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Diario de Voces: viernes, 16 de julio

A continuación, la última parte de "Soy Mike Ditka, campeón del Super Bowl XX", relato iniciado el miércoles.

Importante: al estar los tres capítulos redactados como si fueran una sola unidad, en este tercer día no se repite el nombre completo de los protagonistas mencionados en las ediciones anteriores, sino sólo el apellido.

Acá está el final de la historia.

McMahon volvió a los controles el domingo siguiente, frente a Indianapolis.

No fue la paliza que todos esperaban, ante un equipo de los Colts que llegaba con marca de 3-10, pero lo importante era reponernos del único traspié de la temporada.

Ganamos 17-10. Payton corrió para 111 yardas y extendió su récord a nueve juegos consecutivos con 100 o más yardas.

La racha de Payton llegaría a su fin la semana siguiente, en una gélida tarde en Meadowlands, donde vencimos 19-6 a un duro equipo de los Jets.

Ver a Joe Walton, entrenador en jefe de los Jets, era como verme a mí mismo del otro lado del campo. Ambos habíamos nacido en las afueras de Pittsburgh, y habíamos jugado en Pitt como universitarios.

Muchos creían que él y yo volveríamos a vernos las caras en el Super Bowl. Otros daban a los Dolphins como grandes candidatos de la AFC, y algunos apostaban por los temibles Raiders de Tom Flores.

Al final, ninguno de esos equipos jugaría el SB XX.

Mientras tanto, Payton conseguía sólo 53 yardas ante New York.

Al año siguiente, Marcus Allen con los Raiders rompería el récord, al sumar 11 juegos consecutivos de 100 o más yardas, y luego Barry Sanders pondría el número por las nubes, al hilar 14 partidos en fila de 100 o más yardas con los Lions en 1997.

Nuestro último partido de temporada regular fue justamente en Detroit, pero en esa época todavía Sanders ni siquiera había ingresado a Oklahoma State.

A pesar de que no había metas por las cuales pelear, dado que ya no podíamos terminar invictos, y a la vez teníamos asegurada la semana de descanso y la ventaja de local en playoffs, yo urgía a mis hombres a jugar duro, para no salirnos de ritmo de cara a la postemporada.

Pero en ese partido en el Pontiac Silverdome fuimos más arrítmicos que una gallina.

Ganamos 37-17, pero lejos de ser el equipo ordenado y dominante que yo esperaba ver antes de iniciar la postemporada, fuimos un caos.

Si nos llevamos el triunfo fue gracias a que Dennis Gentry devolvió una patada de salida 94 yardas para touchdown, a que el apoyador reserva Ron Rivera recuperó un balón suelto y lo devolvió 5 yardas hasta las diagonales, y a que Perry recuperó otro balón suelto y corrió con él 59 yardas. No anotó, pero dejó la mesa servida para un pase de TD de McMahon al receptor abierto Ken Margerum.

Antes, McMahon había anotado en un acarreo de 14 yardas, luego de que Payton lanzara un pase de 50 yardas a Gault.

Ganamos gracias a los trucos, la improvisación y el oportunismo. Yo estaba disgustado, porque sabía que de esa forma nunca íbamos a derrotar a un equipo de playoffs.

Les dije a los muchachos que si volvían a jugar así, nuestra marca de 15-1 iba a terminar en la basura.

Lo cual habría sido una lástima.

Los 15 triunfos de temporada regular empataban lo que en ese momento era un récord, logrado por San Francisco el año anterior.

Terminamos primeros de la liga esa campaña en puntos permitidos, yardas permitidas, diferencia de entregas y robos de balón, diferencia de puntos anotados y permitidos, diferencia de yardas ganadas y permitidas, touchdowns anotados por tierra, touchdowns permitidos por tierra, intercepciones y tiempo de posesión.

Marshall, Frazier, Richardson, Duerson y Fencik terminaron cada uno con cuatro o más pases interceptados.

Si hubiera estado allí, Halas se habría sentido orgulloso de nosotros: establecimos nuevos récords de franquicia en puntos anotados, con 456; puntos permitidos, con 198; yardas netas, con 5,837, y primeros intentos, con 343.

Y todavía no habíamos jugado nuestros mejores partidos.

LA MÁQUINA DE BLANQUEAR
Como hacen los grandes equipos en la NFL, nos guardamos lo mejor para enero.

Todo eso en lo que habíamos estado trabajando el año entero, llegó a su máxima expresión en la postemporada: el funcionamiento en equipo, la solidez defensiva y la arrogancia ofensiva.

Incluso se compuso un poco mi relación con Ryan.

Cuando recibí el premio al "Entrenador del Año de 1985", en mi discurso de aceptación hablé más de mis entrenadores asistentes que de mí. No mencioné a Ryan por su nombre, pero todos sabían que me estaba refiriendo especialmente a él.

En la ronda de Comodines, los Patriots eliminaron a los Jets en la AFC, y los Giants a los 49ers en la NFC.

Yo prefería medirme con New York antes que con San Francisco, pero no podía admitirlo públicamente. Sólo dije que me alegraba ver en ronda Divisional un duelo entre dos equipos pioneros de la NFL, como eran los Bears y los Giants, en lugar de un equipo relativamente advenedizo, como los 49ers.

Los últimos días antes del partido parecían nunca acabar. Dos semanas de espera es demasiado tiempo. La ansiedad nos estaba carcomiendo, y yo temía que tuviera un efecto negativo en nuestro rendimiento.

Pero el único que padeció efectos negativos fue Butler, quien falló sus tres intentos de gol de campo ante los Giants, luego de haber tenido una temporada brillante en su debut como profesional. Después del partido, le dije a nuestro pateador novato: "Tranquilo... no es para suicidarse. Pero si tienes una pistola en tu casa, deshazte de ella".

Por suerte encontramos otras formas de anotar. El viento de Chicago le jugó una mala pasada a Sean Landeta, pateador de despeje de los Giants, y Shaun Gayle regresó el balón apenas 5 yardas para touchdown; la devolución de patada de despeje más corta en la historia de la NFL.

Después hubo dos pases de touchdown de McMahon a McKinnon, y la defensiva hizo el resto.

El resultado fue una blanqueada, 21-0, y la gran estrella fue Dent.

Nunca había visto a alguien jugar como jugó Dent ese partido. En mi opinión es muy difícil encontrar, en la historia de la liga, una actuación mejor que la suya en una instancia tan importante.

Registró 7 tacleadas, 3.5 capturas de mariscal y 2 balones sueltos forzados. Y esos números ni siquiera reflejan acabadamente el dominio que Dent ejerció en las trincheras, aquella tarde en Soldier Field.

Mientras tanto, en Los Angeles, los Rams vencían a los Cowboys en el otro juego Divisional de la NFC.

En la AFC, los Dolphins superaron a los Browns, y los Patriots a los Raiders.

Los Rams de John Robinson nos habían ganado los dos años anteriores en temporada regular. En ambos casos, el corredor Eric Dickerson nos había pasado por encima, con más de 120 yardas y múltiples touchdowns en cada uno de los juegos.

Pero esos dos partidos habían sido en Los Ángeles. Ahora estábamos en casa, y la mejor defensiva terrestre de la liga, comandada por Singletary, estaba lista para frenar a Dickerson.

