VIENA -- Efectivamente, aún antes del puntapié inicial y luego de la verdadera tragedia de la lesión que eliminó a Fabio Cannavaro de la Eurocopa (lo cual seguramente le quitará a la azzurra cualquier oportunidad de ganar el título) tenemos ya el primer escándalo del torneo.

Algunas revistas polacas publicaron una foto trucada de Leo Beenhakker, el entrenador holandés del equipo polaco, sosteniendo las cabezas arrancadas del entrenador alemán Joachim Loew y su capitán Michael Ballack. La revista Super Express publicó la foto con la siguiente nota al pie: "Leo, entréganos sus cabezas".

Esta foto de mal gusto quería expresar el deseo legítimo y el gran deseo de los polacos de finalmente poder derrotar al equipo nacional alemán, algo que nunca han hecho. Y poder lograrlo en un torneo importante, y en el primer partido para ambos equipos que se jugará el domingo 8 de junio a la tarde en la sureña ciudad austríaca de Klagenfurt.

Loew no le dio importancia al tema (Getty Images)

Claramente, esta foto no solamente fue de pésimo gusto, sino que también elevó el nivel de enemistad continua entre alemanes y polacos, quienes han tenido una historia compartida muy amarga y violenta a lo largo de varios siglos. Agreguemos a esto otras invocaciones de temas históricos, como el recordatorio hecho por un diario sobre la derrota de los caballeros teutones a manos de los señores feudales polacos en el siglo XV.

Dichas imágenes han sido constantes en la prensa amarilla británica, particularmente en la Euro 1996 jugada en Inglaterra, cuando Inglaterra enfrentó a España y hubieron constantes referencias a la Armada Invencible Española siendo derrotada por la más ágil y pequeña Armada Británica liderada por Sir Francis Drake.

Antes del partido ante Francia, la misma prensa británica invocó constantemente las derrotas francesas a manos de los británicos, desde los días de Juana de Arco hasta los tiempos napoleónicos, y aún más allá.

Y el partido ante Alemania fue constantemente acompañado por imágenes desfavorables de alemanes y de motivos bélicos alemanes invocando a la Primera y Segunda Guerra Mundial.

Pero ni siquiera las revistas británicas pudieron caer tan bajo como la desagradable muestra dada por sus contrapartes polacas, mostrando la decapitación de dos seres humanos vivos que representan al equipo alemán. Claro, las revistas alemanas (así como algunos políticos alemanes), usaron la ocasión para azuzar el fuego y emitir opiniones igualmente reprochables desde su parte.

Gracias a Dios, tanto Leo Beenhakker como el equipo polaco emitieron un documento inmediatamente denunciando la foto en el tono más enfático posible. Beenhakker pidió disculpas y dijo que la foto era una "cosa espantosa" hecha por gente "extraña y sucia y enferma".

El entrenador alemán Loew también desestimó el asunto y le dijo a los medios que tenía cosas más importantes de que preocuparse que no fueran esta caricatura de mal gusto.

Tal como es el caso a menudo, la mala sangre y la exacerbación del fanatismo no sale de los auténticos protagonistas, los verdaderos productores de estos maravillosos eventos, puntualmente los jugadores y los equipos de entrenadores, sino de los medios, los fanáticos, los consumidores de estos eventos.

En otro tema: aquí en Viena, la policía austríaca está realmente preocupada por la violencia y el comportamiento inapropiado por parte de fanáticos, no tanto en los estadios sino en las calles y otros espacios públicos. Ya veremos...