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Ramona Shelburne, Escritora Senior de ESPN 8y

Steve Kerr sufrió más de lo que puedan imaginar

Para la mayoría del público reunido en el club de comedia de The Second City en Chicago, Steve Kerr sigue siendo el héroe de los Bulls que hizo el tiro de la victoria en 1997 en el Partido 6 de las Finales de la NBA. ¿Los títulos que ganó después en San Antonio? Un epílogo para su público. ¿El campeonato al que llevó a los Warriors el año pasado como entrenador novato? ¡Nada, si se compara con el golpe que le dio Michael Jordan!

Jamison Webb era el director de escena del The Second City cuando Kerr y su cuerpo técnico fueron a ver el show un lunes a finales de enero. Durante el intermedio, mandó a alguien a que le preguntara a Kerr si le gustaría pasar al escenario a participar en un juego de improvisación. "Pasó y el lugar se volvió loco", dice Webb. "Tenía todo lo necesario: confianza, se dejó llevar por la corriente, se la pasó bien y no se preocupó por quedar bien.

"Cuando estás actuando y existes en ese estado, es muy liberador. Es como si te concentraras tanto en lo que está sucediendo en el momento, que el resto de las cosas desaparecen".

Kerr y su esposa, Margot, han venido al club desde que Kerr jugaba para los Bulls a mediados de los años noventa. Tenían hijos pequeños, así que disfrutaban cualquier salida por la noche. Sobre todo, les gustaba reírse. Él solía hacer bromas por teléfono a estaciones de radio cuando era adolescente. Cuenta la leyenda que su mamá, Ann, todavía guarda una grabación de sus "mejores éxitos" en algún lugar. Ahora, en su día libre antes del juego con los Bulls, se encuentra improvisando con uno de los grupos de comedia más famosos de los Estados Unidos.

Kerr recibe una calurosa ovación y el cuerpo técnico ríe más que todos. Hace mucho que no lo veían relajarse.

Kerr se sometió a una cirugía de espalda en julio, solo semanas después de que Golden State ganara el campeonato 2014-15 de la NBA. La cirugía ocasionó filtración de líquido en su columna, por lo que requirió una segunda operación en septiembre. A finales de septiembre, Kerr y Margot celebraron en conjunto su cumpleaños 50 (cumplen años con un día de diferencia). "Tuvo una muy buena actitud", dice Margot. "Pero uno podía darse cuenta de que sentía mucho dolor".

Durante meses, se guardó todo. Batalló con intensas jaquecas y dolores agudos atrás de los ojos. Lo peor era no saber qué tenía o no saber si iba a mejorar algún día. Cuando eres atleta y te fracturas un hueso, el médico te dice que sanará en un plazo de cuatro a seis semanas. Esto era diferente. Kerr no obtenía respuestas. No era la espalda lo que le dolía, era la cabeza. Se sentía enfermo, débil, cansado y mareado. No dirigió los primeros 43 partidos de la temporada, y permitió que el entrenador asistente Luke Walton de 35 años se hiciera cargo del mejor equipo de la liga.

"Por supuesto que me enojo y enfurezco a veces", afirma Kerr. "Pero no puedo seguir así. No me hace bien".

Temía no volverse a sentir al cien por ciento aunque, en enero, durante un viaje por carretera a Detroit, Cleveland y Chicago, por lo menos quiso sentirse como él mismo otra vez. Y así fue como se adueñó del escenario en The Second City. "Eso fue justo cuando empecé a sentir que podía volver a disfrutar de la vida", dice Kerr. "Ya voy de salida".

Sería excelente poderle poner fin a esto y decir que Kerr se subió a ese escenario, se lució y volvió a ser entrenador sin sufrir más dolor. Pero no es así como continúa la historia.

No existe una explicación satisfactoria de por qué Kerr desarrolló dolores de cabeza. Una teoría es que el cambio en la cantidad de líquido cefalorraquídeo de la primera operación alteró su homeostasis y condujo a una enfermedad conocida como cefalea crónica diaria. Pero solo es una teoría. Básicamente ha tenido una terrible migraña todos los días desde julio. Algunos días se siente mejor y sale a caminar. Otros días ve destellos y busca una silla en donde apoyarse o una pared para sostenerse y evitar caerse.