Debido a su fama de quebrar cascos en la Universidad de Baylor, mucha gente pensaba que "El Samurai" era sólo un golpeador bestial. Pero la realidad es que Singletary poseía una gran inteligencia como jugador. Su instinto y su capacidad de reconocer instantáneamente la jugada, le permitían hacer cosas muy parecidas a las que había hecho Dick Butkus en esta ciudad dos décadas antes.

Singletary y sus lugartenientes limitaron a Dickerson a sólo 46 yardas por tierra en el juego de Campeonato de la NFC, y el mariscal de los Rams, Dieter Brock, no logró compensar por aire la falta de ataque terrestre: lanzó para sólo 66 yardas.

Nuestro dominio defensivo fue absoluto, y la imagen del joven apoyador a quien habíamos elegido en la primera ronda del draft del '84, Wilber Marshall, corriendo 52 yardas para anotar el touchdown final, tras un balón suelto recuperado, fue el cuadro perfecto para rendir tributo a la defensiva del '85.

Ese balón suelto fue producto de una captura de mariscal de Dent, quien seguía montando una de las mejores postemporadas de un jugador en la historia de este deporte.

A la ofensiva, McMahon anotó un touchdown por tierra de 16 yardas, y otro por aire, al cambiar una vez más la jugada que yo había llamado.

En segunda y 10 desde la yarda 22 de LA, mandé un acarreo de Payton en jugada de atracción. Es cierto que no estábamos teniendo éxito por tierra, pero era el tercer cuarto y teníamos ventaja de 10-0, así que no había razón para arriesgar demasiado. Sin embargo, McMahon optó por un pase a Gault que terminó en TD.

Y ese no fue el mayor acto de insubordinación de nuestro mariscal en el partido.

La semana anterior, ante los Giants, usar una banda blanca en la cabeza con un logo corporativo le había costado una multa de 5,000 dólares de parte de Pete Rozelle, comisionado de la NFL.

En este duelo ante los Rams, McMahon salió al campo otra vez con su banda blanca en la cabeza, y en el lugar donde antes decía "Adidas", ahora decía "Rozelle".

A mí, ese tipo de actitudes rebeldes me parecían sanas, hasta cierto punto, y además creo que ayudaban a quitarle tensión al resto del equipo.

El juego contra los Rams terminó con otra blanqueada, 24-0.

Era tiempo de viajar a New Orleans para enfrentar en el Super Bowl XX a los Patriots, que habían dado la gran sorpresa al derrotar a los poderosos Dolphins en la Final de la AFC.

SUPER PALIZA
McMahon tuvo una estadía poco placentera en la ciudad del jazz. Llegó con un dolor en el trasero, y no estoy hablando en sentido figurado. Un defensivo de los Rams le había dado con el casco en la nalga, y le había dejado un terrible moretón.

Pero lo más doloroso para el QB fue lo que pasó con la prensa. Una radio local lanzó el rumor de que McMahon había dicho en una entrevista que las mujeres de New Orleans eran prostitutas. De pronto teníamos cientos de señoras protestando en el hotel, culpa de una declaración que nunca había existido. McMahon salió a decir que la acusación era falsa, y que jamás podría haber participado en esa entrevista radial, porque supuestamente había sido temprano en la mañana y él nunca estaba despierto a esa hora.

Finalmente, los autores del rumor admitieron que se trataba de un invento, pero la paciencia de McMahon ya estaba agotada.

En una conferencia de prensa, ante la insistencia de los periodistas por saber detalles acerca de su dolor en el trasero, McMahon terminó optando por bajarse los pantalones y mostrar en vivo y en directo cómo estaba evolucionando la lesión.

El domingo, en el Louisiana Superdome, durante la práctica previa al partido, McMahon volvió a bajarse los pantalones frente a las cámaras que lo estaban filmando desde un helicóptero.

Una vez más, creo que fue una buena forma de lograr que todos en el equipo liberáramos tensiones, a pocos minutos de la patada inicial.

Sin embargo, el arranque del partido no fue el mejor para McMahon. Un error suyo al llamar la jugada desembocó en un balón suelto de Payton en los primeros segundos del juego.

Los Patriots tomaron posesión en nuestra yarda 19, pero la defensiva no les permitió avanzar una sola pulgada, y se conformaron con un gol de campo.

New England no volvería a anotar hasta el último cuarto, cuando ya llevábamos 41 puntos de ventaja.

Nunca, en 20 años de historia del Super Bowl, se había visto tamaña paliza.

Al medio tiempo, la ofensiva de New England había logrado un total de -14 yardas. Sí, los Patriots había retrocedido más de lo que había avanzado.

Tony Eason, el mariscal de los Pats que había lanzado para 3 TDs la semana anterior ante Miami, jugó casi tres cuartos en el SB y no logró completar pase alguno.

Ganamos 46-10, y obviamente no faltó el acarreo de touchdown de Perry. Incluso envié a "The Refrigerator" a lanzar el primer pase de su carrera, pero la jugada terminó en captura.

De lo único que me arrepiento es de no haber logrado que Payton tuviera su touchdown en ese partido. La defensiva de los Pats estaba enfocada en detenerlo, pero aún así, yo tendría que haber hecho un mejor trabajo para crear la oportunidad de que Payton anotara.

Nunca imaginé que jamás volveríamos al Super Bowl.

En los siguientes tres años ganamos el título de la NFC Central, y en cinco de las siguientes seis temporadas regresamos a los playoffs. Pero nunca logramos recorrer todo el camino nuevamente.

Aún hoy, sigo pensando que teníamos material suficiente para erigirnos como el equipo de la década en los '80. Pero no voy a quejarme, ni a romperme la mano contra un casillero, porque al final, aquella campaña de 1985 será por siempre recordada como una de las mejores en la historia de la NFL.

Y en mi mente siempre quedará la última imagen que guardo del juego ante los Rams: Marshall escapándose con el balón suelto recuperado, para sellar el triunfo en el Campeonato de Conferencia.

Marshall corría, y yo me liberaba del peso de la derrota del año anterior, y Chicago iba al Super Bowl por primera vez en su historia, y justo en ese momento, mientras Marshall marchaba hacia la zona de anotación, comenzaba a nevar sobre Soldier Field...

Yo imaginé que era Papa Bear, lanzando confetti desde el cielo.

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  • DIARIO DE VOCES: EDICIÓN 15-7

    Publicado: jueves, 15 de julio del 2010

    Esta es la continuación de la historia iniciada ayer. (Muchas gracias a quienes expresaron su respaldo a esta idea; no se imaginan cuánto sirve para cargar las pilas).

    Importante: al estar los tres capítulos redactados como si fueran una sola unidad, en este segundo día no se repite el nombre completo de los protagonistas mencionados en la edición anterior, sino sólo el apellido.

    Arranca entonces la segunda de tres partes de: "Soy Mike Ditka, campeón del Super Bowl XX".

    En la Semana 6 llegaba, por fin, la oportunidad del esperado desquite contra San Francisco.

    Una de las escenas que más me había dolido presenciar, en aquella derrota con los 49ers en la Final de la NFC del '84, fue la de Payton abatido por la tristeza. Por primera vez en mi vida había visto a "Sweetness" desanimado, convencido de que su mejor oportunidad de alcanzar el ansiado Super Bowl se le había escurrido entre las manos.

