<
>

LeBron James no será el mejor, pero es único

Tres días han pasado desde que los Cavaliers vencieron a los Warriors en un épico séptimo juego para darle a Cleveland su primer título deportivo profesional en más de medio siglo. Es un buen momento para poner en perspectiva, con cabeza fría, la trascendencia de estas finales para la NBA y para la carrera de LeBron James.

Justo antes de empezar la serie me pidieron un pronóstico y cuando dije que los Cavs ganarían en siete juegos, imaginé una serie diferente. Kevin Love no fue la amenaza en el perímetro que muchos esperábamos y su aporte ofensivo fue casi nulo excluyendo los juegos uno y siete. La gran diferencia entre 2015 y 2016 fue Kyrie Irving y sus 27 puntos por juego. El año pasado, fuera de LeBron James, nadie en Cleveland promedio más de 14 puntos por encuentro.

Este deporte no se gana solo. No lo hizo Jordan que tuvo a Pippen, Rodman y Kukoc entre otros; tampoco Magic quien contó con Kareem, con Worthy, Scott y Cooper. Kobe tuvo a Shaq primero y a Pau Gasol después. Y así podemos seguir con decenas de ejemplos. Denle a LeBron James un buen equipo y muy probablemente será campeón, denle uno mediocre y estará en las finales, después de todo lleva seis consecutivas y siete en total.

Hablemos primero de estas finales en particular. Si uno revisa los números de James encuentra que anotó menos puntos y tomó menos rebotes que en las finales de 2015 pero fue notablemente más efectivo en su porcentaje de tiros de campo (49.4% vs 39.8%). La otra gran diferencia tiene que ver con su aporte en el lado defensivo donde duplicó sus robos por partido (2.6) y prácticamente quintuplicó sus bloqueos (2.5).

Esos números tienen una explicación muy sencilla. James entendió rápidamente que esta vez sí podía contar con el resto de sus compañeros y no debía tomar cada tiro a la ofensiva. En 2015 LeBron intentó 196 disparos al aro, este año registró 166, es decir 30 intentos menos en una serie que tuvo un juego más. Eso le permitió rendir físicamente a otro nivel y concentrarse más en sus tareas defensivas.

Cierto, el triple de Kyrie Irving sentenció el triunfo de los Cavs en el séptimo juego. Pero un par de minutos antes, LeBron hizo la jugada clave de la serie en mi opinión. Ese bloqueo a Andre Iguodala cuando el juego seguía 89-89 mantuvo a Cleveland vivo.

Iguodala parecía listo para anotar una bandeja de rutina y James lo alcanzó después de arrancar unos cuántos metros atrás bajo el otro tablero. LeBron en estado puro.

El termómetro de la carrera de James, por muchas razones, será siempre Michael Jordan, y eso es de por sí una muestra de la trascendencia del nacido en Akron que (a veces nos olvidamos) apenas tiene 31 años. A esa edad Jordan había jugado y ganado tres de sus seis finales y se había retirado temporalmente del baloncesto. LeBron ha perdido cuatro finales pero también es cierto que su primera la jugó cuando tenía 22 años y solo cuatro temporadas en la liga (Jordan la jugó en su séptima temporada).

En sus tres títulos LeBron fue el MVP de las finales pero en ninguna su impacto fue tan legendario como en esta. Ningún jugador en la historia, no Jordan, no Magic, nadie había terminado líder de puntos, rebotes, asistencias, robos y bloqueos en una final hasta que James lo hizo este año. Es más, nadie lo había hecho en ninguna serie de postemporada. Solo tres jugadores en la historia han registrado un triple doble en el séptimo juego de una final: Jerry West, James Worthy y LeBron James. ¿Todavía le criticamos que se esconda en los momentos difíciles?. Entre los juegos 5 y 7 de las finales (todos enfrentando la eliminación) LeBron James anotó o asistió el 57% de los puntos de Cleveland.

Si a esta altura alguien todavía duda que LeBron James es un jugador diferente a todas las leyendas que hemos visto antes, no habrá anillos de campeón que le hagan cambiar de opinión.

Leo sus opiniones en Twitter @tonycherchi