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Brian Windhorst, ESPN.com 8y

Siete pies sin tregua: La historia no contada de Steven Adams

EN UNA SOLEADA tarde invernal de sábado, a las afueras de la Oklahoma City, Steven Adams, de 7 pies (2.13 metros), sobresale de entre un grupo de canosos fans en la comunidad de jubilados de Epworth Valley. Adams nunca antes había jugado bingo. No importaba, se mueve por toda la sala como un político, contando chistes y firmando autógrafos.

Y compitiendo.

En un momento determinado, una octogenaria de su misma mesa cree que ha ganado. "B-6, I-22, N-40, G-57 y O-62," grita.

Resulta que uno de los números estaba equivocado. Adams, de 22 años, se le acerca. "Un poco prematuro, cariño", dice usando su acento neozelandés. "Pero qué guapa familia tiene". Da un vistazo al botón prendido de su pecho, donde presume a sus tres nietos.

Al final del día, Adams también resultó ganador de un juego "blackout" de bingo (en el que su compañero de equipo, Enes Kanter hizo trampa al jugar seis cartas a la vez), y presumió su habilidad para vencer a los "viejos" en un juego fortuito.

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ADAMS CRECIÓ en Rotorua, una pintoresca ciudad en una cadena de lagos en el centro de Nueva Zelanda. El paisaje, las aguas termales y los geiseres, que escupen azufre y le dan a la zona cierto aroma a rancio, atraen a numerosos turistas.

"Huele todo el tiempo como si alguien se hubiera tirado un pedo", dice Adams, "pero te acostumbras".

Adams es el más joven de 18 hermanos. "Mis hermanos me molestaban así que lloraba mucho de niño", recuerda. "Era la única defensa que tenía. Pedirles que dejaran de hacerlo no funcionaba. Cuando lloraba salía mi padre al rescate. Mi padre era mi caballería".

Sid, su padre de 2.10 m, tenía hijos con cinco mujeres distintas; la madre de Adam es originaria de Tonga, una pequeña isla del Pacífico Sur. Sid tenía más de sesenta años cuando Steven nació. Para cuando Adams lo conoció, Sid estaba agotado después de una larga vida y marcado por un accidente automovilístico que había lesionado gravemente sus piernas.

Cuando Sid falleció después de una larga lucha contra el cáncer de estómago, Adams dejó de ir a la escuela. Le mentía a sus hermanos. Comenzó a pasar tiempo con algunos miembros de una pandilla local, los Mongrel Mob, aunque nunca se unió oficialmente.

"La iniciación era brutal", dijo. "Básicamente te golpeaban fuertemente. No estaba interesado en eso".

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ADAMS NECESITABA AYUDA. Uno de sus hermanos, Warren, tuvo una idea. Steven medía aproximadamente 6'5" (1.95 metros) a los 14 años, y venía de una familia con habilidades atléticas casi míticas. Su hermana Valerie se convirtió en ídolo nacional después de que ganó medallas de oro en impulso de la bala en los Juegos Olímpicos de 2008 y 2012. El mismo Warren había jugado básquetbol con la selección nacional de Nueva Zelanda.

Warren le llamó a un antiguo compañero de equipo, Kenny McFadden. McFadden, un estadounidense que alguna vez jugó en Washington State bajo la dirección de George Raveling, había jugado de modo profesional en Nueva Zelanda. Se enamoró del país y, después de retirarse como jugador, comenzó su trayectoria como entrenador y ejerció una creciente influencia en el básquetbol juvenil a nivel nacional.

McFadden le dio una oportunidad al más joven de los Adams. Le consiguió una beca en Scots College, una escuela presbiteriana centenaria en Wellington. El costo de la matrícula y el alojamiento desde la escuela secundaria hasta la preparatoria puede ascender a más de $150,000.

Steven emprendió el viaje de seis horas hacia Wellington y se veía sumamente descuidado cuando se presentó: el cabello desarreglado hasta la mitad de la espalda y una tenue pelusa que le cubría el rostro. Vestía ropa andrajosa, sus habilidades de lectura y redacción eran insatisfactorias y su actitud era aún peor.

