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Gonzalo Aguirregomezcorta 8y

La mutación de Kobe: tomar las derrotas con filosofía

LOS ÁNGELES – Durante años hubo ocasiones en las que Kobe Bryant era impenetrable y las licencias que se permitió fueron incontables. Las tuvo a la hora de exigir a sus compañeros, ya se llamaran Shaquille O´Neal, Dwight Howard o Devean George, no había clases sociales cuando el objetivo era ganar campeonatos.

Se las permitió también cuando le plantó cara a Phil Jackson e incluso con los aficionados más ‘haters’ o los periodistas, a los que llegó a contestar con monosílabos y hasta con desprecio cuando los partidos no salían bien.

Durante casi dos décadas la 'Mamba Negra llegó a tener veneno para todos. Las cosas han cambiado desde que anunció su retiro. Su nivel de competitividad ha bajado varios grados y desde hace meses su objetivo ha sido simplemente el de disfrutar.

Si es con una victoria mejor, que la esencia nunca se pierda, pero también con el sosiego de la madurez, de la asunción de formar parte de un equipo destinado a la nada desde el comienzo de la temporada, que no da para más y contemplando la vida desde un prisma reflexivo.

Apenas acude a las prácticas junto a sus compañeros y ya no participa tanto.

El propio Marcelo Huertas confesó a ESPN Digital el viernes pasado que su papel es casi testimonial y que hay que estar alerta cuando contribuye con algún comentario constructivo, porque cada vez son menos las ocasiones en las que eso sucede. 

Los Lakers volvieron a perder, esta vez ante Washington Wizards en un partido insípido en el que John Wall se llevó la palma con 22 puntos y 13 asistencias, las mismas unidades que anotó un D´Angelo Russell que jugó a pesar de sufrir un pequeño esguince en el último encuentro ante Denver Nuggets.

Kobe volvió a aparecer a escena haciendo las delicias de sus seguidores, a los que tan solo les quedan cuatro juegos más en Los Ángeles para verle en acción.

El escolta comenzó con dos triples consecutivos en los dos primeros minutos y sumó otro más antes de finalizar el primer periodo. Finalmente alcanzó 17 puntos y dejó la duela a poco más de cuatro minutos para que finalizara el tercer cuarto. No se le volvió a ver el pelo en los últimos 12 minutos a pesar de que el respetable exigió su presencia.

Tras el compromiso y la responsabilidad de mostrarse ante unos fans ansiosos por tener una instantánea de los últimos momentos de su vida deportiva, llegó la mesura para volver a tener ese mismo compromiso en la siguiente tanda de afortunados que le disfrutarán en los próximos encuentros. Ante todo cabeza, y es que además de su capacidad para distribuir su participación, hace meses que Kobe aprendió a dimensionar las derrotas. Lo único que le importa en este momento es su adiós.

“Tan solo tienes que tener la perspectiva. Ya no mucho más que podamos hacer. Hay que tomarse lo malo tan bien como lo bueno. Tienes que tomártelo todo en fases. No puedes celebrar cuando ganas y capitular cuando pierdes”, afirmó Kobe a falta de nueve juegos para que se consuma su retirada.

Si alguien hubiera dicho hace ocho años que estas palabras salieron de la boca de Kobe, las carcajadas hubieran dado la vuelta al mundo. A la Mamba Negra todo se le perdona y en este punto de la película todavía más.

“Aún no me ha golpeado (el que le queden nueve partidos). Es una locura cada vez que lo pienso. Creo que me quedan cuatro juegos en casa. Es una locura. No me había dado cuenta de eso hasta poco antes del comienzo del partido. Pensé ‘wow, me quedan cinco encuentros en casa’, y ahora sólo son cuatro. Es una locura”, agregó.

Sus palabras fueron formuladas en el mismo habitáculo que ha ocupado durante años. En el lugar en el que se ha escrito gran parte de la historia de su carrera, ante unos rostros inquisidores y admiradores en muchos momentos, ante unos periodistas que sacaron lo mejor y lo peor de Kobe, pero que siempre estuvieron ahí para contar su historia.

“¿Qué si voy a echar de menos todo esto? Probablemente, quizás. Hice muchas entrevistas aquí en este vestuario. La que siempre recordaré será la de la noche en la que me rompí el tendón de Aquiles. Sí, echaré de menos estar aquí parado mientras veo cómo se dan codazos entre ustedes”, bromeó.

El tono de Kobe es otro y guarda aromas irremediables a despedida. Eso mismo está quitando todos los focos del mal momento que están viviendo los Lakers, tal y como afirmó el coach, Byron Scott.

“A pesar de ello no está ayudando a que evitemos las derrotas. Intentas que Kobe trate de disfrutar lo máximo posible. Sabemos cómo es”, apuntó.

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