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Jerry Crasnick, Escritor Senior de ESPN 8y

Mike Piazza recibió su oportunidad y la convirtió en una placa del HOF

No mucho tiempo después de haber recibido una llamada del Salón de la Fama del Béisbol dejándole saber que se uniría a Ken Griffey Jr. en la clase de Cooperstown de 2016, Mike Piazza volvió a casa de sus padres y comenzó a hurgar en varias cajas de recuerdos en una combinación de una especie de caza de tesoros y recorrido por la nostalgia.

Dos momentos sobresalieron sobre la carrera de Piazza: Un día después que los Dodgers de Los Angeles lo seleccionaran en la ronda 62 del sorteo de novatos de Grandes Ligas en 1988, Piazza recibió un Mailgram oficializando la noticia. Y poco después de haber firmado su primer contrato profesional, hizo una fotocopia de su cheque de bono de $15,000 que pavimentó el camino para 12 apariciones en Juegos de Estrellas, 10 Bates de Plata y poco más de $120 millones en ganancias en su carrera.

Piazza está confiado en que la copia del cheque está en alguna parte entre sus posesiones. Una búsqueda del Mailgram podría requerir el mismo tipo de inversión en tiempo que ha sido un lujo desde que recibió en enero la llamada desde Cooperstown que le cambió la vida.

"Simplemente todo ha sido tan agitado, ¿saben?'', dijo Piazza en una reciente conferencia telefónica. "No he podido encontrarlo [el Mailgram]. Probablemente esté en alguna repisa en alguna parte, o en alguna gaveta. Eventualmente, haré una búsqueda más profunda y quizás lo encuentre''.

Piazza entrará al Salón de la Fama con 427 jonrones en su carrera, 396 como receptor, record de Grandes Ligas, pero su llegada a Cooperstown estuvo repleta de intriga. Estuvo en la boleta por cuatro años, en parte por las sospechas entre algunos escritores de béisbol de haber utilizado sustancias para mejorar el rendimiento, antes de llegar a la cima de la colina con 83 por ciento de los votos. Entre una lluvia de especulaciones, el Salón de la Fama, con mucha información de parte de Piazza, anunció que su placa en el Recinto de los Inmortales tendrá la gorra de los Mets de Nueva York en vez de la de los Dodgers.

Los dos exaltados este próximo domingo vienen de esquinas opuestas de Pennsylvania y extremos puestos en el espectro de las expectativas.

Griffey, quien nació 20 millas al sur de Pittsburgh en el viejo pueblo acerero de Donora, fue etiquetado para la grandeza como un jardinero central dotado de un swing dulce y un guante privilegiado en la Secundaria Moeller en Cincinnati. Desde que el sorteo de MLB comenzó en 1965, él es el único seleccionado No. 1 en alcanzar el Salón de la Fama.

Piazza, el descartado en este choque disparejo, encarna los peligros que enfrentan los cazatalentos que suelen descartar a jugadores jóvenes debido a evaluadores viscerales y las lecturas de un cronómetro. Buena razón tuvo para titular su autobiografía "Long Shot (Algo Improbable)''.

"Pienso que es algo único y muy emocionante el tenernos a ambos'', dijo Piazza. "Es como la mejor de las expectativas y quizás la peor de las expectativas''.

El orgullo de Norristown

Miramos al sorteo de 1988 y parece algo casi inconcebible: Piazza sentado en el puesto 1,390, justo detrás del lanzador de San Jose State Al Bacosa, quien pasó un año en la Pioneer League con la organización de los Bravos de Atlanta antes de moverse a negocio de fotografía familiar.  Tres rondas antes de que los Dodgers llamaran el nombre de Piazza, los Filis de Filadelfia seleccionaron a un lanzador de secundaria de California llamado Bubba Smith y los Piratas de Pittsburgh escogieron a un jardinero universitario llamado Troy Trollope, procedente de Washington State.

La cepa de jugadores seleccionados por los Dodgers en 1988 tuvo resultados mixtos. El lanzador Bill Bene, el primer seleccionado por la franquicia, otorgó 489 boletos en 445 entradas en liga menor antes de retirarse a los 29 años. "No sabemos si sus pitcheos van a terminar en la trocha del receptor o en manos de alguien en entrada general'', dijo alguna vez un representante de relaciones públicas de liga menor sobre Bene. El seleccionado en la tercera ronda Billy Ashley era conocido por su poder, pero los huecos en su swing sobrepasaron sus proezas en las prácticas de bateo, y se quedó estancado en ligas independientes a los 28 años.

No obstante, los Dodgers salieron bien con su selección en la sexta ronda con el primera base de UCLA Eric Karros, quien ganó el premio de novato del año y conectó 270 cuadrangulares en uniforme de Los Angeles, y fueron afortunados con Piazza, cuyos logros lograron sobrepasar sus modestas raices.

Piazza nació en Norristown, Pennsylvania. Jugó béisbol de escuela secundaria en Phoenixville, a unas 30 millas de Filadelfia, donde el entrenador John "Doc'' Kennedy envió a ocho jugadores al béisbol profesional en 20 años en dicho programa. La lista incluye al receptor Creighton Gubanich, un ex seleccionado en la sexta ronda por los Atléticos de Oakland que llegó a aparecer en Grandes Ligas con los Medias Rojas de Boston, y el lanzador Steve Shoemaker, quien pasó a los Yankees de Nueva York en la cuarta ronda en 1994 y que no pasó de Triple A con los Rockies de Colorado.

