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Sebastián Martínez Christensen, Escritor ESPN Digital 8y

La misión imposible de los Cleveland Cavaliers

CLEVELAND -- Pat Riley una vez dijo: "Las series no comienzan hasta que un equipo gana un juego en la casa del rival".

Precisamente a esas palabras se están aferrando únicamente los integrantes de los Cavaliers, ahora que se encuentran abajo 0-2 en las Finales de la NBA.

En la previa, este resultado parcial era una posibilidad real; después de todo los Warriors ganaron más partidos de temporada regular que cualquier otro equipo en la historia, y el camino hacia las Finales era visiblemente más difícil atravesando la conferencia del Oeste.

No obstante, creo que ni el más pesimista se imaginaba la forma en la cual se llevaron a cabo las derrotas.

Cleveland ha perdido los primeros dos encuentros por un diferencial de 48 puntos, la marca más alta en la historia de las Finales de la NBA, y si les soy sincero esa disparidad hasta se queda corta en comparación a lo que hemos visto en el tabloncillo.

Los Warriors han dominado a placer a pesar de que el reinante Jugador Más Valioso, Stephen Curry, tuvo un mal primer juego y se metió en problemas de faltas en el segundo. Golden State ha sido el mejor equipo a pesar de que Klay Thompson, quien salvó la temporada de los Warriors con 11 triples en el sexto juego ante Oklahoma City, ha estado muy por debajo de sus estándares. El equipo de Steve Kerr acaba de ganar el segundo juego por 33 puntos a pesar de haber cometido 21 pérdidas de balón.

En esta liga, todo se trata de pareos; hay rivales que quizás son inferiores a otros, pero por estilos lo complican. ¿Cómo tu equipo luce en papel ante cada rival específico?

Y la respuesta en el caso de los Cavs ante los Warriors es muy mal.

Los hombres grandes de Cleveland no tienen el atleticismo para marcar bien en el perímetro, tienen repertorio ofensivo limitado y para colmo de males las segundas dos piernas --Kyrie Irving y Kevin Love-- de tus "Grandes Tres", son un problema defensivamente, sobre todo a la hora de reaccionar ante el pick and roll donde Golden State hace la mayoría del daño.

Está claro que Irving puede y debe mejorar (menos de 30% de aciertos), que LeBron James, quien lució realmente frustrado el domingo, puede ser todavía más agresivo y que deben bajar las pérdidas, pero si Richard Jefferson es tu segundo mejor jugador, como lo fue en el segundo partido, en el 2016, tienes un problema todavía más grande.

Lo cual nos lleva a la parte más preocupante de todas para los Cavaliers: no mostraron respuestas anímicas en un partido que para ellos era a vida o muerte.

Si no me creen, sepan nomás que apenas tres equipos en la historia han revertido un déficit de 0-2 y que la última vez que los Warriors perdieron cuatro encuentros en un trajín de cinco fue en noviembre del 2013.

No obstante, Cleveland pasó más tiempo apuntando dedos y confundiendo asignaciones defensivas, que simplemente concentrándose en dar el 200 por ciento un partido decisivo.

Oracle Arena es un lugar muy difícil para visitar, pero en el tercer cuarto los Cavaliers parecieron bajar los brazos, y eso fue muy llamativo en mis ojos.

La cosa no se pone más fácil con la presencia de Love en duda, debido a que ha ingresado en el protocolo de conmoción cerebral de la liga.

Sin él defensivamente hasta podrían mejorar, pero ofensivamente van a sufrir, sobre todo tratándose de un plantel que tiene limitadas maneras de hacerte daño, sobre todo cuando se lo compara con los profundos y versátiles Warriors.

Esto es deporte, y una de las razones por las cuales nos gusta tanto, es que es impredecible.

Las Finales se mudan a Cleveland, y los Cavs también se hacen muy fuertes ante su público; están obligados a ganar los dos juegos en su casa si quieren seguir soñando con el título.

Pero la realidad es que no se me ocurren muchas variantes que los Cavaliers puedan emplear consistentemente para revertir este resultado adverso.

Los Warriors son el mejor equipo, y lo más loco es que ni siquiera han desplegado su mejor juego en esta serie.

Lo cual nos regresa a aquella famosa frase de Pat Riley, y a juzgar porque cómo se han dado las cosas, me animo a decir que la serie comenzará y hasta podría terminar en Cleveland.

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