    Ahora Payton volvía a creer. Exhibíamos una marca de 5-0, y sentíamos que nadie podía detenernos.

    Veníamos de Florida y teníamos que cruzar todo el país hasta California. Pero nada iba a apagar nuestro entusiasmo.

    "Creo que ellos no nos quieren a nosotros, y sé que nosotros no los queremos a ellos", declaré dos días antes del partido con los 49ers, y prometí un juego con los golpes más duros jamás vistos.

    Ganamos 26-10, con cuatro goles de campo del pateador novato Kevin Butler, a quien habíamos reclutado en la cuarta ronda del draft, y dos acarreos de touchdown de Payton.

    "THE REFRIGERATOR"
    Si la venganza es un plato que se come frío, para el menú de mi revancha contra San Francisco tenía guardado un sabroso postre en la nevera.

    No soy un hombre que olvida fácilmente, y no había olvidado lo que Walsh había hecho frente a nosotros en el juego de Campeonato de la temporada anterior, cuando alineó como fullback a Guy McIntyre, un guardia de 280 libras. Una formación que los 49ers llamaban "Angus", por el bife preferido de McIntyre.

    Así que, cuando ya este partido de la Semana 6 en San Francisco estaba definido, puse en el backfield ofensivo a nuestro hombre más pesado: el novato William "The Refrigerator" Perry, un tackle defensivo de más de 300 libras.

    Pero fui un paso más allá. No lo mandé a bloquear como McIntyre, sino a acarrear el balón, en la jugada denominada "34-dive straight".

    Perry corrió dos veces en el partido, para un total de 4 yardas. No tenía estilo alguno. Simplemente se desplazaba hacia delante.

    "No avanzó mucho", dijo Walsh con gesto burlón después del juego.

    Pero mi plan con Perry no era que avanzara mucho, sino sólo que avanzara.

    La semana siguiente, en lunes por la noche, el mundo entero conoció a "The Fridge".

    Nos visitaban los Packers, frente a la gran audiencia de "MNF".

    Con Green Bay adelante 7-0, y nosotros a 2 yardas de la zona de anotación, puse a Perry como fullback, y él abrió el camino entre los apoyadores rivales para que Payton igualara el marcador.

    Después volvimos a encontrarnos en la yarda 1 de GB, y nuevamente mandé a Perry al campo. Pero esta vez fue él quien acarreó el balón, y avanzó lo suficiente como para anotar, bajo el bramido enloquecido del público en Soldier Field.

    Más tarde, otra vez lo mismo. Balón en la yarda 1 de los Packers. Payton y Perry en el backfield. Ahora Payton corrió y Perry bloqueó: 21-7.

    Terminamos ganando 23-7, con un safety del apoyador Otis Wilson.

    En el draft del '85, Perry había sido motivo de otra de mis tantas discusiones con Ryan.

    Antes del draft fui a observar a Perry a su pro day, y me encontré con una bestia de 358 libras, que corría las 40 yardas en 5.36 segundos. Pese a que yo generalmente buscaba jugadores en buen estado físico, lo que vi ese día me gustó. Conforme se acercaba el draft, iba convenciéndome más acerca de este chico, e incluso me enteré de que los Raiders estaban interesados en él.

    Ryan no quería saber nada con Perry, y al gerente general Jerry Vanisi le parecía un pick de alto riesgo. Pero Vanisi respaldaba mi opinión de que necesitábamos reforzar la posición de DT, porque Dan Hampton y Steve McMichael venían de cirugías de rodilla.

    Finalmente seleccionamos a Perry en la primera ronda, y se presentó a nuestro primer minicampamento con exceso de equipaje.

    Ryan me miraba, señalaba al novato y gritaba: "¡Pesa 50 libras más que mi liniero más gordo!"

    Perry no se dejaba intimidar por el desprecio de Ryan, y prometía bajar de peso para el campamento de entrenamiento.

    Me decía: "Coach, mi único enemigo son las hamburguesas".

    Llegó tarde al campamento de entrenamiento, tras una disputa contractual. Había descendido a 316 libras, pero todavía estaba 11 libras por encima de lo que nosotros deseábamos.

    Ryan fue durísimo con él en los medios. "No me ha mostrado nada", dijo en un programa de radio. "Es un pick del draft desperdiciado. Es dinero botado a la basura. Deberíamos haber invertido esos dólares en profesionales que sabemos que pueden jugar, como Todd Bell".

    Con Bell nunca llegamos a un acuerdo en su disputa contractual, y el estelar profundo se mantuvo alejado del equipo durante toda la temporada.

    Bell formaba, junto a Fencik, nuestra dupla de profundos titulares desde la partida de Doug Plank, cuyo número 46 le había dado el nombre a la defensiva de Ryan.

    Sin embargo, no haber dado el brazo a torcer con Bell no resultó tan mal, después de todo. Su reemplazo, Dave Duerson, terminó dándonos una campaña de Pro Bowl ese año.

    EL REGRESO A DALLAS
    Luego de vencer a Minnesota 27-9 en la Semana 8, con dos pases anotadores de McMahon y un regreso de intercepción para touchdown de Wilson, todos empezaron a considerarnos candidatos a ganar la NFC Central.

    Pero también empezaron a cuestionar nuestra forma de jugar. Decían que nos gustaba el fango, y que estábamos pasados de moda.

    Era cierto. Éramos un equipo duro y físico. Incluso Payton había adoptado ese estilo. Y teníamos un mariscal que jugaba con la actitud de un tackle defensivo. Pero nadie podía negar que éramos agresivos y por momentos creativos a la ofensiva, y que sólo pensábamos en anotar, anotar y volver a anotar.

    Además, cuando alguien me dice que le parece aburrido el fútbol americano de la vieja escuela, le respondo que por favor mire alguna vez un partido de tenis.

    Antes de viajar a Green Bay en la Semana 9, el entrenador en jefe de los Packers, Forrest Gregg, declaró públicamente que no le agradábamos, ni nosotros ni nuestra forma de jugar. Y una radio de Wisconsin dejó como regalo una bolsa de fertilizante en nuestro vestidor.

    Pero así es el fútbol americano entre Bears y Packers. Es un choque de enemigos, no una tarde entre amigos.

    Nosotros respondimos con un pase de touchdown de 4 yardas de McMahon a Perry. Cuando todos pensaban que "The Refrigerator" había ingresado al campo para bloquear al apoyador George Cumby, a quien había aplanado dos semanas atrás, Perry se desprendió en un ágil movimiento y atrapó el balón en la zona de anotación, para dejar mudo al Lambeau Field.

    Mark Lee, esquinero de Green Bay, fue expulsado del partido por golpear a Payton fuera de los límites del campo y hacerlo volar sobre la banca. Payton respondió con 192 yardas por tierra y un touchdown, para pasar al frente en el último cuarto y ganar el juego 16-10.

    Teníamos marca de 9-0, "The Fridge" era la mayor atracción de la liga, y Walsh ya no se burlaba.

    "No he seguido muy de cerca de los Bears", dijo el entrenador en jefe de los 49ers, que estaban 5-4, "pero he escuchado que Perry atrapó un paso de touchdown el domingo".

