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¿Dónde están Dirk y Tim?: El inaudito Juego de Estrellas de 2016

TORONTO -- El dominio en la liga de Tim Duncan y Dirk Nowitzki ha sido tal que desde la temporada 1997-98 el Juego de las Estrellas siempre ha contado con la presencia de ambos jugadores - o al menos uno de ellos - sobre la duela.

Esta será la primera edición en 19 años que no veremos a los ala-pívots de San Antonio Spurs (debutó en 1998) y Dallas Mavericks (se le unió en 2002) en el encuentro de exhibición. Estarán ausentes porque el cambio generacional es ya una realidad y las viejas glorias deben dejar paso a los nuevos valores. Ley de vida. Y si no que le pregunten a Kobe Bryant, quien sí será uno de los titulares del plantel de la Conferencia Oeste y vivirá el último All Star de su carrera.

Cierto es que la Mamba Negra está lejos de su mejor nivel, pero una mezcla de logros colectivos e individuales han forjado una leyenda que ha calado en el público. Aun jugando la peor temporada de su carrera ha sido el componente que más votos ha sumado en un sistema selectivo popular en la forma, aunque discutible en el fondo. El anuncio de su retirada cuando finalice la presente temporada tuvo mucho que ver para que sus admiradores y admiradoras le brindaran en el sufragio su décimo octava selección estelar. Merece una despedida en condiciones.

La pregunta aflora con una instantaneidad efervescente. ¿Por qué Duncan y Nowitzki no han sido elegidos?

Se cumplen varios parámetros similares con los de Kobe. Ambos jugadores forman parte de la élite de la NBA y serán futuros miembros del Salón de la Fama. Acumulan campeonatos y han sido líderes indiscutibles para que sus franquicias los hayan logrado. Su productividad está siendo menor que la de sus años mozos (incluso no están llegando a las bajas esferas de Kobe). Y quizás el argumento más 'sentimentaloide': los tres son coetáneos, aspecto que da a entender que quizás también estemos viviendo las últimas temporadas en activo de Nowitzki (37 años de edad y 18 temporadas en activo) y Duncan (39 años de edad y otros 18 años en la NBA). El mensaje de un Juego de las Estrellas chapado a la antigua no ha calado.

Que se premie sólo a uno de dos estilos distintos de retirada sería como darle el caramelo al pequeño que más ruido hace y dejar sin nada al que se mantiene callado. Si se cumpliera el supuesto en el que viéramos a Nowitzki y Duncan decir adiós al final de este año, su silencio podría haberles dejado sin un Juego de las Estrellas de despedida, una opción que deberían haber merecido igual que Kobe. Si lo que se desea es dar paso a nuevas generaciones, ¿qué hace el escolta de los Lakers en el All Star?

Durante las votaciones del Juego de las Estrellas 2016, Kobe estuvo alistado entre los aleros y pívots en lugar de haber formado parte de la lista en la que ha sido candidato desde 1996: bases y escoltas. La presencia de D´Angelo Russell y Jordan Clarkson en los Lakers le ha llevado a jugar en la posición de tres en numerosísimas ocasiones este año, sin embargo resulta cuanto menos sorpresivo que un jugador grande del Oeste haya tenido que sacrificar su puesto de titular por un guarda natural.

El apunte es significativo ya que los cinco titulares salen de entre los tres aleros-centros y dos guardas más votados. La cara que se le habrá quedado a Zaza Pachulia, de los 'Mavs', debe ser un poema. Por otro lado, la lógica también impera en la presencia de Kobe y, como colofón, la contradicción por no ver a Duncan y Nowitzki es más que notoria.

Que cada uno forme su opinión en base a los supuestos y argumentos que elija, que para eso el Juego de las Estrellas está concebido para que gane el que más seguidores tenga o el que opere en un mercado más amplio. Bien es cierto que la posición también importa y los sacrificados de los nuevos tiempos son los hombres grandes. Ya lo dijo el centro de Sacramento Kings, DeMarcus Cousins, quien definió como "injusto" el sistema de votaciones. El ala-pívot de Chicago Bulls, Pau Gasol, quien finalmente sí firmará como presente tras la lesión de último momentos de su compañero Jimmy Butler, también expresó su descontento. Da que pensar que los sacrificados sean los hombres grandes justo en una época en la que están adaptando su juego, ampliando su abanico de posibilidades más allá de la pintura y siendo más versátiles.

Aunque dé que pensar, nada de esto debería manchar la fiesta de la NBA, una celebración que será inaudita desde 1998 y en la que echaremos de menos a Nowitzki y/o Duncan. Seguiremos pendientes de la gira de despedida de Kobe, los avatares de las nuevas promesas como Kristaps Porzingis o Karl-Anthony Towns, de la espectacularidad que nos brinden Stephen Curry, Klay Thompson, LeBron James, Kevin Durant, Zach LaVine... es el momento en el que la seriedad de la competición queda a un lado, aunque también debe quedar algo de espacio para la reflexión, porque en la liga como en la vida, siempre hay aspectos que se pueden mejorar.