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Stephen Curry y el dilema de ver el juego desde la banca

Los problemas de Stephen Curry con el tobillo le obligaron a perderse parte del Juego 1 y el Juego 2 al completo ante Houston Rockets.

Mientras permanece en estado cuestionable y toda la información de Golden State Warriors previa al Juego 3 giró en torno a si podría participar o no, hay algo que se echa de menos: un ápice de coherencia. El único hombre capacitado para sacar a relucir esa coherencia es Steven Kerr.

El coach tiene la obligación de decirle a su pupilo que se eche a un lado, que no fuerce la maquinaria tan pronto y que descanse por el bien suyo y del equipo. Le sobran las razones. Con la serie perfectamente encarrilada frente a unos Rockets incapaces de despeinar a sus rivales en los dos primeros juegos, los Warriors están encontrando en Klay Thompson al líder que hace que Curry sea sustituible en momentos de emergencia. La productividad del escolta está llegando a cotas altísimas y está sabiendo absorber la responsabilidad anotadora. Los datos hablan por sí solos: en los encuentros que Thompson ha jugado contra los Rockets sin su compañero, sus anotaciones casi se triplicaron con respecto a los que sí compartió duela con él (36.0 PPJ frente a los 13.3 PPJ), sus porcentajes de acierto son mejores (51.1 por ciento contra 30.2 por ciento) así como desde el perímetro (9-de-19 frente a 3-de-18).

Thompson está siendo una garantía ante unos Rockets indefensos que lograron la clasificación por los pelos en la Conferencia Oeste y a los que les tocó bailar con la más fea en esta postemporada. Su destino parece más que escrito y no es necesario que Curry aparezca en escena a no ser que se produzca un milagro en los dos partidos del Toyota Center.

Kerr deberá saber gestionar algo muy complicado: decir no a la estrella de su equipo si el tobillo no está al cien por cien. La tarea es ardua ya que la presión que ejercen los jugadores clave por estar presentes en los partidos más atractivos es total. No es la primera vez que Curry se retuerce en el banquillo porque no puede ayudar a sus compañeros (ya fuera por acumulación de faltas tempraneras o por alguna molestia), sin embargo, si los Warriors le quieren tener en perfectas condiciones de cara a las siguientes rondas en su camino para tratar de lograr su segundo título consecutivo, los riesgos han de ser mínimos.

Y qué mejor que apartarle de sus labores que ante unos Rockets que defensivamente no son capaces de dar la talla. Si James Harden hubiera afrontado los partidos con la misma intensidad defensiva que ofensiva, su equipo no habría tenido problemas para haber logrado una mejor posición en el Oeste de cara a los playoffs. Cuando protege la pintura, el escolta adopta un rol de mero espectador tan evidente que cuesta creer que siga en la duela. Su mordiente es nula, nunca se anticipa a las jugadas, no lee las acciones, no sigue a su marca, no dificulta la labor de sus rivales y se limita a observar cada jugada defensiva como si la cosa no fuera con él, como si estuviera comiendo palomitas en algún remoto asiento del estadio.

Hace una semana, Harden se encargó de defender a Kobe Bryant en la despedida de la Mamba Negra de Houston. Dio la sensación de que le dejaba espacios solo por condescendencia, algo que de por sí ya sería ridículo. Sin embargo esa no fue la razón. La realidad dice que Harden tiene serias carencias defensivas.

Durante la serie ante los Warriors también hay que sumar que su producción ofensiva está siendo pobre. Tan solo logró 22.5 PPJ en los dos primeros partidos, unos números muy inferiores a la media de 29.0 PPJ que logró durante la temporada regular. Draymond Green fue el encargado de contener a Harden durante el Juego 2, mientras que el propio Thompson hizo lo propio en el Juego 1. La presión de los defensores fue tal que de los 14 lanzamientos que intentó ante ambos, 13 fueron repelidos con éxito. Además, en los dos partidos, el escolta de los Rockets llegó a perder hasta 11 esféricos en total.

Con este panorama tan poco alentador para los Rockets y con tres potenciales series más por delante para volver a llegar a la cima, ¿Acaso no es un momento ideal para que Curry vea al toro desde la barrera?