado en un plazo meteórico. Ante tanta explosión glamorosa de su figura, bueno es preguntarse: ¿En qué lugar quedó su papel de trabajadora del octágono? ¿Fue, como dicen muchos, esa sobre exposición la culpable de la humillante derrota ante Holly Holm?

En estos días he leído muchas reacciones donde insisten en ese factor como causa principal de su derrota. Apuntan a que Rousey no llegó en condiciones normales al duelo. Nos recuerdan que ya en el pesaje se mostraba tensa, insultó a su rival a través de Instagram, hasta ironizó con la condición de hija de un pastor evangélico de su rival y previo al comienzo de la pelea, se negó a saludar a su oponente.

Es posible que la ex campeona se haya visto aturdida y superada por su propio éxito, pero también hay que acudir al beneficio de la duda con esa posibilidad. Así como su celebridad pudo ser un factor negativo o que afectó su preparación, también el mismo pudo ser un factor negativo para sus rivales. Rivales como Bethe Correia, Cat Zingano, Alexis Davis y todas las que fueron abatidas en un abrir y cerrar de ojos, pudieron ser víctimas de la impresionante celebridad de su rival.

¿Cómo? No logrando superar el nerviosismo y la presión inicial de ser catalogadas como “la próxima víctima” de una monarca a la cual hasta la prensa farandulera se arrogaba el derecho a considerarla invencible.

Las MMA son muy diferentes al boxeo, donde existe el llamado “round de estudio”. Dentro de la jaula, cada luchador/a debe asumir el duelo desde el primer segundo. Especialmente ante un rival experto en la lucha a ras de lona como Rousey, la que nunca tarda en derribar y someter a la rival de turno. Los nervios de sus oponentes, quizás, hayan sido más determinantes que la propia capacidad de Ronda para terminar con sus rivales en apenas segundos.

¿Y HOLLY HOLM?

Holly Holm rompió el molde de sus predecesoras. A ella no la amedrentó la dimensión mediática de Rousey, como tampoco la desconcentraron los insultos ni el despectivo gesto antideportivo previo a la pelea.

Mi primera visión sobre Holm, es que con ella se ha cometido una enorme injusticia antes, durante y después de la pelea donde la conoció el gran mundo, pero que no fue la pelea de su vida.

Basta ver su impresionante carta de presentación para entender cuál de las dos rivales, era la más grande en tamaño y carrera profesional. Holly Holm, en su estado Nuevo México, fue reconocida seis veces (2005-2010) como la boxeadora del año y en 2013 incluida en el Salón de la Fama.

Fue campeona mundial en los pesos superligero y welter tanto de la Asociación Internacional de Boxeo como del Consejo Mundial de Boxeo. Tuvo un breve pasaje por el kickboxing y en MMA esta invicta con diez victorias.

En la batalla del 15 de noviembre en Melbourne, Australia, en el UFC 193 contra la hasta entonces campeona invicta del peso gallo en UFC, Holly Holm dio una clase inolvidable de superioridad mental, técnica y física. La nueva campeona explotó su mejor arsenal boxístico, tanto en lo defensivo como en lo ofensivo, además de utilizar un plan de pelea propio del boxeo elusivo: jab, rectas y permanente movimiento hacia laterales, evitando el intercambio o llevar la lucha a la lona.

Con ello lastimó, frustró y hasta humilló a Rousey. Pero el argumento para su victoria no solo tuvo esos componentes. También nos enseñó que estaba preparada para salir del acoso sobre la reja y en las dos ocasiones en que la lucha se planteó a ras de lona, también se mostró superior que su rival.

NADA SERA IGUAL

Ronda Rousey prometió regresar, pero es imposible imaginar que volverá para recuperar lo que perdió en Australia y renacer como el Ave Fénix, más poderosa e iluminada que la Rousey anterior al apagón del UFC 193.

Antes de ello, deberá pasar por una cirugía en el labio y demostrarse a sí misma que tanto la derrota demoledora como la marca de su herida, no disminuirán su fortaleza mental. Pero no solo tendrá ese peaje por delante.

Ronda deberá asumir, con humildad y sentido común, una derrota de la que podrá sacar muchas enseñanzas. La primera será reevaluar su estrategia de pelea.

El efecto Holm, indudablemente, sirvió para desnudar sus flaquezas y ello repercutirá directamente en la actitud de sus futuras rivales. Al final, hasta es posible que perder haya sido lo mejor que podría ocurrirle a una ganadora obsesiva y que carecía de esa opción en su ADN.

Tal vez, la humillación haya sido el castigo a todas las actitudes soberbias, pero también el oportuno paracaídas para que el regreso a tierra la transforme en el ejemplo que todos quieren ver en Ronda Rousey. Tiene la edad para volver, así como su increíble habilidad para la lucha en la lona.

Habrá que esperar que tenga la fortaleza de espíritu para recuperarse y transformarse. Es posible que el video de la pelea pueda ser la primera lección en ese duro camino de regreso.

Allí, Rousey tendrá la oportunidad de encontrar el estímulo para un nuevo camino a través del ejemplo de su vencedora. La actitud de Holly Holm, más preocupada en la salud de su rival que en celebrar la victoria o las palabras de agradecimiento entre lágrimas.

Ronda deberá aprender del ejemplo de Holly Holm, una veterana curtida en mil batallas, pero que aceptó la victoria con gesto de novata, abrumada por su hazaña, mirando con ojos enormes y una sonrisa infantil a todos quienes trataban de acercarle sus manos en reconocimiento por la victoria. Siempre las derrotas enseñan, pero también enseña la grandeza de quienes saben vencer. Holly Holm fue una legítima e incuestionable ganadora.

Merece estar donde está y por sobre todas las cosas, las MMA como deporte necesitaban de un episodio tan inesperado como el de Melbourne. Jamás las luces del espectáculo farandulesco serán más fuertes que la realidad de la verdadera competencia deportiva. Ganar o perder es parte del juego. Los súper héroes solo existen en la ficción. Bienvenidos a la realidad. Gracias Holly Holm.

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