Piazza siempre fue bueno con el bate, y podía pasar horas en la jaula de bateo que su padre, Vince, construyó en el patio de su residencia en Norristown. Ted Williams, quien estaba en el área en un espectáculo de tarjetas de béisbol, vino a la casa a ver al adolescente Piazza y alabó el swing del muchacho en una conversación que fue filmada en videocinta. Williams incluso le autografió una copia de su libro, "The Science of Hitting (La Ciencia del Bateo)''.

Pero Piazza pareció fuera de su elemento como primera base en la secundaria, y durante gran parte de su carrera como pelotero aficionado fue un bateador en búsqueda de una posición. Luego de que pasara por el sorteo de 1986 sin ser seleccionado, pasó un año en el anonimato en la Universidad de Miami antes de darle otra oportunidad al béisbol universitario en Miami Dade-North.

Piazza fue afortunado de tener un apoyo incansable en la persona del manager de los Dodgers Tommy Lasorda, quien fue amigo cercano de Vince Piazza y quien persuadió a los Dodgers de que le dieran un vistazo al chico. Pero incluso luego que los Dodgers seleccionaran a Piazza en el turno 1,390, ellos lo veían como una selección de cortesía y no parecían tener prisa ni urgencia por firmarlo. No fue hasta que Piazza viajó a Los Angeles para una sesión de práctica de bateo y en la que enviara varias pelotas a las regiones más profundas del Dodger Stadium que el equipo finalmente se puso en acción. Los Dodgers le ofrecieron $15,000, y Piazza se reportó al equipo Salem en la Liga del Noroeste en el verano siguiente, encaminando de este modo su carrera.

Se produjeron múltiples contratiempos y ataques de duda propia. Piazza estaba tan decepcionado de su falta de progreso que llegó a abandonar el equipo Clase A de los Dodgers de Vero Beach en 1990, y el equipo tuvo que enviar al ex jardinero de Grandes Ligas Reggie Smith para que hablara con él y lo convenciera de volver. En un esfuerzo por aprender el arte de la receptoría, Piazza jugó béisbol invernal en México y viajó a la academia de los Dodgers en la República Dominicana.

Al mismo tiempo, las personas que le apoyaron en sus años de formación nunca dejaron de creer en él. Doc Kennedy disfrutó uno de los momentos más gratificantes en su carrera como entrenador el 12 de junio de 1999, cuando sintonizó un partido televisado a todo el país entre los Medias Rojas y los Mets y vio a Gubanich recibiendo por Boston y a Piazza detrás del plato para Nueva York. La carrera de Gubanich en Grandes Ligas solo duró 18 partidos, pero la de Piazza siguió su camino hasta hacer historia.

"El hecho de que Mike haya logrado lo que logró por 16 temporadas, fue como intentar ganar esa lotería'', dijo Kennedy. "Las probabilidades eran de una en que se yo cuantos millones. Cuando uno ve todos los obstáculos que él tuvo que sobrepasar, desde la decepción de no haber sido seleccionado cuando salió de la secundaria, él nunca se rindió en su determinación y actitud de lo que él quería lograr''.

Cuando Piazza de su discurso el domingo, tendrá una partida de seguidores de su ciudad natal para alentarlo. Un contingente de 50 jugadores de la Secundaria Phoenixville y sus padres harán el viaje, y Kennedy estará allí con seis miembros de su familia. "Yo solo estoy preocupado de que cuando llegue allí, esté lo suficientemente cerca para verlo'', dijo Kennedy, riéndose.

Todo se trata del trabajo

Incluso los jugadores en los extremos opuestos de las expectativas pueden aprender lecciones al conocer la historia de Piazza. Como prodigio del béisbol, Griffey creció escuchando cuentos de advertencias de parte de su padre, un seleccionado en la ronda 29 del sorteo por los Rojos de Cincinnati y quien amasó 2,143 hits en 19 temporadas en MLB.

"Mi padre siempre me dijo que hay más seleccionados en la rondas segunda, tercera, cuarta y más allá en Grandes Ligas que los seleccionados en la primera ronda'', dijo Griffey. "Así que, si trabajas duro y haces las cosas que se supone que hagas, obtendrás tu recompensa.

"Con Mike, la gente decía, 'Oh, él fue solo un favor para Tommy Lasorda'. Bueno, él recibió la oportunidad y le demostró a todo el mundo que no era solo un favor. Salió allá afuera y demostró que puede jugar este juego y jugarlo al nivel más alto posible. Y miren su recompensa ahora: Vamos a estar juntos en el mismo escenario''.

A juzgar por su autobiografía y otros comentarios públicos, Piazza ha mantenido un seguimiento meticuloso de los desaires y los informes críticos de los cazatalentos que precedieron su ascenso al estrellato. Y ahora que ha logrado alcanzar el pináculo de su profesión, es fácil dar un paso atrás y filosofar.

"Lo más grande del béisbol es que existen tantas posiciones y tantas oportunidades'', dijo Piazza. "No tienes que ser el más alto o el más rápido o el que lance la pelota más duro o el que tenga las mejores manos. Solo tienes que tener una o dos herramientas de Grandes Ligas por encima del promedio y tratar de refinarlas. Cuando yo pude pasar de ser un primera base lento a un receptor lento que podía batear, mis oportunidades aumentaron.

"Es solo un testamento del trabajo duro y la perseverancia y el tratar de encontrar tu nicho. Es muy importante. Yo solo quiero implorarle a la gente que solo porque choques contra una pared o se te cierra una puerta, es posible que no veas la otra que se abre si no tienes una gran actitud''.

Mientras Piazza comparta con Griffey y otros 51 miembros del Salón de la Fama este fin de semana, la búsqueda de Mailgrams y cheques cancelados de bono puede esperar. Las puertas de Cooperstown se han abierto de par en par, y él va a encontrar adentro su destino.

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