    Nuestro criticado estilo de juego se acomodó perfecto al clima en la Semana 10, frente a los Lions. Fue una tarde de viento y lluvia en Soldier Field, condiciones en las que era imposible lanzar el balón.

    Nosotros anotamos tres touchdowns por tierra y ganamos 24-3.

    En la Semana 11 llegó nuestra mejor actuación de la temporada regular, en lo que fue uno de los momentos cruciales de mi carrera.

    Viajábamos a Dallas, a enfrentar a los Cowboys. No sólo era un partido frente a un equipo que estaba 7-3 y que terminaría ganando la NFC Este, sino que era el clásico duelo del alumno frente al maestro.

    El año anterior había ganado el maestro, 23-19. Me había dolido mucho esa caída, porque estaba ansioso por demostrarle a Landry cuánto había aprendido de él.

    Además había sido la sexta derrota consecutiva de Chicago frente a Dallas, y la rivalidad estaba levantando temperatura. En la pretemporada nos tocó enfrentarnos, y ese día hubo tantas peleas que 10 jugadores fueron multados. ¡En un partido de exhibición!

    Ahora jugábamos por los puntos, y un triunfo nos aseguraría el título de la NFC Central.

    McMahon no participó, debido a una tendinitis en el hombro, y aún así le dimos a Dallas la peor derrota de su historia como local.

    Cuando estaba estrechando la mano de Landry en el medio campo al terminar el partido, miré el marcador, 44-0, y debo reconocer que sentí tristeza por lo que acabábamos de hacer.

    "Queríamos esto por Mike", dijo Payton.

    Landry admitió que había sido una verdadera paliza, y aclaró que no era una sorpresa, porque, según él, éramos uno de los mejores equipos de la liga de los últimos dos años.

    A mí me presionaron los periodistas para que dijera algo sobre Landry después del juego, pero no lo iban a lograr. Yo me escapaba remarcando la importancia de haber ganado el título divisional, y hablaba del increíble desempeño de la defensiva.

    Creo que sin ofensiva podríamos haber ganado ese partido. La defensiva anotó los primeros dos touchdowns, y después se dedicó a demoler a los Cowboys.

    Otro imponente desempeño defensivo resultó en una nueva blanqueada en la Semana 12 ante los Falcons, 36-0.

    Con el partido definido, dejé a Payton en el campo lo suficiente como para que alcanzara la 100 yardas por séptimo juego consecutivo, y así empatara el récord vigente hasta el momento, que estaba en manos de O.J. Simpson y Earl Campbell.

    El equipo estaba 12-0. Se empezaba a hablar de una posible temporada perfecta, y el siguiente lunes por la noche viajábamos a enfrentarnos justamente con los Dolphins de Shula, dueños de la campaña invicta del '72.

    EL BAILE DEL SUPER BOWL
    El hombro de McMahon evolucionaba bien, pero preferí darle una semana más de descanso, porque a su vez Fuller no había cometido errores graves frente a Atlanta, y había sido parte de la epopeya ante Dallas.

    Con nuestro mariscal titular en las laterales, y un griterío en el Orange Bowl que no permitía a Fuller comunicar las jugadas, perdimos el invicto frente a los Dolphins.

    Después del partido me quejé ante la liga. Yo sostenía que se debían tomar medidas y poner límites para los decibeles permitidos en un estadio de la NFL. Era imposible jugar en esas condiciones.

    Pero la verdad es que no perdimos por eso, ni por la ausencia de McMahon, sino por otra razón.

    El desprendimiento rápido de Dan Marino, mariscal de Miami, nos estaba haciendo el mismo daño que nos había infligido el ataque de los 49ers en la Final de la NFC de la temporada anterior.

    Yo no estaba dispuesto a vivir lo mismo otra vez, así que le exigí, le demandé a Ryan que hiciera los ajustes necesarios. Pero Ryan se negaba a cambiar, y esa noche nuestra relación llegó al punto de mayor conflicto.

    En el medio tiempo, abajo 31-10, los jugadores tuvieron que separarnos en el vestidor para que no nos tomáramos a golpes.

    Perdimos 38-24, y hasta el día de hoy sigo pensando que, si Ryan hubiera adaptado su defensiva a lo que Marino y Shula estaban haciendo, habríamos terminado la temporada invictos.

    Por su parte, Ryan sigue pensando que él sí realizaba ajustes en el medio tiempo, y cita como prueba la cantidad de veces que blanqueábamos a los rivales en la segunda mitad de los partidos.

    Cuando el preguntaban a Ryan cómo era posible que discutiera conmigo en público, él respondía: "No me pagan por estar de acuerdo con Ditka".

    Lo positivo del viaje a Miami fue que Payton corrió para 121 yardas, y se convirtió en el primer hombre de la historia en sumar ocho juegos consecutivos de 100 yardas o más.

    Y lo más importante fue que el traspié no derrumbó la moral del equipo, ni el optimismo, ni la confianza. Tan seguros estábamos de hasta dónde íbamos a llegar, que, al día siguiente, los jugadores grabaron el video "The Super Bowl Shuffle", que venían elaborando desde hacía casi un mes.

    En una liga en que la regla general es que nadie hable más allá del próximo rival, que nadie mire más allá del próximo partido, nosotros, después de una derrota, con tres semanas de temporada regular todavía por delante, le estábamos cantando una canción al Super Bowl.

    Me invitaron a participar, pero me rehusé. Yo podía bailar, pero no cantar. Cuando era niño, en mi escuela, las monjas me decían que lo mío no era un canto... era un aullido.

    Sin mí, el video fue un éxito. El disco simple vendió más de medio millón de copias.

    Cantando estilo rap, Payton decía: "Correr con balance es como tener un romance".

    Wilson: "Las mujeres me adoran, por mi cuerpo y mi inteligencia. Los hombres me envidian, por mi estilo y mi presencia".

    Gault, medalla dorada en un Mundial de atletismo: "Soy Speedy Willie y me gusta correr, pero atrapar el balón es lo que me da placer".

    Mike Richardson, esquinero: "En el campo puedo volar. Me gusta robar... y hacerlos pagar".

    Fencik, quien solía formar con Plank la dupla conocida como "The Hit Men", acusada de dar golpes demasiado violentos sólo por diversión: "Soy el Sr. Limpieza. Me llaman 'hitman', pero no me pesa".

    Richard Dent, ala defensiva, líder de la liga en el '85 con 17 capturas de mariscal: "Aquí viene el 'sackman'. Si el mariscal es aletargado, terminará doblado".

    Mike Singletary, apoyador central y corazón de la defensiva, nombrado Defensivo del Año en el '85: "Soy Samurai Mike, y los detengo como un paredón. Nadie molesta en mi vecindad, porque soy grande y pelón".

    Perry: "Me han visto golpear y me han visto correr. Si hago esas cosas, nos vamos a entretener".

    McMahon: "Cuando salgo a jugar, no tengo nada pensado, sólo tiro mi cuerpo por todos lados".

    Fuller: "Dicen que el hombre es Jimbo... pero yo haré el trabajo, si él está en el limbo. Así que traigan a Atlanta o traigan a Dallas, esto es por Mike y por 'Papa Bear' Halas".

    (Termina mañana, con la parte 3 de 3).