Unas cuantas semanas después de la noche en el Second City de Chicago, Kerr se encontraba en la oficina de los entrenadores antes de un partido contra Phoenix con una bolsa de hielos sobre el cuello. Era el último partido antes de la pausa del All-Star, y lo único que quería era llegar a su casa en San Diego para descansar, hacer algo de yoga, disfrutar del sol, pedir comida a domicilio y ver Netflix durante horas. Pero cuando llegó a casa, su querido perro golden retriever de diez años, Óscar, que había estado enfermo, falleció rápidamente.

Durante los momentos más difíciles del verano y otoño, sacar a pasear a Óscar había sido una de las pocas actividades que alegraban a Kerr. "Es como si hubiera esperado a que Steve regresara a casa para poderse despedir", dice Margot. "Fue muy triste".

¿Se trata de algún tipo de prueba? ¿Era la manera en la que el universo estaba equilibrando las cosas para el hombre que había ganado cinco títulos de la NBA como jugador y otro como entrenador? ¿Retribución kármica por haber tenido la oportunidad de entrenar al mejor equipo de baloncesto de la historia? ¿Debía aprender una lección de todo esto? ¿El equipo necesitaba crecer de alguna manera?

"Ya habíamos hablado al respecto, en especial cuando estábamos en medio de la situación y sencillamente no sabíamos qué iba a pasar", dice Margot. "Nos preguntábamos, ¿cuál es la lección? Nos sentábamos uno frente al otro y nos decíamos, 'Tiene que salir algo bueno de todo esto. No hay otra opción, porque es el equilibrio del universo.

"Pero quién sabe. Puede que nunca lo descubramos".

La lástima es egoísta. Lo que lo hace sentir mejor es cerrar los ojos y recordar la felicidad que sintió al abrazar a Margot y sus tres hijos en la cancha después de que los Warriors vencieran a los Cavaliers y ganaran el primer título de la franquicia en 40 años.

"Me dan escalofríos de solo pensarlo", dice Kerr. "Como entrenador, toma una connotación especial porque te sientes responsable de mucha gente y su felicidad y bienestar".

La espalda le había estado molestando durante los playoffs pero se lo atribuyó a las largas horas de trabajo y el estrés. En el Juego 5 de las Finales, hizo un movimiento que realmente le molestó. Es posible que haya empeorado las cosas al jugar voleibol de playa y golf la semana antes del desfile de campeonato. Al poco tiempo, mientras que otras personas soñaban con cuántos campeonatos más podría ganar el joven y talentoso equipo de los Warriors, Kerr tenía dificultades para caminar de la habitación de su hotel al automóvil durante la Liga de Verano de Las Vegas. Los médicos le dijeron que tenía un disco roto.

"Cruzaba el casino y tenía que detenerse cada 20 metros a sentarse en esas pequeñas sillas que tienen enfrente de las máquinas tragamonedas", dice Margot. "No tenía otra opción, debía someterse a una cirugía de espalda".
En la cima del mundo una noche, revolcándose y retorciéndose de dolor tan solo unas semanas después. Nada dorado puede permanecer. "Te recuerda cuán frágil es todo", dice Kerr. "Suena a cliché, pero es realmente cierto. "Todos somos vulnerables. Tan vulnerables".

Kerr se cuidaba mucho antes de que comenzaran los problemas de espalda y dolores de cabeza. Hacía ejercicio prácticamente todos los días. Mantenía un equilibrio. Cuando los Warriors tenían un día libre, le decía a su personal que no fuera a la oficina y disuadía a sus jugadores de que contrajeran demasiadas obligaciones con los medios o patrocinadores. "Hace todo bien. Se cuida, trata a las personas de la manera correcta", dice Walton. "El karma debería estar de su lado".

