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La racha se acabó, pero Jackie Bradley Jr. sigue con mucha energía

BOSTON -- Jackie Bradley Jr. forjó un vínculo con los leales fanáticos de los Gamecocks de Carolina del Sur a través de tres años de liderato cuestionado, defensiva en la que se trepaba en las cercas y jugadas espectaculares en la Serie Mundial Universitaria en medio de incursiones del equipo a restaurantes en Omaha, Nebraska. Así que no fue sorpresivo cuando que cuando sufrió algunos dolores de crecimiento en su transición a los jardines de los Medias Rojas de Boston, su anterior mentor trató de extenderle una mano amiga.

Durante la larga racha de mal bateo de Bradley por debajo de los .200 en 2015, el ex coach y ahora director atlético de Carolina del Sur Ray Tanner le enviaba con regularidad mensajes de texto y lo llamaba para preguntarle sobre su estado mental. Él siempre estuvo disponible para darle una palabra de aliento o para escuchar los cuentos sobre todos esos rodados a las manos del intermedista y elevados débiles que hacían mella en las emociones de Bradley.

Fiel a su carácter, Bradley desestimó las proposiciones con firmeza tranquila. Asumió responsabilidad completa por sus problemas y le dijo a Tanner, "Yo voy a superar esto. Yo voy a estar bien". Descartó el apoyo en la misma forma en que le hace señas a sus compañeros en los jardines cuando va a atrapar un batazo en los bandas de poder.

"Yo solo estaba tratando de ayudarlo, y ¿saben qué? Fue una llamada telefónica desperdiciada", dijo Tanner. "No hace falta ayudarlo. Él cree en su habilidad, y él entiende que no todos los días van a ser grandiosos".

Al menos, en teoría.

Bradley logró darle vuelta a su situación como bateador en el 2015, y ahora cada día es una carrera de velocidad en una recta. Luego de ser dominado por los lanzadores de Grandes Ligas, y marginado por la firma del jardinero cubano Rusney Castillo por $72 millones, y mencionado en muchos rumores de cambios, ha logrado cruzar la línea de ser un prospecto en problemas a algo real.

La racha de Bradley de 29 partidos con un imparable terminó el jueves en la noche al irse de 4-0 ante Jon Gray de Colorado, pero esta temporada se siente, en todos los aspectos, como el inicio de algo grande. Se encuentra en segundo puesto detrás de su compañero en Boston Xander Bogaerts con promedio de bateo de .341 y se ubica entre los líderes de la Liga Americana en dobles, porcentaje de embasamiento y WAR. La vieja percepción de él como "buen guante, poco bateo'' ya puede ser oficialmente descartada como prematura.

Con su actuación en abril y mayo, Bradley ha logrado establecer las bases para algo mucho más duradero. En unión a sus compañeros Mookie Betts y Bogaerts, él ha logrado traer una dosis de energía y emoción al Fenway Park noche tras noche. Los chicos han cambiado la apariencia del roster de los Medias Rojas y han hecho que David Ortiz se sienta como un joven de 35 o 36 años en su gira de despedida de Grandes Ligas.

Perdónenlos si ellos celebran a la vista de todos. Luego de una victoria de los Medias Rojas, Bradley y sus compañeros jardineros inician una rutina coreografiada antes de unirse al choque de manos con el resto del equipo en el cuadro interior. Al final de la rutina, el jugador considerado como la estrella de la noche se pone a posar mientras los otros dos hacen como si lo estuviesen filmando.

Y ¿qué es lo que pasa con la pequeña inclinación de cortesía que precede al evento principal?

"Es casi lo que haría un ninja cuando va a entrar a una batalla", dijo Bradley.

Dadas todas las cosas que Bradley, de 26 años, ha tenido que aguantar hasta este punto, se merece un poco de diversión. Luego de su primer año en Carolina del Sur, tuvo un arranque terrible con los Hyannis Mets en la Liga de Cape Cod. En el 2011, su confianza sufrió otro golpe cuando se lastimó la muñeca, tuvo problemas en el plato, y cayó hasta el turno 40 del sorteo. Entonces, ¿por qué tratar al béisbol como una especie de Cubo de Rubik sin solución solo porque las tribulaciones se están desarrollando en la sombra del letrero de Citgo?