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  • DIARIO DE VOCES: EDICIÓN 14-7

    Publicado: miércoles, 14 de julio del 2010

    Lo primero que debo hacer hoy es disculparme, frente a quienes esperaban el mismo Diario de Voces de siempre.

    Durante los próximos tres días, este espacio no será el mismo que de costumbre.

    No habrá declaraciones, ni "cuenta regresiva", ni "mientras tanto en Wilsonland", ni nada de lo que contiene una edición normal del Diario.

    Hoy, mañana y el viernes, sólo habrá historia.

    Era tanto el material reunido para producir este relato, que aún quitando todo lo aledaño y poniendo el foco sólo en lo medular del asunto, me veo obligado a dedicarle tres ediciones completas del Diario, sin espacio para agregar nada más.

    Así que todas las actividades normales de este blog quedan interrumpidas por tres días. Se reanudarán el lunes, cuando retomemos la "cuenta regresiva" con el equipo Nº 26.

    Aunque el que habla es uno de sus protagonistas, esta entrega de "Soy..." no trata sobre un individuo, sino sobre una temporada. Una de las temporadas más memorables de todos los tiempos en la NFL.

    Cualquier aficionado a este deporte, sin importar cuál sea el equipo de sus amores, necesita conocer esta historia.

    Está narrada en primera persona, y arranca así...

    Soy Mike Ditka, campeón del Super Bowl XX, y no he leído demasiado lo que los periodistas en general han dicho sobre aquél equipo de los Bears... pero creo que la mayoría coincide en que montamos un gran espectáculo, ¿no?

    Si tengo que contar mi versión de la campaña del '85, debo empezar un poco más atrás: el juego de Campeonato de la NFC de la temporada anterior.

    Ese partido fue la génesis de lo que pasaría después.

    Me dejó furioso, y esa furia se canalizó en la temporada siguiente.

    Para entender la raíz de mi enojo, hay que mirar la escena completa de las Finales de Conferencia de la campaña del '84: de un lado estábamos nosotros ante los 49ers de Bill Walsh, y del otro lado estaban los Steelers de Chuck Noll frente a los Dolphins de Don Shula. Esos tres entrenadores en jefe habían ganado Super Bowls, y eran considerados genios. El comentario alrededor de la liga, aquella semana, era que yo no pertenecía al mismo grupo de ellos tres.

    Era mi oportunidad de demostrar que sí estaba a su altura, y la dejé pasar. La desperdicié. Me fui de San Francisco con una espantosa blanqueada en el marcador, y una terrible amargura en la boca que juré jamás volver a sentir.

    También juré nunca más ser tan conservador a la ofensiva.

    Honestamente, llegué al duelo en San Francisco convencido de que nuestra defensiva "46", la mejor de la liga esa temporada, comandada por el coordinador Buddy Ryan, iba a hacer lo suficiente como para no necesitar arriesgar mucho en ataque.

    Pero la realidad fue distinta.

    Una de las claves de la "46" era no darle tiempo a los receptores rivales de correr sus rutas, ni al mariscal de encontrarlos. La forma de contrarrestar eso era lanzar pases rápidos, y Walsh era un experto en la materia.

    Joe Montana disecó nuestra defensiva con pases cortos a Dwight Clark y Freddie Solomon, y yo tuve una de mis tantas discusiones con Ryan. Él me decía que no estábamos anotando, y yo le respondía que la defensiva de San Francisco nos estaba atacando, y que la nuestra debía aprender la lección y hacer lo mismo.

    Perdimos 23-0.

    Nos fuimos humillados. Y enojados.

    Medio año después, ese enojo afloró a partir de la primera práctica en el campamento de entrenamiento.

    Ryan, tal vez intentado demostrarme que sí había aprendido la lección de los 49ers, mandaba a sus hombres a golpear con todo.

    Había tanta intensidad, tanta fricción en los ejercicios de ofensiva vs. defensiva, que varias veces me encontré pidiéndole a Ryan que calmara a sus muchachos.

    Por momentos, la unidad de Ryan se volvía tan violenta que no me permitía siquiera ensayar la jugada más simple a la ofensiva.

    Llegó un punto en que perdí la paciencia y le dije: "Oye, Buddy, yo no veo a los Bears en nuestro calendario de esta temporada. ¿Tú los ves? Tengo una noticia para ti... ¡no jugamos contra nosotros mismos!"

    Siempre hubo algo entre él y yo.

    Estábamos en el mismo bando, pero de alguna manera también éramos rivales.

    Creo que Ryan me veía como el tipo que le había robado el puesto.

    Cuando Neill Armstrong fue cortado como entrenador en jefe tras la campaña de 1981, supongo que Ryan empezó a redactar su discurso para lo que parecía inevitable: su ascenso al cargo que había quedado vacante.

    Ryan era admirado en toda la liga, llevaba cuatro años en Chicago y sus jugadores lo adoraban. ¿Quién iba a pensar que no sería el nuevo entrenador en jefe?

    Su currículo como coordinador defensivo era impecable, tanto en Chicago como en su estadía anterior en Minnesota.

    Sin embargo, el responsable de elegir al sucesor de Armstrong no era él. Ni yo, por supuesto.

    Era el entonces dueño y absoluto mandamás del equipo: George Halas. Y "Papa Bear" tenía bien en claro a quién quería traer.

    Cuando Halas, quien había sido entrenador en jefe del equipo en cuatro períodos diferentes, se retiró definitivamente de las laterales tras la campaña de 1967, nombró en su lugar a uno de sus asistentes, Jim Dooley, quien entre otros cargos había sido coordinador defensivo.

    Dooley no consiguió campañas ganadoras en los siguientes cuatro años, y fue despedido.

    En su reemplazo, Halas nombró a otro hombre del interior de la organización: Abe Gibron, quien llevaba siete años como asistente en Chicago.

    Gibron lo hizo aún peor que Dooley. Sus tres campañas fueron 4-9-1, 3-11 y 4-10.

    En 1975, Halas optó por cambiar de estrategia y dejar de nombrar gente interna.

    Trajo a Jack Pardee, quien al fin le dio una temporada ganadora en el '77, y luego a Armstrong, quien también tuvo una campaña ganadora en el '79.

    En total, los dos entrenadores "internos" le habían brindado al equipo una marca combinada de 31-66, mientras que los dos "externos" habían aportado un registro combinado de 50-58.

    La señal era evidente para Halas: la gente de afuera había dado mejores resultados. Pero a la vez, él quería traer esta vez a alguien que tuviera sus raíces en Chicago y que representara la filosofía de juego de los Bears.

    Había alguien que estaba haciendo una ascendente carrera como entrenador fuera de la organización, y que a la vez era considerado un verdadero Bear.

    Ese alguien fue quien le robó el puesto a Ryan. Y resultó que ese alguien era yo.

    Halas había sido mi entrenador durante mis seis temporadas en Chicago, donde inicié mi carrera como jugador. Mi llegada como recluta de primera ronda tuvo bastante impacto, en la época en que los alas cerradas empezábamos a atrapar pases alrededor de la liga, y no sólo bloquear. Por mi forma dura y aguerrida de entrenar y de jugar, Halas siempre me consideró un fiel exponente de la tradición de los Bears.