La temporada pasada, Kerr llegaba a casa después de un viaje y le contaba con entusiasmo a Margot lo divertido que era entrenar este equipo. "Estaba simplemente alegre. Se sentía en las nubes", dice Margot. "Porque sabía lo especial que era este equipo y lo difícil que era armar un grupo como este".
Incluso este año, cuando ha tenido que superar lo peor, ante la pregunta de qué es lo que ha aprendido, Kerr responde cuán agradecido se siente. "Ganarme la vida haciendo esto, disfrutar del compañerismo y el estilo de vida, y cómo eso influye en nuestras familias, somos de las personas más afortunadas de la faz de la tierra, en realidad lo somos", dijo una lluviosa tarde en Sacramento a principios de enero.

El día anterior, se sintió tan mal que tuvo que cancelar un almuerzo con un amigo y posponer esta entrevista.

Hay algunas cosas que un hombre necesita guardar en su interior.

El 18 de enero de 1984, durante el primer año de Kerr en la Universidad de Arizona, su padre murió como consecuencia de un disparo de extremistas políticos en Líbano. El Dr. Malcolm Kerr era un destacado erudita sobre el Medio Oriente y presidente de la Universidad Americana de Beirut.

A Kerr no le gusta hablar sobre ese momento de su vida. Responde una o dos preguntas y después pide amablemente que se cambie el tema. Sin embargo, aunque estaba viviendo un infierno durante el verano y el otoño, recordó las lecciones que aprendió y la fuerza que encontró después del asesinato de su padre. "De la misma manera", dice Kerr. "Simplemente hay que ir día a día. Debes sumergirte en las cosas y la gente que amas, y seguir adelante".

En la soledad de su casa y con el objetivo de sanarse a sí mismo, dejó de consumir azúcar, cerveza y alimentos procesados. Hizo yoga y meditación en movimiento. Por las noches, leía libros espirituales como "Estás aquí" del monje budista Thich Nhat Hanh. Practicaba respiración para sobrellevar el implacable dolor.

Margot recorrió el Internet en busca de nuevos tratamientos que le pudieran ayudar. Se unió a grupos de apoyo de personas que sufren de dolores de cabeza crónicos. "No hicimos nada durante meses", dijo. "A veces, se sentía bien y nuestros hijos proponían algo y decidíamos salir a cenar. Después no valía la pena porque sabíamos que estaba muy incómodo".

Al final, el aislamiento era igual de doloroso que las jaquecas. Los días en los que se sentía suficientemente bien como para salir de la casa, Kerr veía algunos juegos desde el vestidor de los Warriors en el Oracle Arena. Esperaba a que Walton entrara en la oficina de los entrenadores después del juego y decía: "Gracias por la victoria, Luke".

Los Warriors terminaron 39-4 bajo la dirección de Walton, incluyendo un 24-0 al inicio de la temporada. Las reglas de la NBA establecieron que todos los triunfos de Walton se sumaran al registro permanente de Kerr, y de ahí que Walton fuera nombrado el mejor entrenador de noviembre con un registro 0-0.
"Se trataba de que nuestro cuerpo técnico ayudara a cubrir el puesto de un buen amigo, alguien por el que realmente nos preocupamos, alguien que obviamente armó todo esto", dijo Walton. "Simplemente estamos tratando de ayudar a nuestros jugadores hasta que nuestro entrenador regrese".
Bruce Fraser, entrenador auxiliar y mejor amigo de Kerr, hizo un trato con él: dejaría de preguntarle cómo se sentía si Kerr prometía decirle en cuanto comenzara a sentirse mejor.

En diciembre, Fraser se dio cuenta de que Kerr ardía de ganas de regresar a la cancha. Pero su amigo no le había dicho que se sentía mejor, así que Fraser intentó aliviarle un poco la presión durante uno de los primeros viajes que Kerr realizó a su regreso al equipo. "En el avión, estábamos platicando sobre un tema que no le interesaba. Y volteó con nosotros y dijo: "¿En serio están hablando de eso?" Dice Fraser. "Le dije: '¿Lo ves? No te estás perdiendo de mucho. Solo recuerda esto cuando estés sentado en el sofá sintiendo que te estás perdiendo de mucho'".