"Nunca antes había usado una corbata. Era un bosquimano", dijo. "Mis ahora amigos pensaban: '¿Quién es este asesino?' Me sentía realmente incómodo en un principio".

El código de vestimenta exigía una corbata y un llamativo saco rojo con una insignia, según la tradición inglesa. En el primer día de Adam, se presentó a clase sin un bolígrafo o papel, lo cual tuvo que pedir prestado.

McFadden encontró a un maestro dispuesto a poner a Adams en orden y ser su mentor. Una vez que desaparecieron el polvo, el cabello y el miedo, los educadores descubrieron una personalidad encantadora. McFadden comenzó a trabajar en su básquetbol, comenzando con entrenamientos a las 6 de la mañana antes de la escuela y otras dos horas después de la escuela. Esto continuó durante años. La población de Scots College decidió criar a Steven Adams.

"Mejorar se volvió una adicción", dijo Adams. "Mi entrenador me puso el objetivo de hacer una clavada en un juego, una jugada en la que cacheteas el balón después de un rebote. Nunca lo había hecho. Me dijo que me regalaría un par de zapatos nuevos si lo lograba. Solo seguí intentándolo. No lo lograba, por más que lo intentaba. Me tomó casi un año. Finalmente, en un juego lo logré. Sucedió. Estaba realmente emocionado, me sentí muy bien. Cuando finalmente sucedió, no me importaban los zapatos. Desde ese momento, me volví adicto al éxito, al sentido de logro".

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PARA CUANDO cumplió 16, Adams medía casi 2.08 m, y se desarrollaba rápidamente como jugador, lo que comenzaba a llamar la atención más allá de Nueva Zelanda. McFadden enviaba videos y aprovechó sus conexiones para que Adams recibiera una invitación a Adidas Nations, un campamento para jóvenes promesa internacionales en Los Ángeles. Era el primer viaje de Adams al extranjero.

"Es de cierta manera un milagro, porque no se juega mucho básquetbol allá", dijo Mark Bryant, entrenador auxiliar de los Thunder quien ha viajado varias veces a Nueva Zelanda para trabajar en campamentos con Adams. "De donde viene son muy duros, porque todos juegan rugby, y si no hubiera sido por Kenny, de ninguna manera hubiera llegado hasta donde está hoy. Lo encontró, le enseñó y consiguió que lo vieran".

Cuando Adams llegó a California, jugó con el equipo latinoamericano, porque no había otros jugadores de su región. Todo eso pudo haber desorientado a Adams, pero después de la experiencia que vivió cuando cayó en el desconocido mundo de Scots College, ya nada le parecía extraño.

"En Scots me encendieron una llama", dice Adams. "Me abrieron los ojos. Ahora, me interesa cualquier cosa".

Adams terminó jugando una temporada en Pittsburgh, gracias a que el entrenador Jamie Dixon había jugado profesionalmente en Nueva Zelanda. El pívot de 2.13 m fue elegido en la lotería por los Thunder, un pick que el equipo obtuvo como parte del acuerdo por James Harden. Justo o no, eso creó expectativas.

Ha desarrollado una reputación de ser inquebrantable. Este fue el caso prácticamente desde el primer día. "Simplemente tiene tanta energía, es tan inocente", dijo su compañero de equipo Nick Collison. "No se impresiona fácilmente, no le gusta tomar las cosas con demasiada seriedad. Supongo que así es su cultura. Te dice, 'No te creas tan importante'. No creció con el sueño de jugar en la NBA y se nota".

Su primer campo de entrenamiento de la NBA, como novato en el 2013, incluyó varios días de aguerridos ejercicios y enfrentamientos con veteranos. Finalmente, el legendario Kendrick Perkins encajó un codo en el pecho de Adams, lo volteó a ver y le gruñó.

"¡Yo soy el único espalda plateada!" Perkins dijo con su distintivo ceño fruncido.

