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Razones por las que los Cleveland Cavaliers se frotan las manos

No hay mejor sensación para un equipo de la NBA que presenciar cómo se desgasta su potencial rival en la siguiente ronda de los playoffs. Cleveland Cavaliers descansa en silencio por segunda vez durante la postemporada. Barrieron a Detroit Pistons e hicieron lo mismo ante Atlanta Hawks para convertirse en el equipo que más placidez está encontrando en su camino hacia la gloria. LeBron James, Kyrie Irving, Kevin Love y compañía se frotan las manos mientras contemplan desde la distancia la serie entre Miami Heat y Toronto Raptors (2-2).

La igualdad es evidente en una eliminatoria con tres prórrogas en cuatro partidos. Si por los Cavs fuera, que se extienda a siete juegos. El desgaste físico de los dos equipos les expone al lastre fortuito de las lesiones como ha sucedido con Hassan Whiteside, quien sufre un esguince de rodilla y Jonas Valanciunas, aquejado de un esguince en el tobillo. Todo vale en la pugna por el campeonato, incluso los pensamientos impuros.

El gozo de los Cavs va más allá. Tampoco pierden de vista a Golden State Warriors y el sufrimiento en la serie ante Portland Trail Blazers les mantiene alerta de la misma manera en la que permanecen atentos al progreso de Stephen Curry. Todo vale en la senda hacia el campeonato. No obstante, que nadie se engañe, la responsabilidad de tocar el cielo depende única y exclusivamente de ellos mismos. Ni el desgaste, ni las lesiones, ni el sufrimiento significan que las cosas vayan a ser sencillas para los Cavaliers. Es la combinación de factores lo que cuenta, pero es necesaria la excelencia grupal e individual de los finalistas de la temporada pasada, es vital el construir ese ritmo que sus rivales ya tendrán inyectados en vena.

Los Cavaliers se frotan las manos por lo que ven, pero también por lo que sienten. Postrados en la comodidad de haber hecho los deberes antes de tiempo, la evolución de su juego ante los Hawks ha ampliado el abanico de virtudes. El peso de LeBron es innegable, sin embargo aquellos que pensamos que el éxito de Cleveland dependía única y exclusivamente de acierto de ‘El Rey’, estamos equivocados. El conjunto dirigido por Tyronn Lue no es el mismo que llegó a las Finales el año pasado.

La creatividad que demostraron ante Atlanta derivó en una excelente movilidad del esférico y la creación de espacios para dar alternativas desde el perímetro. Lograron un balance de 16-de-37 en triples y se convirtieron en el primer equipo en anotar al menos 15 lanzamiento de tres en cuatro partidos seguidos este año, ya sea en temporada regular o playoffs. Y esos 77 puntos perimetrales que alcanzaron en los últimos cuatro encuentros empataron con el segundo mejor registro en cualquier serie en la historia de la NBA.

La diferencia es abismal con respecto a la temporada pasada. La LeBron-dependencia –que siempre existirá allá donde vaya el alero- es menor y las opciones más variadas. Los Cavs son el equipo que mejor aprovechó las oportunidades de tres sin oposición (59 por ciento), los lanzamientos desde las esquinas (51 por ciento), los tiros rápidos (50 por ciento) y directamente de pases (52 por ciento). No hay equipo en la NBA que les haya plantado cara en estos aspectos.

Love e Irving son también culpables de la evolución de las alternativas de los Cavs ideadas por el coach. El primero especialmente, quien fue imparable desde el perímetro el domingo ante Hawks con ocho triples. Si su ausencia en buena parte de la postemporada del año pasado hizo mucho daño a Cleveland, su pesencia en estos playoffs le está dando un confort que podría ser clave. Y por encima de todo, LeBron, siempre LeBron, quien se regocija en la lejanía consciente de que está contando con más descanso (tres minutos y medio menos de juego por partido). Además, no estamos viendo la mejor versión del dos veces campeón de la NBA, quien está registrando los peores números en anotaciones de su carrera en las 11 postemporadas que está disputando: 23,5 PPJ (la media de su carrera está en 28.0 PPJ).

Hay motivos de sobra para que los Cavaliers mantengan intacto su positivismo con el devenir de las dos potenciales series que les quedan. Es ahora cuando tienen que demostrar de qué pasta están hechos. Barrer a sendos rivales en las dos primeras eliminatorias no es fácil, como tampoco lo es no caer en la relajación y en la falta de ritmo. La historia no está a favor de los equipos que llegan a la final de conferencia con ocho juegos ganados al hilo. Desde 2003 (momento en que la primera ronda constó de siete partidos) solo cuatro equipos lograron estar en la situación en la que se encuentran los Cavs en la actualidad. Ninguno de ellos venció en las Finales.

Dormirse en los laureles es una posibilidad y Cleveland tendrá que luchar no sólo contra sus rivales, sino contra un estado de ánimo que podría convertirse en su peor enemigo.