Significó mucho para Kerr que la cultura que había construido en el 2015 era sólida y autosuficiente. Demuestra que fue correcta su decisión de promover a Walton, al joven asistente Jarron Collins y al scout de avanzada Chris DeMarco, después de que el entrenador asociado Alvin Gentry se marchara para dirigir a los Pelicans.

"Todas las personas que contrato para mi equipo están cortadas con la misma tijera", dice Kerr. "Aunque todos son generosos y están comprometidos con el equipo, también son ambiciosos y trabajadores. Considero que hay dos tipos de ambición. Puedes ser ambicioso y formar parte de un equipo o puedes se ambicioso para tu propia carrera. Me agrada la gente que es ambiciosa para el equipo".

Aun así, extrañaba estar cerca de estos tipos. El compañerismo, la hermandad, las bromas privadas y las historias graciosas que suceden cuando un grupo está junto toda la temporada.

A principios de enero, Kerr llevó a su equipo al Caffe Mingo, uno de sus restaurantes favoritos en Portland. Todos se amontonaron en un automóvil de Uber.

"El conductor comenzó a decir que era absurdo que no me estuvieran reconociendo las victorias", recuerda Walton. "No sabía que Steve estaba en la parte trasera o no lo reconoció en ese momento. Así que Steve decía: "Sí, el entrenador es un verdadero estúpido. Solo piensa en sí mismo'. Después todos empezamos a intervenir en la conversación. Le dije: 'Sí, incluso creo que Steve llamó a la NBA para asegurarse de que le dieran las victorias'. El conductor del Uber decía, 'Vaya, suena como un verdadero idiota'".

Cuando llegamos al restaurante, el asistente especial Nick U'Ren le dio las gracias y dijo "Por cierto, permítame presentarle a nuestro entrenador, Steve Kerr".

Fue genial. Como en los viejos tiempos.

Unas semanas más tarde, Kerr subió al escenario del The Second City.
Debes sumergirte en las cosas y la gente que amas, y seguir adelante.

Kerr aún no le decía a Fraser que se sentía mejor. No empacó ningún traje para el viaje al oeste medio. Pero después de que los Warriors regresaron a casa, comenzó a soltar indirectas de que podría regresar. Bromeó con Fraser y le dijo que posiblemente una de esas noches tomaría la decisión de volver a entrenar. Fraser sonrió y dijo: "¿De verdad?"

El 22 de enero, los Warriors comenzaron una ronda en casa de tres juegos, entre los cuales estaba incluido un partido contra sus principales rivales, los Spurs, a quienes con frecuencia Kerr llama los White Walkers (Caminantes Blancos) del programa Game of Thrones (Juego de tronos). Cuando el momento llegó, Kerr no hizo gran alarde. Antes de una sesión de video en la práctica matutina del equipo de cara al juego del viernes contra Indiana, simplemente comentó: "Voy a dirigirlos esta noche".

Los jugadores se volvieron locos. Si les hubieran informado con anticipación, hubieran planeado una celebración. Sin embargo, tuvieron que improvisar.
Durante el campamento de entrenamiento, los Warriors invitaron a Brandon Armstrong, imitador de las estrellas de la NBA, para que se burlara de ellos de forma que fuera gracioso en el momento y para tenerlo grabado para el resto de la temporada. Armstrong imitó muy bien a Steph Curry y Draymond Green. Pero realmente se lució con Kerr.

Había encontrado un video de Kerr celebrando el título de la NBA de 1996-97 con los Bulls. En el video, Kerr lanza las manos al aire y deja escapar un agudo canto de pájaro. Graciosísimo. Armstrong lo imitó perfectamente, y los entrenadores de Golden State mostraban el video siempre que el equipo necesitaba reírse.

Cuando Kerr le informó al equipo que iba a dirigir de nuevo, eso fue lo primero que se le vino a la mente a Curry. El actual MVP alzó los brazos hasta el cielo y cantó como un gallo. Steve Kerr no estaba al cien por ciento, pero estaba de regreso.

"La gente me pregunta qué fue lo que aprendí de estar alejado del basquetbol tanto tiempo", dijo. "Honestamente, solo que en realidad lo extrañaba".

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