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Sam Miller | ESPN.com 7y

Bienvenidos a la era de los terribles, horribles y malos bateadores de 30 jonrones

Si pudieramos colocar un recuerdo de esta era del cuadrangular en una cápsula del tiempo, sería la línea conectada por Rougned Odor el 30 de junio.

Odor, el intermedista de los Rangers de Texas y quinto bateador en la alineación ese día, conectó su cuadrangular en la cuarta entrada con un hombre en base. Fue su 13er. cuadrangular del año, cantidad que solía ser mucho. En 1988, el año más formativo de mi fanatismo en el béisbol, 13 jonrones habrían sido la mayor cantidad entre todos los intermedistas de la Liga Americana en toda la temporada. Quizás los jonrones no sean tan raros como solían ser, pero sigue siendo la cosa más valiosa que Odor haya podido lograr en 13 ocasiones.

En ese juego, además conectó rodado para una doble matanza que terminó una amenaza con bases llenas, conectó elevado de out, un débil elevado de out y se ponchó. De acuerdo con los estimados de expectativa de carrera, en realidad el bate de Odor le costó carreras a los Vigilantes en un día en el que conectó un cuadrangular de dos anotaciones. Este fue un logro para Rougned Odor: Cerró el mes de junio con números de .207/.244/.376. Ha sido el segundo peor bateador en todo el béisbol entre los intermedistas.

Las cosas no han mejorado mucho o - si contamos los vuelacercas - mucho peor. Dependiendo de los filtros que se utilicen, Odor ha demolido los anteriores datos divertidos de la Peor Temporada con la Mayor Cantidad de Jonrones. Antes de esta temporada, ningún otro bateador había tenido más de 26 jonrones con un OPS+ menor a 80 (lo que esto significa es que, un OPS menor al 80 por ciento del promedio de la liga). Odor ya tiene 29 jonrones, con un OPS+ de 67. En realidad ha sido peor que eso, ya que el OPS no le da tanto valor al OBP, y Odor parece que tampoco le da mucho valor al OBP. Sus números de .208/.251/.405 hasta el domingo, ajustado a su estadio favorable a los bateadores, lo convierten en el tercer peor bateador calificado en el béisbol, de acuerdo con FanGraphs. Ocho lanzadores abridores lo superan en bateo.

El alza en los jonrones tiende a emocionar a todos, pero pocos arquetipos se convierten en los más emblemáticos de cada época. En la era de la pelota viva de la década de los años 20, fueron las superestrellas las que definían los límites ofensivos; en los años 90 impulsados por los esteroides, fueron los jugadores del medio del cuadro con antebrazos repentinamente gruesos doblando sus totales de por vida; en la era analítica de mediados de los 2000, fueron los toleteros súper pacientes con defensa terrible pero ojos alertas. Lo que marca esta era: el bateador de jonrones que es terrible.

Odor - quien en realidad podría no ser tan terrible pero que lo ha sido este año - es mi ejemplo favorito. Está Mike Napoli, quien ha bateado 29 jonrones mientras tiene números de .193/.285/.428. Maikel Franco tiene 20 jonrones con números de .233/.286/.402. Su compañero Tommy Joseph: 21 jonrones, .236/.287/.427. Matt Davidson: 25 jonrones, .223/.267/.462. Albert Pujols, posiblemente el peor jugador titular en el béisbol este año, tiene 22 jonrones.

Realmente no hay precedentes para esta fusión rutinaria de jonrones e incompetencia ofensiva. Tres jugadores se acercaron: In 1983, Tony Armas bateó 36 jonrones con estadísticas de .218/.254/.453. En 1986, Dave Kingman bateó 35 jonrones con números de .210/.255/.431. En 2003, Tony Batista bateó 26 bambinazos y .235/.270/.393. Las primeras dos temporadas ocurrieron en eras de pobre ofensiva, lo que de algún modo mitigó el OBP. La última fue probablemente la temporada más parecida a la de Rougned Odor antes de Rougned Odor; Batista tuvo un OPS+ de 73.

Pero si temporadas como las de Odor tienen algún precedente, la prevalencia de ellas en los últimos dos años es sorprendente y nos sirve para un divertido juego de Intenten Adivinar Quién Es De 1988 El Qué...

  • Intenten adivinar quién de 1988 es el jugador que lideró la Liga Nacional en jonrones (Chris Carter, 41 con Milwaukee en 2016) que no tendría trabajo como titular en el siguiente Día Inaugural.

  • Intenten adivinar quién de 1988 es un bateador con 25 jonrones en 112 juegos (Ryan Howard) que no fue firmado como agente libre y que terminó en Triple-A.

  • Intenten adivinar quién de 1988 es un jugador del cuadro con 34 jonrones en 142 juegos de por vida, incluyendo 14 en apenas 165 turnos este año, sería bajado a las menores por un equipo en cuarta posición y no fuese llamado al circo grande, ni siquiera en septiembre. Ese es Ryan Schimpf, quien ha logrado esos 14 jonrones mientras apenas tiene dos dobles.

