El hacha no para y la camisa pesa más

Once títulos de división en el este del viejo circuito, otorgan a los Bravos un merecido respeto al momento de considerar las opciones dentro de esa difícil división

Bobby Cox podría tener más razones para reír en el 2003. (AP)
Sólo un equipo de la estirpe de los Bravos puede darse el lujo de desprenderse de dos de sus ases y arrancar la temporada con aspiraciones válidas para un duodécimo título de división consecutiva.

Tom Glavine y Kevin Millwood pasaron a rivales de su propia división, el Este de la Liga Nacional, pero Atlanta si acaso bosteza ante la ausencia de ambos.

Bobby Cox, el mánager de los Bravos, dice que los Bravos siguen siendo un equipo fuerte que tiene como norte otro viaje a la postemporada.

Glavine y Millwood, quienes ganaron 18 juegos cada uno el año pasado, pasaron a los Mets y Filis, respectivamente.

Los Bravos, sin embargo, armaron una rotación de alto calibre, reforzada con Russ Ortiz y Mike Hampton.

Porqué lamentarse si John Smoltz y sus 55 rescates representan una garantía en el bullpen.

Qué decir de Andruw Jones, Chipper Jones y Gary Sheffield, el núcleo de una alineación capaz de producir carreras al por mayor.

No obstante, los tiempos han cambiado en Atlanta y arrecian los pronósticos que este será el año en que acabará la racha de 11 temporadas consecutivas en la postemporada.

Primero que todo los Bravos ya no puede soltar dinero a raudales y se anticipan más reducciones salariales.

Greg Maddux, quien cumplirá 37 años el próximo mes, renovó por una temporada y 14.75 millones, pero se da por descontado que esta será su última campaña en el Turner Field.

Sheffield devengará 11 millones este año, el último en su contrato y es el primero en decir que son mínimas las posibilidades de seguir a largo plazo.

Otro elemento en contra que todos sus rivales de división se reforzaron como nunca: Mets (Glavine y Cliff Floyd), Filis (Millwood y Jim Thome), Marlins (Iván Rodríguez) y Expos (Orlando Hernández).

Los cambios más notables se dieron en el cuerpo de lanzadores, tradicional fuerte del equipo, con tres nuevos abridores en Russ Ortiz, Paul Byrd y Mike Hampton.

Smoltz (55 rescates) seguirá como cerrador, pero Ray King y el boricua Roberto Hernández son los nuevos encargados de los innings intermedios, éstos tras la partida de Chris Hammond y Mike Remlinger.

Maddux (16-6 y 2.62 de efectividad), Byrd (17-11, 3.90 con los Reales) y Ortiz (14-10, 3.61 con los Gigantes) forman un trío de impacto al tope de la rotación.

Byrd regresa a Atlanta tras ganar 17 partidos con los Reales, un equipo que sufrió 100 derrotas, mientras que Ortiz fue clave en la marcha de los Gigantes hasta la Serie Mundial.

La gran interrogante es Hampton, que no estuvo al nivel de sus mejores tiempos con Astros y Mets en la altura de Colorado. El zurdo se fue de 7-15 en el 2002, cuando hace apenas tres años tuvo foja de 22-4. En sus hombros pesa primordialmente si los Bravos irán lejos.

El encargado del quinto puesto será Jason Marquis (8-9, 5.04), quien se verá presionado a redimirse tras un 2002 mediocre.

Si bien los Bravos remozaron casi por completo su cuerpo de lanzadores, el resto del equipo quedó virtualmente igual.

El infielder Keith Lockart fue el único jugador de cuadro que fue dejado en libertad, mientras que el primera base Robert Fick fue la adquisición más llamativa.

Fick disparó 17 jonrones y empujó 63 carreras con los Tigres y asumirá las funciones que el año pasado compartieron el dominicano Julio Franco y Matt Franco.

Cox aprecia el guante del mexicano Vinicio Castilla (232, 12 jonrones y 61 impulsadas) en la tercera base, pero hay impaciencia por su flojo rendimiento con el madero.

Castilla atribuyó el bajón a una lesión en la muñeca que lo afectó desde el comienzo de su primer año con Atlanta. Los Bravos no se toman riesgos y la han dado la oportunidad a Mark DeRosa para que dispute la titularidad en la antesala.

Rafael Furcal y Marcus Giles seguirán cubriendo las paradas cortas y la intermedia, respectivamente.

El dominicano Furcal (275, 8, 47, 27 robos) regresó el año pasado tras una lesión en el hombro y se consolidó como uno de los mejores primeros bates de las mayores.

Giles (230, 8, 23), por su lado, deberá demostrar que puede ser regular.

Otro que tiene reconciliarse con su forma de antaño es el receptor puertorriqueño Javier López (233, 11, 52), quien no fue ni cerca el bateador que se mandó 34 vuelacercas y produjo 106 carreras en 1998.

A su tanto, Jones (327, 26, 100) en el izquierdo, Andruw Jones (264, 35, 94) en el central y Sheffield (307, 25, 84) en el derecho integraron el elenco de jardineros más explosivo en la Nacional.

-AP

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lunes, 03 de marzo
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