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El acertijo de la NBA: ¿Cuál es el plan de los Sixers?

Estamos a un par de días de que en Estados Unidos se celebre el día de acción de gracias, una ocasión especial para que toda la familia se junte a celebrar. Si la NBA fuese una familia de 30 individuos, los Philadelphia 76ers serían el tío loco que llega a la cena borracho, apestando a alcohol y quejándose porque nadie lo comprende.

Esta columna no es una de esas indignadas sobre como los Sixers son una vergüenza para la liga, ya que hasta la misma gente de Filadelfia lo sabe. No señor, en este espacio vamos a intentar comprender al razonamiento del tercer año del ¨plan de reconstrucción¨ más miserable, egoísta y avaricioso que jamás se haya visto en el deporte profesional estadounidense.

En verdad me encantaría entender, primero que nada, lo que está sucediendo dentro de la cancha misma.

LA CAPACIDAD INNATA PARA DECEPCIONAR

Los dirigidos por Brett Brown no cuentan con una marca de 0-15 y se encuentran a dos derrotas del récord menos deseado de la historia de la NBA por vagos o incompetentes, sino que por contar con un plantel inconsistente e inexperimentado que posee un nivel de talento marginalmente superior al de la Universidad de Carolina del Norte.

Hagamos un repaso rápido de los yunques metafóricos que ya les han caído en la cabeza esta temporada, ¿ok?

Debutaron contra los Boston Celtics, un equipo que también tuvo que empezar de cero tras canjear a los pilares de su base campeona en Ray Allen, Paul Pierce y Kevin Garnett. Los Celtics no solo llegaron a los playoffs la campaña pasada, sino que arrancaron ganándole a los Sixers por 112-95 con sus suplentes superando a los de Filadelfia por 67-15.

En el quinto juego del año, los Sixers parecían estar posicionados para dar un batacazo al ir ganándole a los Cleveland Cavaliers por 34-19. Perdieron el segundo tiempo 59-42 y el encuentro por 107-100.

La gira del masoquismo continuó ocho días después con una derrota agónica ante los San Antonio Spurs. Un parcial favorable de 14-2 en el último cuarto liderado por Jahill Okafor los acerco a ir perdiendo 87-83 con dos minutos por jugar.

Luego procedieron a regalar el balón en sus tres posesiones siguientes y cayeron por 92-83.

Las derrotas se siguen acumulando, la hemorragia no para.

El sábado pasado, Filadelfia le ganaba merecidamente a un Miami Heat sonámbulo por 49-32 al inicio del tercer cuarto y 87-76 tras una volcada feroz de Nerlens Noel con siete minutos por jugar, pero los Sixers no volvieron a anotar un tiro de campo hasta que el juego se les había ido de las manos cuando quedaban tres segundos y cayeron por 95-91.

Todo eso nos lleva a la actualidad y a la derrota más reciente por 100-95 contra los Timberwolves en Minnesota, la cual incluyó una ventaja de 13 puntos en el segundo cuarto y de 91-86 con dos minutos y medio por jugar.

Todos estos datos son necesarios para entender que la culpa no es de Brown, el entrenador que trata de sacarle agua a las rocas. Tampoco es la culpa del novato Jahlil Okafor, el novato que es el máximo anotador del equipo promediando 18,4 puntos y ocho rebotes por encuentro.

El problema es que los Sixers no cuentan con una identidad definida como equipo. Su máximo anotador es un pivot que vive en la zona pintada, pero ellos se empecinan en ser uno de los 12 equipos que más triples intentan por partido, promediando 24,9 en ese rubro.

Ellos encestan apenas aun 41,9 porciento de ellos, lo que se traduce en el quinto peor porcentaje de la NBA tras 15 partidos.

¿Sabían que ningún suplente de los Sixers que ha acumulado minutos en cancha esta temporada cuenta con más de dos años de experiencia en la NBA?

Así es, sus ¨veteranos¨ son el armador Isaiah Canaan y el grandote Robert Covington.

El base Tony Wroten cuenta con tres años de currículum profesional y lidia con una lesión que aun no le ha permitido salir a la cancha al igual que el ala pivot Carl Landry, el más sabio de todos con ocho años de experiencia.

Ah, por cierto, Landry aun no debutó como Sixer y tampoco ha disputado más de 18 juegos en una misma campaña desde la temporada 2012-13 con los Golden State Warriors.

