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Hiram Martínez y Damián L. Delgado Averhoff 8y

Leyendas latinoamericanas en Juegos Olímpicos

No solo de deportes colectivos vive la América hispana, de manera individual también son muchos los atletas que han gozado la gloria olímpica y puesto el nombre de nuestros países en el mapa deportivo mundial. El esgrimista cubano Ramón Fonst, el clavadista mexicano Joaquín Cubillas, la nadadora costarricense Claudia Poll, el corredor dominicano Félix Sánchez y el tenista chileno Nicolás Massú son algunas de esas reverenciales luminarias.

A horas de comenzar los Juegos de la XXXI Olimpiada en Río de Janeiro, los recordamos en esta galería. Mira el Top 5 de equipos latinoamericanos.

Mijaín López, Cuba (Lucha grecorromana-Beijing 2008-Londres 2012) 'El Gigante de Herradura' no atrae reflectores. Su deporte -la lucha grecorromana es uno de los pocos que ha estado en el programa de los Juegos Olímpicos de la Antigüedad y en los Modernos-, no es tan popular y por eso en muchos recuentos los medios suelen obviarle. Pero el cubano de 33 años (cumplirá 34 el 20 de agosto), que escogió este deporte porque no le gustaba ver a sus hermanos boxeando (su hermano Michel López fue medallista de bronce en boxeo en Atenas 2004), es uno de los mejores deportistas latinoamericanos en la historia de las citas estivales. Ganó en la división de 120 kilogramos en Beijing 2008 derrotando al rocoso ruso Jasan Baroyev y repitió la hazaña en Londres 2012, esa vez su víctima fue el estonio Heiki Nabi. En Río de Janeiro será el abanderado de Cuba y buscará su tercer título en la división pesada, algo únicamente alcanzado por el ruso Alexander Karelin, el más grande luchador de todos los tiempos.

Félix Sánchez, República Dominicana (Atletismo-Atenas 2004, Londres 2012) Quiso la providencia...y su voluntad que ganara dos títulos olímpicos, con ocho años de diferencia, y con el mismo tiempo de 47.63 segundos. 'Súper Félix' llegó a Atenas 2004 como el gran favorito de los 400 metros con vallas, después de dominar en la temporada atlética de ese año y en los campeonatos mundiales del ciclo olímpico (Edmonton 2001 y París 2003). Cumplió las expectativas devorando la distancia en 47.63 y dándole a la República Dominicana su primera corona de laurel de la historia. Luego varias lesiones lo sacaron de circulación y la mayoría pensó que estaba acabado, pero él demostró que estaban equivocados al coronarse en Londres 2012 con idéntico crono al realizado en Atenas 2004.

Driulis González, Cuba (Judo-Atlanta 1996) Si tuviera que hacerse un ranking de las mejores judocas de todos los tiempos, Driulis González cómodamente estaría entre las diez primeras. Natural de la oriental provincia de Guantánamo, la tierra de los boxeadores Erislandy Lara y Yuriorkis Gamboa, González dominó al dedillo este arte marcial. Su momento cumbre llegó en Atlanta 1996 donde barrió en la división de 52 kilogramos. Su palmarés olímpico incluye además una medalla de plata en Sidney 2000 y dos de bronce, Barcelona y Atenas.

Claudia Poll, Costa Rica (Natación- Atlanta 1996) La más chica de las hermanas Poll (Sylvia y Claudia) tampoco suele aparecer entre los mejores atletas latinoamericanos de habla hispana. La naturalizada costarricense (nació en Managua, Nicaragua) conquistó la gloria olímpica en los Juegos del Centenario. En Atlanta ganó los 200 metros libres, derrotando a la campeona mundial vigente la alemana Franziska van Almsick y activando por primera vez el casillero dorado de Costa Rica en este tipo de competiciones cuatrienales. Cuatro años más tarde volvió a escalar el podio olímpico al obtener bronce en las prueba de 200 y 400 metros libres.

