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Gonzalo Aguirregomezcorta, ESPN Digital 8y

Nada como la relación entre Gregg Popovich y Tim Duncan‏

No hay relación en la NBA entre un coach y un jugador como la que tuvieron Tim Duncan y Gregg Popovich. No hay dirigente que se haya despedido de una manera tan emotiva de uno de sus pupilos como lo hizo un ‘Pop’ por momentos emocionado y luchando por contener las lágrimas. Conocido por todos como uno de los muros más impenetrables de la liga, el estratega de San Antonio Spurs desnudó una sensibilidad que sólo aflora en contadas ocasiones. Anteriormente, se le había visto semejante vulnerabilidad con el fallecimiento de gente que pasó por su vida, ahora también la desnudó tras la retirada del otro muro más impenetrable de la NBA.

Ambos estuvieron hechos el uno para el otro y la suya fue una conexión única que alimentó dos personalidades peculiares a base de títulos, victorias, derrotas, varapalos… eso es lo que vemos… pero también hubo sarcasmo, bromas, momentos familiares, de entendimiento y una promesa que se cumplió sola. Eso nos lo tuvo que contar Popovich el miércoles.

“Su padre me miró a los ojos antes de morir y me dijo que me hacía responsable de que continuara siendo la misma persona que era en ese momento. Y así es. Ha crecido como todos hacemos con las experiencias. Pero sigue siendo el mismo a pesar de los éxitos”.

Aquel fue uno de los dos momentos en los que el cinco veces ganador del campeonato con los Spurs tuvo que frenar su discurso para que se le notara lo menos posible su emoción. El otro llegó antes, cuando trató de describir al jugador que modeló al entrenador.

“Decirle adiós es una imposibilidad por muchas razones”, apuntó con un nudo en la garganta. “Todo el mundo siempre se pregunta con quién cenaría una noche y contestan que con la Madre Teresa, Jesús, el Dalai Lama... Honestamente digo que mi cena sería con ‘Timmy’. Es la persona más real y consistente que jamás conocí en mi vida. Es tan genuino que te asombra. Pasar tiempo con ‘Timmy’ es sublime en muchos aspectos. La gente no sabe de su inteligencia, su sarcasmo. Podía estar hablando sobre por qué no agarra rebotes y reprenderle delante de todo el mundo, y después encontrármelo y él decirme, “gracias por la motivación Pop, gracias por el apoyo”, esgrimió.

El que una franquicia cuente un jugador de manera vitalicia durante toda su carrera es una rareza solamente superable por Kobe Bryant en Los Angeles Lakers (20 años) o igualada por John Stockton en Utah Jazz y presumiblemente Dirk Nowitzki en Dallas Mavericks (ambos con 19 campañas). Más bizarra todavía es la circunstancia de que un entrenador permanezca tanto tiempo como lo ha hecho ‘Pop’ en San Antonio Spurs. Hasta el momento, tan sólo Jerry Sloan en Utah pasó más temporadas que él en el mismo conjunto que Stockton. Kobe fue dirigido por 11 entrenadores y Phil Jackson es el que le dejó la huella más profunda después de estar juntos 11 temporadas en dos etapas diferentes. Nowitzki tuvo a tres coaches.

El tiempo puede contribuir a que se potencie el afecto, sin embargo la clave de una relación coach-pupilo tan intensa tiene su razón de ser en el intelecto que ambos compartieron. Todo comenzó en la reunión de reclutamiento que se llevó a cabo en Islas Vírgenes y a la que Popovich acudió consciente de que Duncan era un chico “especial”. Fue a su terreno porque sabía que su discurso sería más efectivo allí, el mejor jugador del draft fue persuadido por el equipo que tenía la primera elección y a partir de ahí a escribir uno de los capítulos de los que los dirigentes de la liga se debería sentir más orgullosos.

La sinceridad con la que habló Popovich sobre Durant en su despedida fue la habitual, lo sorprendente fue la modestia que apareció en unas partes del mensaje que tan sólo conocían las personas más cercanas al coach.

“Los que me conocen saben que yo no estaría aquí si no fuera por Tim. Estaría en la Budweiser League, gordo e intentando jugar o entrenar básquetbol. Él es la razón por la que estoy aquí. Él sacó adelante a cientos de nosotros a lo largo de los años. Nunca dijo una palabra. Venía a trabajar temprano y se iba tarde. Es irreemplazable. Ha sido tan importante para tanta gente… pensar que se va a ir hace muy difícil imaginar prácticas, partidos, el autobús, agarrar un trozo de pastel de zanahoria o lo que sea sin él”.

El mundo del deporte echará de menos a Duncan, pero hay un nivel insuperable de acceso a la personalidad más interesante de la liga. ‘Pop’ lo experimentó, sus hijos también y todos en cierta medida todos esos jugadores que estuvieron tocados por la varita mágica de su presencia. Hizo mejores a muchos de ellos, que después se marcharon y su productividad se vio afectada. Duncan extendió su compañerismo a las familias de los integrantes del grupo quienes siempre le respetaron, porque la opinión del ala-pívot siempre fue la más requerida y sus palabras las más escuchadas. Estás razones nos hacen comprender la compatibilidad de ambos.

“Lideró con el ejemplo. No juzgaba, lo que todos esperaban era lo que veían de él: cómo afrontó la derrota en las Finales ante Miami y cómo lo hizo con la victoria en las Finales ante Miami”.

Popovich nunca olvidará una imagen que vimos todos, el hieratismo hecho lágrimas en ambas situaciones. El coach también sabe de llantos de alegría. Fueron tal para cual y será muy complicado superar una relación tan fuerte como la que vivieron. 'Pop' echará de menos a su astro en tantos momentos que no habrá hugador que sea capaz de sustituirle en ningún sentido.

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