Adams se rio. "De inmediato te dabas cuenta de que este muchacho únicamente venía a trabajar", decía Perkins. "Creo que ni siquiera conocía a muchos de los rivales cuando llegó a la liga. No se sentía deslumbrado. No podía importarle menos".

Eso es verdad. Adams prácticamente no sabía nada sobre la NBA cuando llegó. Cuando era niño, uno de sus hermanos tenía un antiguo video juego. En el juego, el mejor jugador era Peja Stojakovic, dice Adams. Y su hermano tenía un póster de Larry Bird. Así que cuando Adams comenzó a jugar, encogía los hombros con frecuencia y no había nada de condescendencia, lo que inquietó a una larga lista de rivales.

Durante su temporada como novato, Nate Robinson le pegó en el estómago. Vince Carter le golpeó el lado de la cabeza con el codo. Jordan Hamilton le dio un golpe en el hombro. Larry Sanders le encajó el codo en el cuello. Zach Randolph le dio un puñetazo en la mandíbula y, en consecuencia, Randolph fue suspendido para el Juego 7 de la primera ronda de los playoffs de los Thunders con los Memphis Grizzlies hace dos años.

La temporada pasada, Nick Young de Los Angeles Lakers fue expulsado por golpear a Adam en el cuello con el antebrazo. Young dijo que Adams era un "sigiloso y sucio jugador" y que su juego había provocado que Young "perdiera la cabeza un poco, se volviera loco".

"Básicamente quería escuchar al entrenador", dijo Adams. "Mi entrenador Scotty Brooks me gritó desde un principio que no debía reaccionar porque podía perjudicar a mi equipo. Así que duele, pero no quiero perjudicar a mi equipo".

Bryant, entrenador de Adam, se ríe cuando piensa en ello.

"Steven no reacciona. Son ellos los que reaccionan", dice. "La mayoría de las veces Steven empieza".

ADAMS HA EVOLUCIONADO. Ya no pelea tanto con los rivales, quienes ya lo conocen. Y él los está conociendo. Adams se ha aprendido los nombres de sus colegas y sus tendencias. Ahora estudia a Tim Duncan y Marc Gasol. Los minutos y la producción por minuto de Adams van en aumento: Este año, terminó la temporada regular en el decimosegundo lugar en positivo-negativo real defensivo de la liga, y entre los 50 mejores en clasificación general.

"Todo avanza lentamente. Deberá pasar mucho tiempo para que las cosas estén donde quiero que estén", dice Adams. "Estoy muy lejos pero me estoy esforzando. Estoy acostumbrado a los viajes largos".

Otra prueba más de su madurez: Adams patrocina campamentos en Nueva Zelanda. El año pasado participaron más de mil niños. Hizo una inversión considerable para dotar de becas a los jóvenes promesa de Scots College. Y una de sus sobrinas demuestra gran potencial y espera jugar en la universidad en los Estados Unidos.

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HAMBRIENTO: ESA ES LA palabra. Adams ama la comida, especialmente la comida étnica de todo el mundo. Alguna vez introvertido y pueblerino, ahora pasa la mayor parte del tiempo entre temporadas viajando. Y comiendo.

"Puede comer todo el día", dice Collison. "A principios de este año, fuimos a Miami. Algunos de nosotros fuimos a Whole Foods después del entrenamiento. De Whole Foods se fue a un restaurante italiano, después a un lugar de sushis y, más tarde, estaba listo para la cena. Cuando vamos a cenar, pide un aperitivo, por lo menos dos entradas, cualquier cosa que quiera probar. Siempre hemos escuchado la historia de Michael Phelps y sus calorías ilimitadas. Nunca lo comprendí, pero Steven es así".

"Pruebo cualquier cosa", dice Adams, "pero los testículos de puerco en Taiwán fueron demasiado. Bueno, no estaban tan mal. Había un platillo que probé allá, la traducción es: 'El monje salta sobre la cerca'. Es un platillo de pescado con todo tipo de especias. Era hermoso... era poesía. Tenía una historia completa.

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