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Jordi Blanco, ESPN Digital 8y

Primera mitad: Leo Messi y Steph Curry, los dueños de la fiesta

Leo Messi nació en Rosario, en el seno de una familia muy humilde, nueve meses antes de que Sonya Curry diera a luz en Akron, Ohio, a Stephen. De posición acomodada, el padre Curry jugó en la NBA entre 1986 y 2002 y trasladó a su hijo la pasión por el baloncesto. A Leo, la futbolística le apareció por encantamiento. Se supone.

Tan distintos y tan similares, Curry y Messi personalizan hoy el liderazgo de los considerados mejores equipos del mundo de baloncesto y fútbol. Golden State Warriors, campeones de la NBA, cabalgan en busca de un segundo anillo con una marca sideral de solo 4 derrotas en 49 partidos y cada aparición en el parquet se salda con una nueva exhibición de Curry. Con Leo, sencillamente, se acaban los adjetivos.

El base de los Warriors respondió la última madrugada con 51 puntos al hat-trick anotado horas antes por el '10' del Barcelona. El Camp Nou disfrutó de un nuevo festival de la MSN, con el póquer de Suárez al frente ante un Valencia en descomposición antes de que los Wizards sufrieran en carne propia la voracidad de la CTG.

Pero... A fin de cuentas, ¿cuál es el peso específico de los dos astros? "Los escuderos, siendo fundamentales, son relativamente prescindibles" apuntó desde Los Ángeles el compañero Gonzalo Aguirregomezcorta, dando a entender una realidad pausible.

Messi creció y explotó en la academia del Barcelona y desde el primer día que apareció con el equipo profesional se adivinó que su trascendencia iría mucho más allá de la compañía que pudiera tener a lo largo de su carrera. Nació y creció junto a Ronaldinho pero no tardó en tomar el papel protagonista, que ha mantenido, estelar, a lo largo de los años. Ya fuera con Eto'o, Henry, Ibrahimovic, Villa o Alexis de compañeros, el liderazgo mediático y deportivo de Leo Messi ha sido abrumador.

Curry, séptima elección en el draft de 2009, provocó un cambio en la Bahía. Campeones en 1975, los Warriors fueron un equipo de medio orden a partir de entonces. Con las semifinales de conferencia como punto álgido en seis ocasiones entre 1976 y 2007, el impacto del base fue inmediato en el juego,por más que los resultados tardaron aún cuatro años en mostrarse.

Pero Pelicans, Grizzlies, Rockets y Cavaliers comprobaron en primera persona que el crecimiento, a las órdenes de Steve Kerr, había alcanzado la cúspide. "Curry Siempre fue ágil como ninguno, pero la manera en que ha llevado a lo más alto su eficiencia en los lanzamientos exteriores es increíble. La singularidad de su juego reside en cómo ha sabido evolucionar" explicó Aguirregomézcorta, cuyo conocimiento de la NBA está fuera de toda discusión.

En Barcelona Messi encontró en Guardiola al entrenador ideal para explotar al máximo sus cualidades mayúsculas. Pasó de la banda al centro a su gusto y abandonó cualquier papel secundario para convertirse en el principio y fin de la filosofía futbolística de un equipo que, con él al frente, alcanzó la eternidad.

Hoy por hoy, la diferencia entre ambos es el tiempo. Los resultados han colocado a Leo en el trono futbolístico durante los últimos siete años y Curry apenas lleva dos instalado en el del baloncesto. Para muchos el argentino ya está en el primer lugar de la historia de su deporte mientras que el norteamericano, siendo el número uno de la actualidad, no puede aún comparar su trascendencia histórica con Michael Jordan.

Pero de la misma manera que cualquier aparición del Barcelona de Messi es sospechosa de espectáculo en Europa, la NBA asiste expectante a la nueva exhibición de los Warriors de Curry. Los once triples que encestó en Washington provocaron la última rendición del deporte en Estados Unidos. "Steph es genial" acertó a señalar su entrenador.

Son elogios que en Barcelona se repiten desde hace años y que, puestos frente a frente, convierten a los dos ases en las mayores singuladidades imaginables. A principios de diciembre Curry envió su camiseta a Messi en señal de admiración y respeto; el mismo que Leo siente por esa estrella que alumbra la NBA y que persigue cualquier record a su alcance.

El Barcelona puede el próximo domingo igualar su mejor racha de invicto que consiguió alargar hasta los 28 partidos en la temporada 2010-11 mientras que los Warriors, después de conseguir la mejor marca de inicio con 24 victorias enlazadas, están en condiciones de atacar la marca de 72-10 que cosecharon los Chicago Bulls en 1996.

Los records, las victorias y, en suma, el espectáculo inacabable que protagonizan Messi y Curry. Los goles, 501 en el caso de Leo desde que es profesional, y los puntos, 10,116 de Steph desde que alumbró en Golden State Warriors.

Nadie les hace sombra. Simplemente porque es imposible.

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