    Pero no volví a vestir ese uniforme desde 1967, cuando le pedí un aumento salarial a Halas, bajo amenaza de irme a la AFL, y él me respondió canjeándome a Philadelphia.

    Más tarde me uní a los Cowboys, con quienes logré una recepción de touchdown en la victoria sobre Miami en el Super Bowl VI.

    Tras mi retiro en 1972, el entonces entrenador en jefe de Dallas, Tom Landry, me retuvo para que trabajara junto a él.

    Durante los siguientes años, muchas veces le confesé a Landry mi sueño de llegar a ser entrenador en jefe de los Bears. Él me respondía: "Primero debes aprender a controlar tu temperamento".

    Cuando Halas me llamó, yo llevaba nueve años como entrenador asistente de Dallas, que en ese período había llegado a los playoffs ocho veces y ganado el Super Bowl XII ante Denver.

    Antes de firmar contrato, Halas me ordenó mantener a Ryan como coordinador defensivo. Yo acepté. No iba a conseguir a nadie mejor que Ryan, y yo sabía que para ganar con la ofensiva, primero debes ganar con la defensiva.

    Me enorgullece cuando alguien dice que haberme dado las riendas del equipo fue la última decisión importante que tomó "Papa Bear", en su noble vida dedicada casi exclusivamente a buscar lo mejor para el equipo.

    Recuerdo escuchar atónito sus palabras, en una fría tarde de enero del '82.

    "Estoy trayendo a Mike Ditka", anunció Halas, frente a la mirada escéptica de quienes pensaban que, si no le daba el puesto a Ryan, al menos debía dárselo a alguien con experiencia como entrenador en jefe.

    Un influyente diario de Chicago dijo incluso que haberme elegido a mí era "una locura".

    "Les garantizo algo", agregó Halas, quien falleció al año siguiente, a los 88 años de edad; "Mike pateará algunos traseros aquí".

    Patear algunos traseros.

    Eso fue lo que hicimos en la campaña de 1985.

    SALVADOS POR LA OFENSIVA
    En el partido inaugural, sin embargo, los Buccaneers, que por entonces estaban en nuestra división, empezaron pateándonos el trasero a nosotros.

    Nos anotaron 28 puntos en la primera mitad, y cuando salíamos del campo en el medio tiempo le dije a Ryan: "Ey, dejaste tus mejores golpes en el campamento de entrenamiento".

    Los aficionados que me oyeron desde las tribunas de Soldier Field, probablemente hayan pensado que era en broma. Pero Buddy y yo sabíamos que era muy en serio.

    Arrancamos el tercer cuarto abajo 28-17. Luego, nuestro esquinero Leslie Frazier devolvió una intercepción para touchdown, y nuestro mariscal Jim McMahon terminó ganando el partido con dos TDs, uno por aire y otro por tierra.

    La ofensiva fue la principal responsable de que evitáramos iniciar la temporada con una derrota en casa. Especialmente nuestro corredor, Walter Payton, quien acumuló 120 yardas por tierra en ese partido.

    En la segunda semana recibimos a los Patriots. Fue un triunfo cómodo: ganamos 20-7 y ellos tuvieron que esperar hasta el último cuarto para anotar. Pero no fue tan cómodo como nuestro siguiente encuentro con New England, que sucedería cuatro meses después.

    En la Semana 3 llegó un juego divisional clave. Viajamos a enfrentar a los Vikings de Bud Grant, que estaban 2-0, igual que nosotros.

    Tal como había sucedido en el juego inaugural, fue la ofensiva la que salió a dar la cara por el equipo.

    Confiado en que la defensiva podía darnos el triunfo, mantuve en las laterales a McMahon, quien no había practicado en toda la semana por dolores en el cuello y en la espalda, y una infección en la pierna.

    Quería cuidar a mi mariscal para el resto de la temporada, así que estaba determinado a jugar todo el partido con Steve Fuller en los controles.

    Sin embargo, terminé cambiando de caballo a mitad del río.

    A pesar de que Fuller no estaba cometiendo errores graves, caíamos 17-9 a mediados del tercer cuarto, y McMahon me estaba perforando el tímpano.

    "Déjeme entrar, Coach. Déjeme entrar", insistía el "QB Punk". Era como tener un perro en el tobillo.

    No soporté más el acoso y envié a McMahon al campo, sólo para que cerrara el hocico.

    Lo que hizo fue sencillamente insano.

    En la primera jugada mandé un pase de pantalla al fullback Matt Suhey. Algo sencillo, para proteger a mi convaleciente mariscal. Pero McMahon leyó que venía la carga, y cambió la llamada a un pase largo, aunque eso implicaba un alto riesgo para su físico.

    Payton hizo tal vez el mejor bloqueo de su carrera, en contra de un apoyador que venía cargando, y McMahon lanzó una bomba al receptor abierto Willie Gault para un touchdown de 70 yardas.

    En la siguiente marcha, McMahon encontró al receptor abierto Dennis McKinnon para un pase anotador de 25 yardas, y en su tercera serie volvió a conectarse con McKinnon para un TD de 43 yardas.

    Ganamos 33-24, y tomamos el control de la NFC Central.

    "PUNK" y "SWEETNESS"
    Siempre me acusaron de ser muy duro con los jugadores, y el apodo "Iron Mike" reforzaba esa imagen. Pero nunca traté mal a mis hombres.

    Me gustaba la disciplina, sí, pero era ecuánime. Si exigía algo, intentaba que mis dirigidos supieran por qué lo exigía. Cuando alguien cometía un error, se lo señalaba no para martirizarlo, sino para impulsarlo a mejorar.

    Creo que mi relación con McMahon demuestra mi punto.

    McMahon no era un tipo fácil. Un entrenador puramente disciplinario y estricto, no lo habría mantenido más de una semana en el equipo.

    Una herida en la retina que volvía su ojo derecho muy sensible a la luz, obligaba a McMahon a usar anteojos de sol todo el tiempo, aunque fuera de noche y estuviera lloviendo. Combinen eso con un moderno corte de pelo que él mismo se había hecho, y al verlo daba la impresión de que había resucitado Sid Vicious.

    Cuando yo le decía algo, él me escuchaba. Pero luego hacía lo que él pensaba que había que hacer, sin importar si era exactamente lo contrario de lo que yo le había dicho.

    Él no sólo se consideraba a sí mismo el mejor pasador del equipo, sino también el mejor corredor y el mejor bloqueador. No muchos de sus compañeros se animaban a hacer las cosas que él hacía, y estaba muy bien que no se animaran.

    Creo que la mitad de las cosas que McMahon hacía, las hacía sólo para molestarme a mí. Como por ejemplo, nunca deslizarse con los pies hacia delante al terminar un acarreo, sino tirarse de cabeza.

    Pero a la vez, McMahon era un maniático perfeccionista, una característica en la que yo me veía reflejado.

    Yo me había fracturado la mano derecha al golpear un casillero en el vestidor, tras una derrota en tiempo extra frente a Baltimore en 1983.

    La verdad es que pensé que la puerta del casillero era más blanda.

    Además de descargar mi rabia, con esa exhibición de furia buscaba también generar en los jugadores la sensación de que la derrota era inaceptable. Pero sólo generé risa, cuando se me transformó la cara por el dolor.