Hablando de lesionados inútiles por el momento, ¿adivinen quien está puesto como pivot suplente de Nerlens Noel en ESPN.com? Así es, Joel Embiid.

Embiid fue la tercer selección del Draft en el 2014 y ya va por su tercer temporada sin haber acumulado ni un segundo con la camiseta del equipo que lo incorporó puesta debido a una lesión crónica en el pie derecho. Eso si, su colección de trajes para ver cada juego como espectador de lujo es extensa.

Sin embargo, Embiid es solamente un joven de 21 años con el pie y los sueños rotos, él no obligó a los Sixers a seleccionarlo en aquel Draft.

La responsabilidad por ello recae en los dirigentes, más precisamente en el gerente general Sam Hinkie.

HINKIE: ¿GENIO MALENTENDIDO O ESTAFADOR DE ESPERANZAS?

Hinkie es un discípulo de Daryl Morey, el gerente general de los Houston Rockets

Al igual que Morey, el ex vicepresidente ejecutivo de los Rockets es un fiel creyente en las estadísticas avanzadas y llegó a Filadelfia como gerente general en el 2013.

Estrellas como Kyle Lowry y posteriormente James Harden arribaron a Houston durante su trayectoria allí para convertir a los Rockets en una fija de la postemporada, así que los aficionados de los Sixers esperaban con que la llegada de Hinkie para el Draft de la NBA llevase a su equipo a un destino similar.

Después de todo, este era un equipo tan joven como prometedor que había llegado a las Semifinales de la Conferencia Este apenas un año antes. Nadie se imaginaba que aquella época sería dorada comparada con el pozo sin fondo actual.

En vez de construir sobre los cimientos de un equipo que había clasificado a la postemporada en cuatro de las cinco campañas anteriores, Hinkie canjeó a pilares de aquella base como Jrue Holiday, Evan Turner y Spencer Hawes.

No estoy diciendo que Holiday (constantemente lesionado desde aquel canje), Turner o Hawes sean los que marcan la diferencia en un equipo, pero si son el tipo de piezas del rompecabezas que seducen a una superestrella a punto de convertirse en agente libre para mudarse a Filadelfia y ganar un anillo de campeón con un buen elenco secundario.

Los Sixers cuentan con prestigio e historia, pero nadie quiere jugar con compañeros que pertenecen en la Liga de Desarrollo.

El ejecutivo más cuestionado de Filadelfia pide paciencia y fe en un proceso que no rinde frutos, pero pensemos bien en cual puede ser su plan, por más que este no quede claro ni siquiera para sus más fervientes aficionados, los cuales por cierto pagan el mismo precio promedio por una entrada desde el 2011.

Las victorias decaen, pero los precios no.

¿EL PLAN DE HINKIE?

1) Terminar con la menor cantidad de victorias de la liga por primera vez en su gestión y obtener la primer selección del Draft.

Los Sixers tuvieron la segunda y tercer peor marca respectivamente en las últimas dos temporadas para acabar con la tercer ubicación en el Draft del 2014 y la segunda este año. Algunos lo llaman mala suerte, otros karma, pero los Sixers ni siquiera saben perder adecuadamente.

2) Seleccionar a Ben Simmons en el Draft del 2016. El alero australiano de la Universidad Estatal de Louisiana promedió 22 puntos y 18 rebotes en sus últimos dos juegos y parece estar un escalón por encima de su competición amateur. Algunos hasta lo comparan con LeBron.

3) Recuperar la inversión por Embiid con su debut oficial y canjear al pivot Nerlens Noel (10,7 puntos y 8,5 rebotes esta temporada a los 21 años de edad) por un base o un escolta veterano.

4) El quinteto titular de ese base veterano, Tony Wroten, Simmons, Okafor y Embiid inaugura la nueva época dorada de los Sixers, la mejor desde la ida de Allen Iverson. Lo que Hinkie no entiende es que los números te ofrecen probabilidades, pero nunca certezas, y así se las arregla para que este sea su legado:

Los Sixers llevan 25 derrotas consecutivas desde el final de la temporada pasada y el arranque de esta. Lo más probable es que ellos superen su propio récord de futilidad, el cual fue ¨logrado¨ como el principio del ¨plan¨ de Hinkie.

Los Cavs eran los que lo ostentaban, pero su excusa era legítima ya que esa recién era su primer campaña sin LeBron James desde el 2003. ¿Cuál es la excusa de Hinkie?

La verdad es que se está quedando sin ellas, y la paciencia de hasta los hinchas más fieles y leales tiene sus límites.