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¿Podrá Chris Sale evitar el primer año de frustración en Boston?

Medias Rojas adquirió al pitcher zurdo de los Medias Blancas de Chicago. Getty Images

MASHANTUCKET, Conn. -- Chris Sale apareció en el escenario de un teatro lleno el viernes por la noche, en un casino con aficionados de los Medias Rojas de Boston, que lo ovacionaron de pie sin hacer nada más que presentarse y ponerse un jersey.

No siempre será así de fácil.

Sale ha sido el mejor pithcer zurdo en la Liga Americana durante los últimos cinco años. También es la flamante nueva adquisición de los Medias Rojas que finalmente descubrieron el velo en su festival de invierno anual, después de adquirirlo de los Medias Blancas de Chicago hace seis semanas.

Eso es suficiente para atraer la atención de una región que aún está obsesionada con el beisbol, sin importar qué tan preocupada está en este momento por los equipos locales de la NFL que buscan llegar a otro Super Bowl. Mientras Sale dijo el sábado que estaba abrumado por la cálida bienvenida que los fanáticos de los Medias Rojas suelen darle a los jugadores nuevos, es un poco más difícil ganarse su afecto.

Sale sólo necesita preguntarle a sus nuevos co-ases, Rick Porcello y David Price.

La primera temporada de Porcerllo con Boston fue la peor de su carrera. Tuvo marca de 9-15, con efectividad de 4.92, en 2015, y cuando no estaba recibiendo abucheos en el montículo de Fenway Park, Boston era ridiculizado por firmarlo en un contrato de cuatro años y $82.5 millones de dólares, después de negociar al outfielder Yoenis Céspedes para conseguirlo.

Price llegó a Boston el año pasado como el pitcher mejor pagado en la historia. No cubrió las expectativas de un arreglo por $217 millones de dólares y después de una temporada inconsistente y de perder otra apertura en playoffs, su línea de críticas es más larga que el Freedom Trail de la ciudad.

Así que ahora es turno de Sale de tener un aterrizaje más suave en Boston en comparación al que tuvieron Porcello y Price y sus compañeros pitchers All-Stars, John Lackey (2010), Josh Beckett (2006), antes de ellos, quienes no fueron capaces de hacerlo.

“No estoy enfocado en eso”, dijo Sale durante un descanso en las festividades en el Foxwoods Resort Casino. “Es el mismo juego, no importa qué uniforme estés usando o en qué parque estés lanzando, sigue habiendo tres strikes. Trato de mantener la misma mentalidad”.

Por supuesto, Porcello y Price dijeron las mismas cosas. Pero hay algo sobre la primera temporada en Boston que provoca que los pitcher batallen como nunca antes. Es un fenómeno que nadie puede explicar. Tal vez son los demandantes fanáticos o la prensa implacable. Tal vez es la presión de ganar cada año que no existe en todas las ciudades. Sin importar eso, el reto de adaptarse a Boston ha abrumado a suficientes jugadores.

“Éste es mi tercer año y sé que pueden volver el tiempo atrás cuando ellos llegaron a Boston y ese primer año requirió de un periodo más amplio de adaptación que en otras ciudades o mercados”, dijo el coach de pitcheo Carl Willis. “La verdad del asunto es que la gente pone atención y tiene opiniones sobre cómo juegas beisbol. Toma cierto tiempo a los jugadores sentirse cómodos con esa atención o pasión y conocimiento de los fanáticos”.

Quizá con Sale sea diferente. La cercanía de las instalaciones del spring training de los Medias Rojas en Fort Myers con su casa en Naples es una razón para sentirse bien. Y Boston es una ciudad a la que él y su esposa “han amado viajar” a lo largo de los años.

Pero Sale ha pasado su carrera con un solo equipo y trabajó con un coach de pitcheo. Sólo pasó algunas semanas en Ligas Menores antes de ser drafteado en 2010 y Don Cooper ha visto prácticamente todos los pitcheos de Sale como profesional. La temporada pasada, Cooper animó a Sale a enfocarse en dominar bateadores con la pelota en juego en lugar de tratar de ponchar a cada bateador, para permanecer más tiempo en el juego. El cambio llevó a Sale a una temporada de 17-10, con una efectividad de 3.34.

Es innegable que todo lo que ha sido familiar para Sale a lo largo de su carrera lucirá como algo nuevo ahora.

“Coop y yo tenemos una relación increíble. Tienes que mantenerte haciendo lo necesario, no es un cambio por completo, es sólo un uniforme diferente y una ciudad diferente”, dijo Sale.

Porcello y Price también pueden ayudar a que la transición sea más fácil. Aunque no sean capaces de señalar con qué batallaron específicamente en sus primeras temporadas en Boston y ofrecer las advertencias correctas, su sola prescencia en una rotación de ases puede ayudar a Sale.

En el caso de Porcello, la adaptación tomó cinco meses y una asignación en Triple A para rehabilitación. Lanzó bien en 2015 y fue dominante el año pasado, con marca de 22-4 y 3.15 de ERA, números con los que ganó el Cy Young de la Liga Americana.

A pesar del pobre arranque de Price en 2016 y del amargo final, tuvo 24 aperturas con promedio de carreras limpias admitidas de 3.07. Y aunque Price insiste en que la presión de Boston no era algo que no esperara, el presidente del equipo Dave Dombrowski y el manager John Farrell creen que estará mucho más relajado y seguro de sí mismo en su segundo año.

Una vez que enero se convierta en abril y Sale comience a aparecer en Fenway en lugar de Foxwoods, le tomará más que presentarse y ponerse un jersey para obtener esas ovaciones de pie.