  • O intenten adivinar quién de 1988 que es un buen jugador defensivo en la intermedia con más de 30 jonrones no recibiría ni un solo voto para el JMV o fue electo al Juego de Estrellas. Desde 1925, solo 35 intermedistas han logrado 30 jonrones. El año pasado, Odor se unió a Dan Uggla como los únicos en no recibir votos para el JMV ni ser seleccionados al Juego de Estrellas. Y la versión de Odor de este año es mucho peor que la del año pasado. La peor de esas 35 temporadas en la segunda base produjo un WAR de 1.6, y la media de los intermedistas con 30 jonrones produjo un WAR de 5.9. El WAR de Odor este año es de -0.2.

He aquí otra forma de mirarlo: Si le quitáramos todos los jonrones a Odor, sus números serían de .166/.214/.212. Si hiciéramos eso con cada bateador, cada temporada desde 1988, Odor tendría el 14º peor OPS de cualquier jugador con al menos 300 apariciones en el plato en tres décadas.

Él tiene compañía. Napoli este año es el quinto peor, Luis Valbuena y Davidson son el 11 y el 12 en esa lista, Austin Hedges es el 18, y Brandon Moss es el 27. Seis de las 30 peores temporadas sin cuadrangulares en los pasados 30 años ocurrieron este año. (Ryan Howard, el año pasado, fue la peor de todas.)

Por supuesto, no les vamos a quitar sus jonrones, lo que nos trae a la pregunta de si la absoluta inhabilidad de Odor de hacer algo más que conectar jonrones es una acusación de esos jonrones o una vindicación de ellos. Veintinueve de sus apariciones en el plato lo han mantenido en las mayores. Esas 29 apariciones en el plato han sido suficientes para mantenerlo en la alineación todos los días - lidera la Liga Americana en partidos disputados - y presumiblemente lo hacen más valioso para los Rangers que cualquier otra opción que tengan. Esas 29 apariciones en el plato llevan mucho peso y quizás una carrera.

Hedges es el ejemplo más fuerte de esta posición. Hedges es un receptor élite defensivo cuyo bate fue cuestionable durante la mayor parte de su carrera en liga menor. Bateó .225/.272/.314 en Doble A, y entonces .168/.215/.248 en 56 juegos en su temporada de novato. "Aunque la defensiva siempre será la carta de presentación de Hedges y lo debe mantener en los alrededores por mucho tiempo, él va a tener que comenzar a batear si quiere convertirse más en un Brad Ausmus que en un Jeff Mathis", escribió el portal Baseball Prospectus en su informe pretemporada anual.

Lo tiene, y no lo ha hecho. En comparación con 2015, Hedges ha aumentado grandemente su tasa de elevados (de 36 a 46 por ciento), y su ángulo de lanzamiento se ha disparado de 11.3 grados a 17.6 grados - de estar en la media de la liga al 90 por ciento. Abanica muchos más lanzamientos en la zona de strike (de 65 por ciento a 70 por ciento), y el hecho que abanica más de esos lanzamientos en la zona (tasa de contacto de 79 por ciento, una baja en comparación al 85 por ciento) sugiere que él está abanicando más duro a esos pitcheos. Su tasa de abanicadas y falladas con dos strikes también ha aumentado, lo que sugiere que no está acortando su swing y protegiéndose menos en ese conteo.

Esos cambios tienen sus consecuencias. Se ha ponchado mucho más esta temporada, su tasa de boletos se mantiene como una de las peores en el béisbol, y ha bateado más elevados dentro del cuadro. Los elevados que se mantienen dentro del estadio en raras ocasiones caen en el suelo para hits, y los elevados dentro del cuadro nunca lo hacen; su promedio de bateo de pelotas en juego lo ubica en el puesto 215 entre 227 bateadores de Grandes Ligas calificados (mínimo de 350 apariciones) este año. Los números de Hedges de .172/.222/.211 sin cuadrangulares este año es mucho peor que los números de Mathis de por vida sin jonrones (.181/.242/.229).

Pero esos cambios también han traído beneficios: Tiene 17 jonrones, incluyendo siete con dos strikes. Un poco más de una docena de veces por año, se las arregla para hacer lo mejor que puede hacer un bateador. Sus números actuales, con jonrones incluidos -- .211/.255/.393, para un OPS+ de 70 -- son, de hecho, más cercanos a los de por vida de Brad Ausmus (OPS+ de 75) que los de Mathis (52).

Claramente, existen buenos bateadores que han añadido poder a sus swings, han cambiado su forma de batear, que se han aprovechado de la pelota viva y que se han convertido en superestrellas: J.D. Martínez, Justin Turner, Josh Donaldson y otros. Y también hay malos bateadores que hicieron todo esto y se convirtieron en mejores productores, a pesar de sus limitaciones, como Hedges.

Por otro lado, la forma de batear que lleva a más cuadrangulares podría venir con un costo para algunos bateadores. Los ponches de Odor han aumentado en comparación con sus primeras dos temporadas en las mayores. Batea muchos elevados - la 27ª mayor cantidad en el béisbol, entre 149 bateadores calificados - pero el resto de su perfil de pelotas bateadas es terrible. Solo ocho bateadores en el béisbol han conectado más elevados dentro del cuadro, y solo cinco han logrado menos líneas.

Si yo fuera el instructor de bateo de Odor, yo no tendría idea de si debo aconsejarle que siga bateando para buscar la cerca - que siga haciendo lo único bueno que está logrando a la ofensiva - o que cambie todo porque realmente no le está funcionando. Ese es uno de los retos de jugar en una liga en la que los jonrones ahora son baratos, pero el bateo sigue siendo tan complejo y difícil como siempre.

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