    McMahon era tan duro consigo mismo como yo. Todos esos gritos que se le escuchaban proferir en el campo de juego, iban en su gran mayoría dirigidos contra sí mismo, reprochándose algo que según él no había hecho del todo bien.

    No tuvo mucho que reprocharse en la Semana 4, cuando la ofensiva volvió a darnos un gran triunfo.

    Nos visitaron los Redskins de Joe Gibbs y, con Joe Theismann y John Riggins en ataque, se pusieron 10-0 arriba en el segundo cuarto.

    A partir de ahí, sin embargo, ellos no volvieron a anotar. Y nosotros anotamos 45.

    McMahon tiró para tres touchdowns, y además atrapó un pase de TD lanzado por Payton.

    Abracé a Payton en las laterales después de esa jugada, y me vino a la mente el día de mi presentación frente a los jugadores, en 1982.

    No sólo era mi primer discurso ante ellos, sino mi primer discurso como entrenador en jefe. Así que quería hacerlo bien, dar una buena primera imagen. Me habían recomendado mirar a todo el grupo mientras hablaba, ir haciendo contacto visual con la mayor cantidad posible de jugadores. Pero de nada me sirvió el consejo, porque yo no podía dejar de mirar a Payton.

    Ahí estaba el hombre por el cual habíamos tenido la discusión más acalorada que yo recuerde de mis años con los Cowboys. Fue durante el draft de 1975, cuando yo era asistente en Dallas. Los Falcons tomaron con la selección Nº 1 global al mariscal Steve Bartkowski, así que Payton estaba disponible para nosotros, que teníamos el segundo pick general. Tras aquel encendido intercambio de opiniones, terminamos reclutando al tackle defensivo Randy White. Luego, los Colts tomaron al guardia Ken Huff, y Payton fue a los Bears en el cuarto lugar.

    Ahora lo tenía frente a mí, y saber que contaba con él en el equipo me dio seguridad para sonar confiado cuando dije: "Vamos a ir al Super Bowl. Algunos de ustedes estarán aquí, y otros no".

    Lo que hice en los siguientes dos años fue rodear a Payton de talento a la ofensiva.

    En mi primer draft con los Bears corrí el riesgo de seleccionar a McMahon en el quinto lugar global, y en el siguiente draft invertí nuestra selección de primera ronda en el tackle izquierdo Jim Covert. En esos años conseguí un par de receptores abiertos rápidos y confiables, y ensamblé una línea ofensiva dominante, anclada por el centro Jay Hilgenberg. Encontrar un buen centro en la NFL es como encontrar oro, y Hilgenberg era oro para nosotros.

    Así, Payton pasó de ser el mejor jugador de un equipo perdedor, a ser la pieza fundamental de un equipo ganador.

    Después de cuatro partidos en 1985, nuestra ofensiva era una de las mejores de la NFL, con un promedio por juego de 383.8 yardas y 34 puntos. En gran parte gracias a la presión que le quitaba Payton, la confianza de McMahon estaba por las nubes. Era el mariscal con mejor índice de pasador en la liga.

    El siguiente rival eran otra vez los Bucs, y antes de viajar a la ciudad de Tampa me aseguré de que la defensiva viera un millón de veces lo que había pasado en la primera mitad de la Semana 1.

    El profundo Gary Fencik, que llevaba ya 10 años en Chicago, me dijo: "Coach, no se preocupe. Fue la primera mitad más horrible que jugamos desde que estoy aquí. No volverá a suceder".

    La defensiva arrancó con todo ese domingo, y los Bucs no lograron puntos en el primer cuarto. En el segundo anotaron 12, pero nuevamente los dominamos en la segunda mitad, y ganamos 27-19.

    La figura del partido fue Emery Moorehead, un ala cerrada, posición que los Bears habían dejado en el olvido antes de mi llegada y que yo me encargué de revivir.

    Si los rivales se enfocaban en McKinnon, yo no tenía problema en lanzarle a Moorehead.

    "Nuestro tiempo ha llegado", dijo Moorehead tras el triunfo ante Tampa Bay. "Es la hora de los Bears".

    Todos sabíamos a qué se refería Moorehead. Estaba hablando del próximo rival en el calendario. Estaba diciendo que había llegado el tiempo de volver a ver a los 49ers, y la hora de los Bears era la hora de la revancha.

    (Continúa mañana, con la parte 2 de 3).

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  • DIARIO DE VOCES: EDICIÓN 13-7

    Publicado: martes, 13 de julio del 2010

    "EN POSICIÓN DE GANAR UN CAMPEONATO"
    Derrick Mason, receptor abierto de los Ravens: "Cualquier cosa inferior a una victoria de Super Bowl será una verdadera decepción para nosotros. Pienso que hemos hecho más que suficiente en estos últimos tres años como para colocarnos en posición de ganar un campeonato. Haber hecho todo lo que hicimos, y no salir de esto con un anillo, sería descorazonador, especialmente para mí, porque me quedan uno o dos años, como máximo, antes de retirarme. Sé de otros veteranos en este equipo que quieren ganar un campeonato antes de poner fin a sus carreras. Sentimos que estamos en el momento justo, y hemos ensamblado un gran equipo. Es nuestra oportunidad".

    "SEGUIR ADELANTE SIN MÍ"
    Aaron Schobel, ala defensiva de los Bills, sobre su regreso para una temporada más, lo cual sucedería si el equipo aceptara sus condiciones, que incluyen tener días libres en temporada regular y otras prerrogativas: "Es obvio que el nuevo entrenador en jefe está listo para seguir adelante sin mí, y me parece bien. En este momento prefiero cuidar mi cuerpo y estar más tiempo con mis tres hijos. Si llega el mes de septiembre y Buffalo me necesita, entonces tal vez juegue. Pero lo dudo".

    "YO SERÉ QUIEN SOY"
    Rex Ryan, entrenador en jefe de los Jets: "Siempre seré yo mismo. Lo dije cuando acepté este empleo, y seguiré siendo yo mismo cuando me ordenen que me vaya dentro de 20 años. Un agente me dijo que ningún entrenador en jefe de los Jets ha durado más de seis años. No sé si será verdad o no. Creo que Weeb Ewbank sí duró más, pero no me importan los demás. Yo seré quien soy. Seré yo mismo y veremos qué pasa. Lo grandioso es que, si hablo con la verdad, no debería haber problemas". (Nota: Dos de los 16 entrenadores en jefe que tuvieron los Jets antes de Ryan, duraron más de seis años: Ewbank en los '60 y Joe Walton en los '80).

    "LOS PROBLEMAS QUE TUVIMOS EN TERCERA OPORTUNIDAD"
    Mike Singletary, entrenador en jefe de los 49ers: "Reconozco los problemas que tuvimos en tercera oportunidad el año pasado, y tal vez debamos acentuar ese punto en el campamento de entrenamiento. Pero yo no quiero que, por concentrarnos en la tercera oportunidad, nos olvidemos de la primera y la segunda. Yo espero que ejecutemos la jugada correctamente en cada intento. Que entreguemos todo lo que tenemos, como si cada intento fuera el último".

