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Martín Bater, ESPN Digital 8y

El camino a los 3000 imparables de Ichiro Suzuki

La trayectoria de Ichiro Suzuki, mejor conocido simplemente como Ichiro por todo el mundo de las Grandes Ligas, ha sido una repleta de hitos y momentos memorables desde su llegada a Seattle en el 2001.

Cada turno al bate era un duelo entre él, el samurái de la caja de bateo, y un lanzador que solo podía rezar por poncharlo o por que la pelota surque el aire mansamente, ya que si esta rodaba surcando el diamante no había nada ni nadie que lo detenga en su trayecto hacia primera base.

Como profesional que es, cada turno al bate cuenta con la misma importancia para el astro japonés del béisbol. Sin embargo, algunos imparables son más memorables que otros y quedan inmortalizados en la mitología eterna del deporte.

A continuación repasamos los más notables de los distinguidos 15 años de carrera del nuevo miembro del club de los 3000 hits en las Grandes Ligas, cortesía de los muchachos de ESPN Datos.

1. 2 de abril del 2001. Marineros de Seattle vs. Atléticos de Oakland. Safeco Field, Seattle.

Imagínate que llegas a un país del otro lado del mundo con una cultura completamente distinta a la tuya donde, como si eso fuera poco, los habitantes de tu tierra natal esperan que tú a los 27 años seas el abanderado que se convierta en estrella al haber llegado al máximo nivel del béisbol mundial.

Ah, por cierto, en tu debut absoluto vas a ser el bateador inicial de los Mariners (considerados en aquel entonces como serios candidatos a ganar la Serie Mundial) en el día inaugural frente a tu gente. No hay presión.

Aquella alineación de Seattle tampoco contaba con Alex Rodríguez, quien se había marchado a Texas, así que Ichiro llegaba con todos los ojos puestos en él y debía enfrentarse al abridor Tim Hudson, el as de Oakland y segundo en la votación del Cy Young en el 2000.

Sus primeros tres turnos al bate no fueron fructuosos contra Hudson, pero luego llegó el momento cumbre contra el relevista T.J. Matthews.

Seattle perdía por 4-2 en la séptima entrada y necesitaba que alguien encienda la remontada. Ese alguien sería Ichiro.

La cuenta era dos bolas y un strike, Ichiro vió el lanzamiento que buscaba y los ojos se le abrieron de par en par. Una bola por tierra superó a Matthews y al campocorto Miguel Tejada como un látigo para convertirse en su primer hit en las Grandes Ligas.

Todo el estadio se puso de pie para ovacionarlo. Lo que nadie se imaginaba era que eso sucedería cerca de 2999 veces más.

1000: 14 de junio del 2005. Marineross vs. Filis de Filadelfia. Safeco Field, Seattle.

Pasaron cuatro años y 998 hits más para que el tren imparable de Ichiro llegue a la estación número mil.

A esta altura, él era una estrella establecida que había quebrado el récord de hits en una sola temporada en las Grandes Ligas con 262 el año anterior. En otras palabras, era la pesadilla viviente de todo lanzador rival.

El 14 de junio podría haber sido un día más de verano en la costa oeste, pero 47 mil personas habían colmado el Safeco Field para ser testigos de la historia y ver a SU Ichiro obtener su hit número 1000 en las Grandes Ligas.

El gran momento no se hizo esperar, ya que en la primera entrada un lineazo sobre la cabeza del jardinero Bobby Abreu se convirtió en el sencillo más largo de su vida.

El estadio entero, una vez más, se puso de pie y el narrador del juego dijo: "Este me parece que puede ser el comienzo de algo grande" para Ichiro.

No se imaginaba lo inmensa que sería esa premonición.

2000: 6 de septiembre del 2009. Atleticos vs. Marineros, Coliseo de Oakland.

Si los Atléticos habían presenciado el nacimiento de la gran carrera de Ichiro, era prácticamente inevitable que ellos también queden maravillados por otro momento épico.

Los Marineros estaban en la pelea por ingresar a la postemporada con una marca de 72 victorias y 66 derrotas, así que cada hit valía oro, pero en este caso el próximo imparable de Ichiro sería un diamante invaluable al encontrarse con 1999 de ellos en su carrera.

El abridor zurdo Gio González se interponía en su camino, pero él no era Tim Hudson e Ichiro lo despachó de primera con un doble tremendo hacia el jardín derecho tras el segundo lanzamiento del juego.

Esta vez fueron sus compañeros en el dugout y el público rival los que se pusieron de pie para rendirle pleitesía a un pelotero que derribó fronteras, mitos y obstáculos a puro batazo una, mil y dos mil veces.

2979: 15 de junio del 2016. Padres de San Diego vs. Marlins de Miami, Petco Park, San Diego.

Ichiro llegaba a esta temporada con más dudas que certezas a los 42 años de edad. Ya no era titular indiscutido en Seattle, su casa lejos de casa, sino que el cuarto jardinero de los Marlins tras obtener apenas 45 hits y un promedio de bateo de solo .229 durante la campaña anterior, acumulando 2935 hits en su carrera.

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