NBA Selecciones
Gonzalo Aguirregomezcorta, ESPN Digital 8y

El exceso de confianza y la ausencia de puntería hicieron merma en los Warriors

LOS ÁNGELES – Mantener la concentración de manera indefinida es complicado cuando las victorias caen como fichas de dominó, una tras otra sin importar la envergadura de los rivales en un tablero dominado por Golden State Warriors. Cada partido es una final ya que los pupilos de Steve Kerr no se toparán con equipo alguno que no se tome los juegos ante los vigentes campeones como una prueba de fuego. Es ante ellos cuando tratan de dar el cien por cien, de buscar cualquier estratagema posible que frene el potencial de Stephen Curry, Draymond Green, Klay Thompson y es resto de una plantilla que va camino de quedar en el recuerdo de varias generaciones. Para que eso suceda, para que a la memoria no se la lleve el viento y sigan atados a la excelencia de aquellos Chicago Bulls de la temporada 1995-96, los Warriors no pueden permitirse el lujo de dejarse llevar por un exceso de confianza como el que les aniquiló ante unos Los Angeles Lakers desahuciados y perfectos en la victoria del domingo (112-95).

El discurso sobre el secreto de su éxito siempre reside en: trabajo, seriedad, calidad y ganas de disfrutar jugando al básquetbol. Así explican en los Warriors cómo se hace para haber perdido tan solo seis juegos en 61 encuentros disputados. Todos estos conceptos y la filosofía que les está haciendo grandes se vino abajo en 48 minutos.

Curry acumulaba cinco juegos sin bajar de los 33 puntos anotados y en ese lapso llevaba una media de 41.6 PPJ. Hace ocho días, batió el récord de la historia de la NBA en triples anotados en un partido con 12. Durante la derrota ante los Lakers, el armador no pasó de las 18 unidades y tan solo convirtió 1-de-10 intentos de tres. También perdió cuatro balones, tres menos que Green. Entre los dos sumaron más de la mitad de los 20 esféricos que dejaron escapar los campeones.

“No tuvimos suficiente energía al comenzar el partido. Ellos jugaron bien obviamente. Estuvieron muy agresivos, ejecutaron muy bien. Perdimos muchos balones en el primer tiempo y no nos dieron muchas oportunidades. Fue una de esas noches que quieres evitar a toda costa, pero sucedió”, afirmó Curry al concluir la cita.

Sucedió, según su coach, Steven Kerr, porque sus pupilos no llegaron preparados a la cita, porque el nivel de exigencia que se suelen dar partido a partido no fue el de siempre. Empezando por su líder, Jugador Más Valioso la temporada pasada y candidato máximo esta campaña. Y pasando por todos y cada uno de sus compañeros. El único que hizo los deberes fue un Andrew Bogut que anotó su máximo número de puntos este año con 10 unidades y el trabajo ofensivo de Green bajo el aro. La falta de movilidad de balón (el pívot y el ala-pívot los fueron los encargados de repartir asistencias: siete y nueve respectivamente) y la imposibilidad para anotar desde el perímetro de los salvavidas habituales obligó a reforzar el juego en la pintura. Entre Curry y Thompson sumaron un triple de 18 intentos. Inédito. Según el departamento de estadísticas de ESPN, ambos combinaron 0-de-17 cuando sus lanzamientos no estuvieron precedidos por un pase. Cuando lanzaron tras un pase, combinaron 13-de-23.

“En el tercer cuarto fallamos lanzamientos que generalmente entran. Eso cambió el ritmo. Nos frenaron bien y no logramos meter el balón en la canasta. Ellos en cambio comenzaron a anotar y construyeron su ventaja”, agregó el base de los Warriors. “Ese fue el principal problema en el segundo tiempo. Defensivamente creo que jugamos lo suficientemente bien como para seguir atados al partido. Fallamos muchos lanzamientos fáciles. Estas cosas pasan”, argumentó tras firmar uno de sus peores partidos de la temporada.

Las concesiones de los Warriors fueron demasiadas ante los mejores Lakers no sólo de esta temporada, sino de los tres últimos años. Los laguneros supieron aprovecharse de las 45 oportunidades de juego abierto que permitieron los visitantes. En cambio, cuando los campeones no lograron tener ese tipo de acciones abiertas, tan solo pudieron anotar un 31.8 por ciento, incluyendo un 1-de-20 desde el perímetro. No salieron las cuentas para el equipo con mejor balance de la competición, sus torres se vieron desbordadas ante la incapacidad de sus guardas, y los Lakers apretaron las tuercas hasta llevarse el triunfo gracias a la buena actuación de un D´Angelo Russell liberado (21 puntos, cinco asistencias y cuatro robos de balón), un Jordan Clarkson que se echó la ofensiva a la espalda de manera certera (25 puntos), un Julius Randle que volvió a sumar otro triple-doble (12 puntos y 14 rebotes) y un Marcelo Huertas que dejó destellos de su época en el F.C. Barcelona (10 puntos y nueve asistencias).

“Estoy contento por ellos. Están teniendo una temporada difícil y es una gran victoria para ellos. Se la merecen”, apuntó Kerr.

Los Lakers recibieron su octavo triunfo en casa como agua de mayo. Fue una victoria tan impredecible que los listos que apostaran por ella se estarán frotando las manos con los bolsillos llenos en este instante. Para los Warriors es como si les hubieran quitado un pelo de la pierna: molesta, pero no duele. Si hay un equipo que se puede permitir el lujo de perder un partido sin que salten las alarmas, ése es Golden State. Ahora, a pensar en Orlando Magic y en la posibilidad de birlarle el récord de juegos consecutivos ganados en casa a los Chicago Bulls de la temporada 1995-96 (45). Esa derrota sí dolería.

^ Al Inicio ^