"Es solo cuestión de perspectiva", dijo Bradley. "¿Hasta qué punto estás dispuesto a golpearte a tí mismo? Al final del día, esto es solo un juego. Siento que tengo el talento para jugar a un nivel alto. Es un juego de fallos, y puedes golpearte a tí mismo por eso o decirte a tí mismo lo bendecido que eres por estar donde estás en este momento en particular, con esta oportunidad, y ojalá se pueda tomar ventaja de ello".

Hacer swing con solo dos strikes

Los valores familiares que se le inculcaron a Bradley en su infancia en Richmond y Prince George, Virginia, forman el núcleo de todo lo que él atesora. Tiene un hermano de 24 años llamado Dominique (en honor de Dominique Wilkins) quien recientemente terminó su preparación en una escuela de barbería. Su padre, Jackie Sr., conduce un autobús para la Autoridad de Tránsito de Richmond y además es propietario de un negocio de césped. Los padres de Bradley están divorciados, y su madre, Alfreda Hagans, se volvió a casar y vive en la cercana Chesterfield. Pero ambos sostienen una relación amigable y ambos estuvieron presentes cuando Carolina del Sur lo honró en el entretiempo de un partido de básquetbol en el invierno.

"Cuando tienes dos hijos justos, uno necesita tener una buena relación te guste o no", dijo Jackie Jr. "Mi hermano y a mí les dijimos eso. Les dijimos, 'No importa cuales sean sus diferencias, nosotros somos el resultado de la unión de ustedes dos, así que es mejor que se comporten como adultos'".

Al igual que el jardinero de los Nacionales de Washington Steven Souza y su compañero en los Medias Rojas Robbie Ross, Bradley se siente distinguido al llevar el "Jr." al final de su nombre. No es tanto un homenaje a su padre y sí algo funcional: Padre e hijo acordaron temprano que el mote de "junior" les ayudaría a aliviar cualquier confusión entre ambos, sin mencionar que ayuda a que se pueda saber con mayor rapidez a quien le pertenece el correo que llega a la casa familiar.

"Mi padre siempre dijo, 'Si te metes en problemas, yo no voy a ir a la cárcel por tí'", dijo Bradley.

Bradley era demasiado talentoso y habilidoso en el béisbol como para tener tiempo de meterse en problemas. Hasta los ocho años bateaba del lado derecho hasta que comenzó a hacerlo a ambos lados del plato de los 8 a los 12. Luego de ver casi exclusivamente pitcheo derecho, comenzó a batear del lado izquierdo. Pero todavía puede medirse a los derechos, cuando el momento es adecuado, y juega al golf a lo derecho.

Como jugador joven, Bradley fue afortunado de cruzar caminos con Donnie Brittingham, un dedicado entrenador y mentor quien lo alentaba a que echara a volar sus pensamientos. En el primer año de Bradley en la Legión Americana, jugador y entrenador acordaron que nunca haría swing a un pitcheo a menos que tuviera dos strikes en su cuenta. Bradley se ponchó algunas veces, pero el experimento le ayudó a apreciar el arte de acortar el swing, conectando fouls y manteniendose vivo en los turnos cuando estaba a la defensiva.

Para el tiempo en el que Bradley llegó a la Secundaria Prince George y los escuchas comenzaron a merodear, lo primero que ellos notaron fue su guante. Tanner - cuyo programa de Carolina del Sur ha producido jugadores como Adam Everett, Brian Roberts, Steve Pearce y Justin Smoak en un periodo de 16 años - se impresionó cuando vio por primera vez a Bradley jugar en el jardín central para el equipo del Richmond Braves de AAU en un torneo en Atlanta.

"Estaba como a 100 grados, y él era el primero en el terreno entre entradas y el primero que salía", dijo Tanner. "Jugaba el juego con un respeto tremendo. Lo jugaba muy duro, y jugaba con gran compostura y actitud. Mostró características que hacía que uno pensara, 'Eso funcionaría en mi equipo'".

Tanner cultivó de forma meticulosa esas habilidades durante los tres años de Bradley en Columbia, Carolina del Sur. En vez de que los jardineros practicaran con los coaches, Tanner pensó que era mejor que intentaran atrapar las pelotas bateadas en las prácticas. Así que los lanzadores de Carolina del Sur se saldrían del camino mientras los jardineros del equipo se ejercitaban. Esos días fueron el inicio de la rutina que Bradley llama "repartición de poder".

