|
LOS ÁNGELES -- Los galones se consiguen a base de años de experiencia en la élite y Pablo Prigioni tiene en su haber casi dos décadas como profesional de las que está pasando cuatro en la NBA tras sus éxitos en Argentina y España. Con 38 años de edad es el quinto jugador más longevo de la liga después de Vince Carter, Kevin Garnett, Tim Duncan y Andre Miller. De hecho, con 35 años de edad, el armador se erigió como el novato de más edad en debutar en la liga cuando hizo lo propio en noviembre de 2012 con los New York Knicks. En este punto de su carrera y como el tercer base de Los Angeles Clippers, Prigioni tiene claro ese es el rol que quiere tener. "No (esperaba tener más participación) porque fue lo que hablamos y estoy contento con el rol", declaró a ESPN Digital después de la derrota de los californianos ante su exequipo, Houston Rockets, por 109-105. "A mi edad, ser segundo base todavía es un poco arriesgado porque le pasa algo al base y tenés que saltar a jugar muchos minutos todos los días. No sé si me la bancaría. Siendo tercer base es diferente porque seguro que le pasa algo a alguno y vas a entrar en la rotación. En vez de en una liga de 82 partidos más playoffs estás jugando una liga de 50 partidos. Para alguien de la edad mía es lo óptimo. Es un poco lo que me pasó el año pasado", agregó. Fue precisamente lo que le sucedió el año pasado, cuando siendo el tercer armador en los Rockets acabó participando de manera definitoria. Véase su papel precisamente ante los Clippers en la segunda ronda de los playoffs. Sin ir más lejos, durante el partido ante su exequipo jugado este sábado, el argentino fue el segundo armador como consecuencia de la lesión de Chris Paul, quien no jugó por culpa de molestias en la ingle. Después de los siete minutos que Prigioni jugó ante Dallas Mavericks, ante los Rockets estuvo sobre la duela un total de 16 minutos. "Uno quiere jugar los 82 partidos, pero la realidad es que tengo que tener los pies en el suelo y tengo que ver la manera en la que puedo ser más útil al equipo. Creo que está bien y estoy contento haciendo este rol", apuntó tras valorar cómo se sintió tras la cita. "Para no estar jugando no me he sentido del todo mal, pero tampoco esperaba sentirme muy bien. Me he notado un poquito de falta de ritmo con la pelota, mal tiros, sin ese feeling de cuando estás compitiendo. Uno siempre quiere hacer más y cree que puede hacer más". El destino quiso que su carrera en la NBA fuera tardía y ha sido en su momento de más madurez cuando a llegado a formar parte de los dos equipos más competitivos de su periplo como profesional. Los Rockets llegaron el año pasado a la final de la Conferencia Oeste, mientras que los Clippers apuntan alto este año a pesar de haber perdido sus dos últimos partidos ante rivales directos en la lucha por el Oeste. "Creo que sabemos que tenemos potencial. Partiendo de esa base, todo el mundo se ilusiona y el deseo de hacer la mejor temporada posible. El equipo tiene pensamiento de seguir luchando arriba. Pero cuando luego ves al Oeste está complicado, pero también está complicado para los demás. Creo que ahora es momento de construir nuestra temporada partido a partido, aprender de los errores, aprovechar los buenos momentos. Esto recién empieza. Hay muchos jugadores nuevos que vinimos al equipo y encontrar un poquito de tiempo para que los nuevos nos acoplemos al lugar", sentenció.
|
