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Gonzalo Aguirregomezcorta 8y

Messi, Curry y la etimología de sus tridentes

En la mitología griega el tridente es la seña de identidad de Poseidón, dios del mar. En la pugna con Atenea -diosa del pensamiento y el progreso intelectual- por el control de la capital de Grecia, los dioses determinaron que aquél que brindara a la humanidad el bien más útil poseería la urbe. Poseidón dio un golpe con su tridente y apareció un caballo. De Atenea salió un olivo y los dioses decidieron que aquel don era más preciado para los humanos. Según la mitología, la ciudad se llamó Atenas en su honor.

Con el tiempo, la figura del tridente se ha combinado entre el mundo de las ideas y las fábulas a lo terrenal. Siempre relacionado con la pesca (que le pregunten a los habitantes de la isla de Barbados, que cuentan con uno en su bandera), la marca automovilística Maserati también lo incluye en su escudo. Padre, hijo y espíritu santo quedan reflejados en un tridente según culturas relacionadas con el cristianismo e incluso hay otras, como la hindú, en la que también tiene una fuerte presencia mitológica.

No son fruto de la mitología aunque están tocados con una varita mágica, por eso es necesario frotarse los ojos cada vez que vemos a Lionel Messi y Stephen Curry en acción. Como caídos del cielo, su presencia en el mundo de lo terrenal les ha convertido en los dioses del momento. Idolatrados por todo aficionado al deporte que se precie, ambos rozan la perfección en sus disciplinas. Se valen por ellos mismos aunque se vuelven enormes si están escoltados por las piezas adecuadas.

Luis Suárez y Neymar en el caso del cinco veces ganador del Balón de Oro (MSN); Draymond Green y Klay Thompson en el del Jugador Más Valioso de la NBA la campaña pasada (CTG). El tridente adopta en este caso un significado más colaborativo mientras guarda una esencia puntiaguda y afilada en su uso más ofensivo. Calidad suprema. Que Poseidón se agarre a su fisga y Atenea se suba a la copa del olivo.

¿Acaso hay alguien que haya podido resistirse a los tridentes de Golden State Warriors y F.C. Barcelona en los últimos años?

Pocos pueden decir que hayan sobrevivido a su mordiente sin contemplaciones. Ni siquiera los rivales grandes, los más potentes y capacitados para plantarles cara están siendo capaces de mantener sus corazones intactos cuando el atino es tan preciso que no hay escudo que frene su letalidad. El Barcelona lo ha ganado casi todo desde que Messi comenzó a maravillar al mundo entero en 2004. Su brillo siempre estuvo por encima de sus más fieles (e infieles) escuderos, por eso desde la temporada pasada su felicidad es plena. Por segunda vez desde la era Messi, los blaugranas alcanzaron el triplete (Liga, Copa del Rey y Liga de Campeones) y el líder argentino sonrió más de lo normal gracias a la compañía del uruguayo y brasilero.

Y en ese Edén del que cayeron jugadores tan importantes como Alexis, Ibrahimovic, Villa, Henry o Eto´o (estos dos últimos fueron artífices del triplete de la temporada 2008-09) sólo hay hueco para el tridente que durante dos años ha evidenciado una armonía inequívoca más allá del rosario de títulos que ha logrado el Barça desde 2004 (un total de 26 entre campeonatos nacionales e internacionales). En las dos últimas temporadas, no ha habido equipo en Europa que haya superado el potencial ofensivo del Barcelona, que permanece como el club con mejor porcentaje de victorias, con más goles anotados y mejor diferencial.

Con triunfos como el logrado ante el Valencia en la Copa del Rey esta semana, donde Suárez y Messi se repartieron el pastel, los catalanes mostraron la evidencia de que durante esta temporada se quieren superar a sí mismos. Líderes en liga y favoritos en Champions y Copa del Rey, los azulgranas continúan canalizando una filosofía futbolística en la que no todo el mundo tiene hueco, pero donde Neymar y Suárez se han adaptado a la perfección.

WARRIORS SIGUEN ESTELA DE BARÇA

Y así, mientras los dioses del fútbol se frotan las manos con su creación, los del básquetbol siguen moldeando su obra más primorosa de los últimos años: Curry.

Curry desde el perímetro, Curry en las cabalgadas a canasta, Curry en asistencias, Curry hasta en la sopa. Las defensas rivales llevan varios años buscando la manera de frenar a un jugador imparable cuyo rendimiento es mejor cada hora que pasa. Pero un rey sin torres, caballos o alfiles no llega ni a la mitad de la partida de ajedrez. El caso de LeBron James sirve de ejemplo. En Miami Heat se empapó de victorias gracias a que formó parte de un tridente marcado por la excelencia junto a Chris Bosh y Dwyane Wade. ¿Qué le pasó a Cleveland Cavaliers el año pasado? No salieron campeones porque faltaron unos escuderos que los Warriors tuvieron (mención especial a Andre Iguodala). Hay cosas que ni la divinidad puede evitar.

Green es la versatilidad, el sacrificio, el carácter y la fortaleza. Thompson es el par, el que ensancha la cancha todavía más y el elemento químico que hace que Curry sea más letal si cabe. A veces es necesario no brillar tanto en aras a que el equipo triunfe. En la comparativa entre Barça y Warriors, hay una diferencia abismal en la cantidad de años que han estado dominando sus respectivas disciplinas. La consecución del proyecto culé se ha extendido durante una década, los californianos todavía han de demostrar que son capaces de mantenerse como lo están haciendo San Antonio Spurs. Los de la bahía de San Francisco están convencidos de que quieren marcar una época y no les falta razón.

Están mostrando todavía más potencial tanto grupal como individual que el año pasado, cuando salieron campeones. En esta ocasión, Curry está superándose a sí mismo y ya aventaja al JMV que fue. Lo mismo sucede con los otros dos pinchos del tridente, y así los Warriors tan solo han sumado cuatro derrotas en lo que va de campaña (y 45 victorias). Siguen remando hacia la marca de Chicago Bulls en la temporada 1995-96 (72-10). Es tal el dominio de Curry potenciado por la solidaridad de sus compañeros de batalla, que ya supera el mejor porcentaje de la carrera de Michael Jordan (61 por ciento que logró en la temporada 1988-89). Sus récords siguen llenando páginas y gráficas mientras el resto de los mortales asistimos maravillados a semejante despliegue.

Ni los duelos de gladiadores en la Antigua Roma; ni los festines de emperadores y consejeros; ni los desultores que saltaban acrobáticamente de un caballo a otro. Lo que nos están brindando Messi, Curry y sus tridentes es para dejar boquiabiertos a los dioses de antaño, del presente y del futuro.

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