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Caso Pete Rose: En MLB no se castiga con la misma vara

Pete Rose está suspendido de por vida y no puede trabajar con equipos de Grandes Ligas AP Photo/Mark J. Terrill

Aficionados y Fanáticos al ''Rey de los Deportes'': Mientras el mundo de las Grandes Ligas inicia un nuevo romance con Cuba, avalado por ''papa gobierno'', mientras los nuevos millonarios (o quienes ya lo eran y ahora lo serán más), celebran sus flamantes contratos y se ponen por primera vez la franela de sus recientes equipos, avalados por los contratos de televisión con hartos ceros, y mientras peloteros que alguna vez dieron positivo por uso de sustancias prohibidas e incluso llegaron a mentir al repecto, siguen jugando, cobrando y firmando autógrafos, el jugador con más hits en la historia de las mayores llegará a 27 años suspendido de toda actividad beisbolera por el castigo de por vida impuesto en 1989.

No pretendo defender a Pete Rose, pues claramente está establecido que el apostar en juegos de Beisbol, como pelotero, como manager, o en cualquier puesto que ocupes en MLB, trae consigo ese castigo y de por vida, pero si el establecer comparación en ambas situaciones, no porque piense que Rose deba ser perdonado, sino porque tal vez esta situación nos debería llevar a un cambio en los castigos que se imponen por las diferentes faltas.

Es claro que el líder de hits, juegos y veces al bat de todos los tiempos, tiene el castigo que se merece y que está estipulado. Es también claro que quienes dieron positivo por uso de sustancias prohibidas también han cumplido con las sanciones previstas en esos casos, aún habiendo mentido en un primer momento en relación al consumo de dichas sustancias. En ambos casos se han aplicado los reglamentos al pie de la letra, pero: ¿es justo que quienes fallaron en la situación de las sustancias se encuentren cobrando millones de dólares, firmando autógrafos y dedicándose a lo que más les gusta mientras quién falló al apostar no pueda siquiera pararse en un estadio de Beisbol sin permiso del comisionado?

Cualquiera que sea el razonamiento utilizado para pensar que es más grave apostar que utilizar sustancias prohibidas y luego mentir en relaciónb a eso, no me deja convencido. Estamos esperando todavía el resultado de las investigaciones de violencia doméstica que han iniciado las Grandes Ligas, pero estoy seguro de que a ninguno de los implicados los van a suspender de por vida, lo cual hace más grave apostar que golpear a una pareja, ahorcarla o disparar en su presencia.

Imaginemos que apareciera un Ray Rice del Beisbol. Que nos mostraran un video de un pelotero golpeando y arrastrando a su pareja inconsciente en un elevador. Independientemete de que esa mujer sea tan estúpida que no levante cargos, las Grandes Ligas, de acuerdo a su nueva política, lo sancionarían. Pero un año más tarde podríamos verlo jugando, anunciado con bombos y platillos en el sonido del estadio y, tal vez, ganando millones de dólares... en tanto Pete Rose seguirá confinado a morir con la pena de no haber hecho las pases con el Beisbol.

No critico a quienes aplican los reglamentos. Lo hacen muy bien, sancionan en base a un artículo determinado y lo cumplen al pie de la letra. Pero no estoy de acuerdo con el criterio utilizado para elaborar dichas sanciones. Si voy a ver en el terreno a alguien que utilizó sustancias prohibidas, lo negó y luego lo hizo de nuevo, si voy a ver en un diamante a alguien que golpeó a su pareja, sin importar si le puso tremenda felpa o solo la empujó... entonces también quiero ver en un estadio a quien no solo poseé uno de los records más sagrados de las Grandes Ligas, sino cuya entrega en el terreno fue siempre, todos los días, digna de admiración... y lo quiero ver también en el Salón de la Fama.