Jefferson Pérez, Ecuador (Atletismo-Atlanta 1996) Un portento salido de Cuenca, que solía vender verduras y hoy en día tiene una estatua en su honor. Y no es para menos, 11 medallas mundiales (entre juveniles y de mayores) y dos olímpicas lo elevan a la categoría de leyenda deportiva y en uno de los mejores marchistas de todas las épocas. Pérez, con la cadencia de un bailarín y el paso agitado, se agenció el oro en la marcha de 20 kilómetros en Atlanta 1996 y la plata en Beijing 2008. En Sidney y Atenas no corrió con igual suerte, pero así y todo le alcanzó para finalizar en sendos cuartos lugares.

Nicolás Massú, Chile (Tenis ) Su abuelo Ladislao Fried lo introdujo en el llamado deporte blanco para fortuna suya y de millones de chilenos. Reseñan los medios de su país que desde pequeño no era el más dotado sobre la cancha, pero suplía esas carencias con una entrega al trabajo sin igual. En la cuna del olimpismo, Atenas, se consagró ganado el oro en individuales y en dobles junto a Fernando González.

Teófilo Stevenson, Cuba (Boxeo-Múnich 1972, Montreal 1976, Moscú 1980) Tal era la capacidad boxística de Stevenson que en medio de la Guerra Fría, Cuba y Estados Unidos se acercaron para negociar una pelea contra nada más y nada menos que Muhammad Ali. La negociación no llegó a buen puerto, pero uno y otro continuaron con sus legendarias carreras. A Stevenson se le considera, junto con su compatriota Félix Savón y el húngaro Lazlo Papp, como los mejores boxeadores aficionados de todos los tiempos. Lo avalan títulos olímpicos en Múnich 1972 -con apenas 20 años-, Montreal 1976 y Moscú 1980, siempre compitiendo en la división reina del boxeo: los pesos pesados. Varios medios citan palabras de Robert Surkein, un dirigente de la federación estadounidense de boxeo, quien dijo que "el Stevenson que vi ganarle a Bobick en Munich 72, era entonces superior al (Cassius) Clay (luego se llamó Muhammad Ali) que ganó los 81 kilos en (los Juegos Olímpicos de) Roma 60".

Alberto Juantorena, Cuba (Atletismo-Montreal 1976) De la noche a la mañana, 'El Caballo' se convirtió en leyenda al ser el primer atleta -y hasta ahora el único- que gana los 400 y los 800 metros en los mismos Juegos Olímpicos. Lo logró en Montreal 1976, cuando sorprendió al ganar los 800 metros con un récord mundial de 1:43.50. Unos días más tarde, consiguió el inédito doblete al conquistar los 400 metros en 44.26 segundos. Nada mal para un descarte del básquetbol que cambió de deporte con éxito a los 14 años.

Joaquín Capilla, México (Clavados-Melbourne 1956) ¿Es Capilla el mejor deportista mexicano de la historia? En un mundo saturado de fútbol puede que esa distinción vaya a parar a otras manos -a otros pies sería mejor-, pero no hay dudas de que el clavadista nacido en la Ciudad de México un 23 de diciembre de 1928 brindó los resultados que otros deportes más populares y con mayores recursos no han podido superar. Capilla compitió en clavados en tres ediciones estivales: Londres 1948, Helsinki 1952 y Melbourne 1956. Su ascenso al monte olimpo fue paulatino pero firme. En la capital británica obtuvo dos preseas de bronce (plataforma y trampolín), cuatro años más tarde en la urbe finesa cambió el color por una plata (plataforma) y en la isla continente completó su proeza al ganar el título olímpico en la plataforma. Se le considera el precursor de la escuela mexicana de clavados, una de las más prestigiosas del planeta.

Ramón Fonst, Cuba (Esgrima- Paris 1900-San Luis 1904) Vendría siendo como una especie de patriarca de los deportistas latinoamericanos de habla hispana. Fue el primer latinoamericano en ganar una corona olímpica y mantiene el privilegio de ser el máximo conquistador hispano hablante con cuatro. Fonst debutó en los Juegos de Paris 1900 y ganó la espada. 'El Nunca Segundo', como le apodaban, no paró allí y en los San Luis 1904 sumó otras tres preseas de oro.

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