Bradley elevó su perfil nacional cuando bateó .368 con 13 jonrones en su segundo año y ganó el premio de Jugador Más Sobresaliente en Omaha para el primero de los dos equipos que ganaron títulos nacionales consecutivos, pero el valor de sus acciones cayó al sufrir una lesión en el tendón de la muñeca izquierda y bajó su promedio a .259 en su penúltimo año. Trató de halar más la pelota e intentó batear con mayor poder, y sus habilidades de enviar a todas partes del terreno sufrieron como consecuencia de ello.

Los Medias Rojas estaban sin inmutarse. Como miembro del equipo de Estados Unidos en el 2010, Bradley jugó en los mismos jardines donde estuvieron varios futuros ligamayoristas como George Springer y Mikie Mahtook. A Amiel Sawdaye, director de escuchas de Boston, le llamó sobremanera la atención por la agresividad de Bradley durante los entrenamientos del equipo en Cary, North Carolina.

"Los dos chicos de esquina eran jardineros de Grandes Ligas, y ellos no tenían oportunidad de atrapar la pelota", dijo Sawdaye. "Son unos jardines muy grandes, y Jackie simplemente se hizo cargo del asunto".

Los Medias Rojas tenían un superavit de selecciones tempranas en el sorteo de 2011, y el veterano escucha Quincy Boyd abogaba consistentemente a nombre de Bradley. Luego de seleccionar al lanzador Matt Barnes en el puesto 19, al receptor Blake Swihart en el puesto 26 y al lanzador Henry Owens en el puesto 36, los Medias Rojas se corrieron el riesgo e invirtieron su turno 40 en Bradley. De forma apropiada, el nativo de Carolina del Sur y miembro del Salón de la Fama Jim Rice estuvo en ese podio y fue quien pronunció el nombre de Bradley.

Sawdaye y su equipo añadieron a Betts en la quinta ronda y Travis Shaw en la novena para hacer un proyecto de talento colosal. A pesar que la carretera se estaba deteniendo para Bradley, el ex gerente Ben Cherington vio suficientes destellos para mantenerse firme cuando los ejecutivos rivales pensaron que podían quedarse con Bradley a precio de descuento. Ejecutivos de los Medias Rojas tomaron nota de que Bradley nunca se quejó o puso mala cara mientras utilizaba el carril expreso para ir de Boston-a-Pawtucket durante varios descensos al béisbol de Triple-A.

"Estos chicos tienen el lujo de tomarse 48 horas para reportarse cuando son bajados, y algunos de ellos lo hacen", dijo Sawdaye. "Si eres bajado a las 9 a.m., no tienes que ir a Pawtucket y jugar esa misma noche. Pero Jackie siempre estuvo ahí. Ya fuera que estuviese en la alineación o no, él siempre acudía para jugar".

El autobus al estrellato

En retrospectiva, ciertos destellos y eventos aislados pavimentaron el camino de Bradley al estrellato. Cada retroceso o cada reto tuvo el valor como oportunidad para autoevaluarse, experimentar y aprender.

Bradley demostró un alto compromiso con su equipo y consigo mismo en el invierno 2014-15 cuando se mudó a Fort Myers, Florida, y trabajó con el asistente del coach de bateo de los Medias Rojas Víctor Rodríguez. Aunque Bradley siempre ha sido manejable, algunas personas en la organización de los Medias Rojas se preguntaban si su búsqueda de la auto suficiencia interferiría con la manera en que él pudiese pedir ayuda cuando lo necesitara.

Durante una serie en mayo de 2015 en el Safeco Field en Seattle, Bradley optó por no tomar una práctica adicional de bateo, y el coach de bateo Chili Davis le preguntó por eso al día siguiente. Bradley le respondió que había hecho mucho trabajo por cuenta propia. Pero entonces pensó el asunto un poco más y se acercó a Davis para retomar la conversación.

"Él vino donde mí luego y me dijo, '¿Se percibe como que a mí no me importa eso?'", recuerda Davis. "Era una pregunta legítima. Yo no supe como responderle en ese momento. Así que le dije, 'Algunas veces, aunque uno crea que no necesita ese trabajo adicional, es bueno salir y demostrar que te importa un poco más'. Desde ese día en adelante, si tenemos práctica temprana de bateo, él siempre se aparecía".

