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Manu Ginóbili cumple años y repasamos una carrera de gratos recuerdos

Manu Ginóbili cumplió 40 años este viernes, 22 de ellos como basquetbolista profesional y 15 en la NBA. Dicen que él es el “Maradona del básquet”, pero a diferencia de Maradona y otras glorias argentinas él nunca se creyó ni fue proclamado “D10S” de nada ni se vio sumido en escándalos dentro o fuera de la cancha . Él simplemente se dedica a jugar al deporte que ama hasta que su propio cuerpo le diga basta, porque nadie en la NBA quiere ver al cuatro veces campeón y dos veces All-Star marcharse.

Todo lo contrario, él es uno de los pocos jugadores de la liga que es respetado por absolutamente todos de forma unánime.

Te puede tirar un caño…

O puede dejar al MVP de la NBA en ridículo con una simple finta…

Pero lo hace con tanta sencillez y alegría genuina que nadie se puede enojar con él. Cuando Manu juega, el mundo disfruta.

Naturalmente, hay momentos que permanecen indelebles cuando te pasas más de la mitad de tu vida forjando un legado. A continuación repasamos algunos de los más memorables de la carrera del pelado del pueblo.

25 DE MAYO DEL 2003: La Revolución de Mayo contra Dallas

No sé si te acuerdas, pero cuando Manu llegó a la NBA como campeón de Europa a los 25 años, él tuvo que ganarse cada posesión a pulso como novato, a pesar de que él no era ningún principiante. Su deber era estacionarse en una esquina y esperar que Tony Parker le pase el balón, algo que no era tan fácil considerando que en ese equipo también estaban veteranos como Tim Duncan, David Robinson y Bruce Bowen.

Sin embargo, Manu siempre fue un rebelde que rompe esquemas y ataca al aro con la ferocidad de un hombre poseído. La NBA pudo ser testigo de ello en el Juego 4 de las Finales de la Conferencia Oeste contra los Dallas Mavericks.

Manu ingresó rápido a la duela cuando quedaban nueve minutos en el primer cuarto de un encuentro clave en el corazón de Texas. Si los Spurs ganaban, entonces la serie era prácticamente suya con una ventaja de 3-1.

Ginóbili no se achicó ante el momento, lo hizo suyo y dio cátedra con 21 puntos, seis rebotes y ocho de 12 tiros de campo encestados (incluyendo tres triples en los primeros dos cuartos).

15 de agosto del 2004: El milagro olímpico

Si buscas un momento puntual en el que la mitología de Manu Ginóbili comenzó a tomar forma, este no sería el equivocado.

Argentina perdía por 82-81 con 3.8 segundos por jugar en su debut de los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, y para colmo tenían que cruzar toda la cancha para intentar encestar el doble o triple ganador.

Ginóbili había conseguido una jugada de tres puntos (doble más la falta) para igualar el marcador 81-81 con 16 segundos en el reloj, pero él había salido de la cancha por un cambio defensivo. Un posterior tiro libre de Serbia los tenía a los argentinos entre la espada y la pared. A la misma vez, la infracción al rival le había permitido volver a ingresar.

Alejandro Montecchia recibió el balón, giró en la mitad de la cancha para evadir una marca y vio a Manu corriendo como un rayo por la derecha. El pase fue hacia él y Manu, con su último suspiro, lanzó un tiro de “palomita” que fue más como una plegaria. El balón besó el vidrio, luego acarició la red, y Argentina le ganaba al campeón del mundo por 83-82 de forma dramática.

El resto de la historia, y la consagración dorada, ya es conocida.

21 de enero del 2005: 48 veces Manu

Allí está Steve Nash en esa foto, uno de los mejores jugadores internacionales de la historia, viendo a Manu elevarse sobre el resto y liquidando sus ilusiones de ganar (una sana costumbre de los Spurs ante los Phoenix Suns).

Los Spurs estaban recibiendo una paliza en Arizona y perdían por 90-71 tras tres cuartos. ¿Quién llegó al rescate? Súper Manu con 48 puntos, la marca más elevada de su carrera, esta vez como titular durante 44 minutos de inspiración pura para que San Antonio de vuelta el asunto y prevalezca por 128-123 en la prórroga.

Nadie tomó más tiros (22), encestó más de ellos (16), convirtió más triples (5) o tiros libres (11 de 12) que Manu aquella noche. Ah, y de pasó también repartió seis asistencias, bajó cinco rebotes, robó un balón y ayudó a una viejita a cruzar la calle.

Él ya demostraba que él pudo haber sido un “jugador franquicia” en cualquier otro equipo de la NBA.

31 de octubre del 2009: Ginóbili 1 – Murciélago 0

Ginóbili mató a un murciélago como si fuera una mosca en pleno partido contra los Sacramento Kings, convirtiéndose oficialmente en Batman.

Posteriormente, Manu dijo en su página de Facebook que “no fue una gran idea de su parte” y tuvo que recibir una vacuna contra la rabia, pero ningún murciélago ha vuelto a intentar interrumpir un partido de la NBA desde entonces.

Como Tony Parker dijo tras aquel partido: “La leyenda continúa con Manu. Increíble. Siempre está haciendo cosas locas”.

15 de junio del 2014: La volcada feroz

“I believe I can flyyyy, I believe I can touch the staaaars”

Ray Allen, salte de mi camino. Udonis Haslem, te dejo en el polvo. Chris Bosh, ni se te ocurra intentar interponerte entre mí y el aro.

La ferocidad de Manu en su máxima expresión, canalizando la frustración y la bronca de las Finales perdidas el año anterior durante el quinto juego consagratorio para los Spurs en las Finales del 2014 contra el Miami Heat.

Sublime.

9 de mayo del 2017: Viejos son los trapos

No estaba Kawhi Leonard, lesionado. Tampoco estaba Tony Parker. Y Manu estaba cansado en la prórroga del quinto juego de la segunda ronda de los playoffs contra los Houston Rockets.

Aun así, cuando las piernas no daban más y los Spurs ganaban por tres, Ginóbili compensó con corazón y garra lo que le faltaba en resto físico.

Abrumó a Ryan Anderson, no se despegó de James Harden, y cuando parecía que todo estaba perdido bloqueó al posible triple del empate desde atrás para aniquilar las esperanzas de su rival.

Harden quedó tan traumado que desapareció en el sexto juego de la serie dos días después. El “Efecto Manu”, que le dicen.

Ojalá que a esta altura el año que viene podamos seguir añadiendo hitos a una lista memorable.