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Gregg Popovich afina su transición como seleccionador de Estados Unidos

Gregg Popovich está haciendo todo lo posible para que la transición con Mike Krzyzewski como seleccionador de Estados Unidos sea lo más fluida posible. Las cosas cambiaron mucho en el programa estadounidense desde la debacle en el Mundial de Indianápolis 2002, los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 y el Mundial de Turquía 2006. Aquel fue el periodo más sombrío del Team USA en basquetbol e hizo falta una regeneración, desde la cúpula hasta los jugadores (Carmelo Anthony es el único que queda de aquella época). ‘Pop’, asistente en 2002 y 2004, abandonó la nave tras las Olimpiadas en Grecia.

A pocos meses de que se produzca el relevo de Coach K, el entrenador de San Antonio Spurs quiso estar presente durante las prácticas en Las Vegas del seleccionado Olímpico. Su rol fue el de hacerse cargo del ‘Select Team’, un equipo formado por los jugadores más jóvenes y brillantes de la NBA que sirvieron de sparring para los que irían a Río de Janeiro. Quiso conocer el proceso de primera mano y de paso estar más cerca del futuro del Team USA. Cada día durante la penúltima semana de julio instruyó a jóvenes de 19 a 23 años, compartió momentos con ellos, les aconsejó, y se nutrió de sus caracteres.

En su conversación con ESPN Digital, Popovich no fue la fiera que en ocasiones es capaz de silenciar a una sala entera repleta de periodistas. Relajado, disfrutando del proceso y rodeado de la savia nueva de la NBA, el futuro seleccionador no pudo evitar la comparación entre los jóvenes de ahora y el joven de antes: Tim Duncan. Por más que lo intentó, no fue capaz de ver ninguna similitud para el que considera una figura única en el mundo del básquetbol.

“Cuando Tim llegó era muy diferente a muchos de los jugadores más jóvenes, porque él pasó cuatro años en Lake Forest (la universidad). Era muy maduro cuando llegó aquí. Eso es muy diferente a los jugadores que llevan dos o tres años”, confesó.

Duncan tuvo dos promesas que hacer durante su vida. La primera fue a su madre, quien falleció por culpa de un cáncer de pecho, cuando él tenía 13 años de edad. Su compromiso con ella fue el de finalizar sus estudios universitarios. Hecho. La segunda promesa también incluyó a Popovich y fue en el lecho de muerte del padre de Duncan. Su progenitor se aseguró de que el ala-pívot no cambiara nunca su carácter, que la fama y los éxitos no le convirtieran en la persona que no era. William Duncan hizo responsable de ese cometido a ‘Pop’. Recién retirado, quedó patente que el vencedor de cinco campeonatos como jugador cumplió con los deseos de sus padres.

“Él tenía la ventaja en ese sentido. Gracias a la universidad, supo ocuparse de sí mismo en el apartado social. Fue entrenado durante cuatro años y supo lo que era ser criticado y cómo ser entrenado. Mi trabajo fue fácil porque ya era muy maduro”, argumentó.

Si algo destacó siempre Popovich de su ex pupilo fueron los valores que lo acompañaron. Duncan nunca se preocupó por la fácil ostentación que se vive en la liga, sus salarios jamás fueron estratosféricos en comparación con otros jugadores, siempre hizo lo posible para que primara el interés general al particular, fue buen compañero y amigo, un tutor estupendo para los más jóvenes y un confidente excelente siempre que hizo falta. El segundo plano era su lugar preferido después de la duela y compartir con sus hijos unos minutos antes de los partidos era su rutina más especial. Duncan llevó por bandera unos valores desconocidos y la pregunta a ‘Pop’ tras pasar una semana rodeado del talento más joven de la liga fue obligada. ¿Se pueden enseñar esos valores a los más jóvenes?

“En general, mi manera de entender este asunto es que la gente es como es. Puedes quejarte y ser una persona diferente durante un tiempo pero al final vuelves a ser el que realmente eres. Por eso es tan importante para nosotros el tener a jugadores que son importantes, que tienen carácter y no son egoístas y piensan en ellos mismos. Esas cosas, porque probablemente no las puedes cambiar, así que haz tu trabajo temprano y no crees un problema”.

Básicamente, la idea de Popovich es que los nuevos talentos de la liga deben llegar ya con la lección aprendida, con una educación que les haga marcar la diferencia, con unos valores que sólo se enseñan en casa, en la escuela, en la universidad, en la vida previa a convertirse en uno de los focos de atención del público, la prensa, los directivos y demás criaturas del siempre extenso mundo de la NBA. Al coach no le hizo falta domar a Duncan y piensa que es casi imposible encontrarse con algún jugador que no sucumba a la codicia, a la soberbia, a la lujuria o a la envidia. Su misión no fue la de profundizar en esos aspectos durante la preparación del ‘Select Team’, y a lo que se dedicó fue a conocer con qué tipo de jóvenes estaba tratando.

“Lo más importante para mí es descubrir cómo es cada individuo. No conoces a estos chicos antes de venir y tienes que descubrir con qué tipo de personalidades tratas. Quién es callado, quién extrovertido, quién es el más inteligente, quién entiende de qué hablas más rápido. Aprendes a entender a la gente y formas opiniones sobre quién encajaría en qué situación. Para mí eso es lo más divertido, la parte psicológica. Todo el mundo sabe del talento de estos jugadores, pero el conocer quiénes son es para mí lo importante”, aseguró.

"Lo más importante para mí es descubrir cómo es cada individuo. No conoces a estos chicos antes de venir y tienes que descubrir con qué tipo de personalidades tratas" Gregg Popovich

Quizá por eso, por su manera de entender el basquetbol, por la prioridad que le da al aspecto psicológico, ‘Pop’ se haya convertido en un entrenador imprescindible, garante de una cultura única y, por ende, exitoso en la ejecución de sus ideas.