Ahora y entonces, un par de ojos frescos pueden captar un fallo pequeño que puede hacer una diferencia. Durante la peor parte de la mala racha de Bradley el año pasado, el lanzador de Boston Rick Porcello notó que Bradley estaba empleando una "recarga doble" en el plato que estaba causando que le llegara tarde a las rectas. Porcello transmitió esa observación a Davis, quien trabajó el asunto con Bradley en la jaula de bateo al día siguiente. Bradley volvió a batear utilizando una pequeña patada que había usado antes en Carolina del Sur, y el mecanismo de bateo era tan fluido y natural que uno se pregunta por qué se había alejado de ella.

"Le permitía ganar terreno con la recta", dijo Davis. "Cuando le ganas terreno a la recta, es difícil para los lanzadores engañarte consistentemente con lanzamientos quebrados, porque además ganas terreno a los lanzamientos quebrados. Atrapas las curvas antes de que rompan de la forma en que se supone que rompan".

La racha de bateo fue un testamento al modo de batear de Bradley para todas las bandas. De los 44 hits que conectó en la racha, 15 fueron al jardín derecho, 14 al central y 15 al izquierdo. Además ha sido mortal ante lanzamientos quebrados, ya que batea .333 ante lanzamientos rompientes desde que comenzó la racha.

A pesar de todo su éxito reciente, Bradley se mantiene centrado y humilde. Algunos bateadores tienden a encerrarse en un capullo una vez que su racha de bateo llega a los 30 juegos. Antes del partido del miércoles ante Colorado, Bradley llegaba al estadio a la 1 p.m. para un juego a las 7:10 y se sentaba a dar entrevistas consecutivas para medios nacionales.

Todavía sigue acostumbrándose a la vida en Boston, donde las gélidas temperaturas en abril alrededor de la jaula de bateo y el tráfico caótico son diametralmente opuestas a la vida en sus primeros años en el Sur. La esposa de Bradley, Erin, espera dar a luz al primer hijo de la pareja en junio, y este año ellos decidieron rentar un lugar a poca distancia del Fenway Park en aras de la conveniencia.

Cuando Wade Boggs bateó de hit en 28 partidos consecutivos en 1985, se alimentaba con un régimen diario de pollo. En varias entrevistas, Bradley ha expresado su amor por el helado de Ben & Jerry. Si sigue bateando de esa forma, solo Diós sabe el impacto que causará en las ventas de su sabor favorito, Strawberry Cheesecake.

Con su energía juvenil y su juego completo, Bradley ayuda a venderle a los fanáticos de Boston y a la prensa el valor de la paciencia y el peligro de los juicios rápidos. En una entrada, está conectando una pelota contra la pared del Monstruo Verde para un doble. Una o dos entradas más tarde, se desliza con gracia en los jardines para atrapar una pelota o para hacer pagar a un corredor que osa retar su poderoso brazo.

"Jackie es un jugador eléctrico", dijo el jardinero de los Medias Rojas Chris Young. "Es contagioso cuando tienes a alguien allá afuera esforzándose como lo hace él todos los días. Hace que se encienda un fuego en ti y que te mantengas alerta todo el tiempo. Es un tipo realmente confiable y dedicado a su juego. Uno se da cuenta que él quiere ser de los mejores. Y hace su mejor esfuerzo para ser de los mejores".

No son solo sus compañeros veteranos y los viejos fanáticos de Boston los que están cayendo rendidos ante los encantos de "JBJ". Muchos fanáticos de béisbol en Virginia y Carolina del Sur han comenzado a prestar mayor atención a los pizarrones y a los resultados de los Medias Rojas.

Ray Tanner monitorea los procedimientos y le envía mensajes de texto a Bradley para mantenerse en contacto con su antiguo pupilo. En algunas noches, cuando Tanner está a punto de acostarse, su hija de 10 años, Maggie, se adueña de su teléfono y le envía sus propios mensajes a Bradley. Ella le dirá, Jackie, ¡Eres el mejor! - o algo parecido. Y sin fallar ni una vez, Bradley le envía un mensaje de respuesta con una respuesta sonriente para alegrarle el día.

Bradley siempre ha sido uno de los favoritos de Maggie Tanner del equipo de los GameCocks de Carolina del Sur, por dos razones en particular.

"Él siempre sacó tiempo para ella, y él se reía", dijo Ray Tanner. "Jackie tiene un buen corazón".

Con el beneficio de la paciencia y el tiempo, Jackie Bradley Jr. ha logrado probar además que es un muy buen jugador de Grandes Ligas. Pero la gente en su casa te diría que ellos ya sabían eso.