    "HAY ALGO QUE ESTÁ FALTANDO"
    John Madden, ex entrenador en jefe de los Raiders y ex asistente defensivo en San Diego State, hablando en el funeral de Don Coryell, ex entrenador en jefe de los Chargers y de San Diego State: "Saben, estoy sentado allí en primera fila, y al lado de mí está Joe Gibbs, y al lado de él está Dan Fouts, y los tres estamos en el Salón de la Fama gracias a Don Coryell. Así que hay algo que está faltando en Canton".
    Fouts, ex mariscal de los Chargers, hablando en el funeral de Don Coryell: "Soy Dan Fouts, y pensé que nunca en mi vida iba a decir: 'Buen trabajo, John Madden'. Pero no se preocupen; Don irá al Salón de la Fama. Los votantes harán lo correcto. Y más allá de ese reconocimiento, lo valioso fue la forma en que vivió Don, la gente que tocó, los recuerdos y sentimientos extraordinarios que deja en nosotros. Ése será su legado. Coach, te adoramos y te agradecemos, mi amigo. Ya no estás aquí, pero estarás en nuestros corazones".

    CUENTA REGRESIVA
    En este espacio, durante julio y agosto, iré eliminando a un equipo por día como candidatos al Super Bowl, del más débil al más fuerte --siempre según mi opinión--, hasta llegar a los dos finales.

    Nº 27: Detroit Lions

    ¿En qué mes estamos? ¿Julio? Me gusta julio, porque es el mes de las predicciones aventuradas en Detroit.

    Jon Kitna ya no está en la ciudad, pero las nuevas generaciones mantienen en alto su imborrable herencia de riesgosos vaticinios.

    Pronosticador Nº 1: Louis Delmas, profundo de segundo año.

    Su profecía: "No me sorprendería si obtenemos ocho triunfos. No me sorprendería para nada. Sabemos que podemos hacerlo. Eso nos debería dar un lugar en playoffs. Si terminamos 8-8 y no vamos a la postemporada, estaré muy enojado".

    Mi respuesta: cuida tu presión arterial, Louis, porque lamento informarte que 8-8 generalmente no alcanza para un boleto a postemporada. Incluso 9-7 puede no ser suficiente en esta división.

    En los últimos ocho años hubo dos equipos de 8-8 y dos equipos de 9-7 en la NFC Norte, y sólo uno de esos cuatro avanzó a los playoffs: Minnesota en el 2004.

    Pronosticador Nº 2: Jonathan Wade, esquinero de cuarto año.

    Su profecía: "Lo están diciendo. Mis compañeros lo están diciendo. Se lo escuché decir a Jon Jansen, a Louis Delmas, a DeAndre Levy: vamos a ir a los playoffs. Mi pronóstico es 9-7. Postemporada, allá vamos".

    Mi respuesta: estoy convencido de que los Lions ganarán más juegos en el 2010 que en las últimas dos temporadas combinadas. Lo cual no es muy difícil, porque ganaron dos partidos el año pasado y ninguno el anterior.

    Pero de ahí a encontrar nueve triunfos en su calendario, hay un salto demasiado grande.

    Pronosticador Nº 3: Matthew Stafford, mariscal de segundo año.

    Su profecía: "Por supuesto que espero llegar a los playoffs. Es para eso que jugamos. La única razón por la que sales al campo es para tratar de ganar el Super Bowl".

    Mi respuesta: Bien dicho. Ésa es la actitud. Apuntar a la meta más alta, y luego intentar alcanzarla con toda la energía posible.

    Pero habrá escollos en el camino, y un gran obstáculo para Detroit esta temporada es su calendario. Su división viene de enviar dos equipos a los playoffs el año pasado --Minnesota y Green Bay, con 12 y 11 victorias respectivamente--, y este año la NFC Norte se cruza con otras dos divisiones fuertes: la NFC Este y la AFC Este.

    Cabe esperar que todas esas recientes selecciones tempranas del draft, sin Matt Millen para arruinarlas, empiecen a rendir frutos algún día. Pero no sé si los jóvenes Lions están todavía listos para jugar con los chicos grandes.

    Me gusta el potencial de la ofensiva de Detroit. Tal vez en algunos años estemos hablando de los trillizos QB Stafford, RB Jahvid Best y WR Calvin Johnson. O cuatrillizos, si contamos al TE Brandon Pettigrew. (Entre paréntesis, no creo que Pettigrew inicie la temporada al 100 por ciento, por su lesión de rodilla; pero mientras él se recupera, Tony Scheffler, adquirido esta temporada baja de los Broncos, aportará mucho en el juego aéreo vertical).

    Lo que no me gusta es el hueco notorio que tienen los Lions a la defensiva, en la posición de apoyador.

    Es cierto que han armado lo que podría llegar a ser una excelente línea defensiva, y eso ayudará a encubrir las debilidades en el grupo de apoyadores, pero no por ello hay que dejar de señalar el problema.

    La directiva del equipo ha prometido traer refuerzos en esta área, así que en cualquier momento podría llegar algún veterano LB vía canje o agencia libre. Pero mientras esperamos novedades, la situación es alarmante. Ernie Sims ya no está, Larry Foote tampoco, y Julian Peterson ya no es el mismo de antes.

    En el último minicampamento, los Lions alienaron como apoyador externo titular, en dupla con Peterson, a Zack Follett, un recluta de séptima ronda del 2009 que lleva sólo 10 tacleadas como profesional.

    Y en el puesto clave de apoyador central, por ahora el titular proyectado es DeAndre Levy (uno de los que nuestro pronosticador Nº 2 nombró en su profecía).

    Levy, al igual que Follett, fue seleccionado en el draft del año pasado, pero llega con mejores antecedentes al 2010: lo tomaron en segunda ronda, y le dieron mucha acción en temporada regular. La mala noticia es que no brilló en el campo de juego. Sumó 85 tacleadas, un balón suelto forzado y una intercepción. Hasta ahí, todo bien. Pero se le imputaron 12 tacleadas fallidas, un número imperdonable, incluso para un novato.

    Supongo que si los Lions le dan el puesto de MLB titular, será porque han visto progreso en Levy esta temporada baja. Sin embargo, mientras no lo demuestre en un partido real, para mí su presencia en el centro de la defensiva será motivo de preocupación.

    A continuación, el pronóstico para la campaña de los Lions en el 2010 (la 'L' o la 'V' entre paréntesis indican local o visitante).

    (Advertencia: este ejercicio de intentar imaginar lo que podría pasar, suele producir enojo en el lector. Si alguien percibe síntomas de enfado, siéntanse libre de darse una vuelta por Wilsonland para descargar su disgusto. Su disenso será bienvenido. Sería ilógico, y a la vez poco saludable, que todos opináramos lo mismo a la hora de pronosticar).

    Semana 1 (V): derrota en Chicago

    Semana 2 (L): pronóstico reservado frente a Philadelphia

    Semana 3 (V): derrota en Minnesota

    Semana 4 (V): derrota en Green Bay

    Semana 5 (L): pronóstico reservado ante St. Louis

    Semana 6 (V): derrota en NY Giants

    Semana 7: descanso

    Semana 8 (L): pronóstico reservado ante Washington

    Semana 9 (L): derrota frente a NY Jets

    Semana 10 (V): pronóstico reservado en Buffalo

    Semana 11 (V): derrota en Dallas

    Semana 12 (L): derrota frente a New England

    Semana 13 (L): pronóstico reservado ante Chicago

    Semana 14 (L): derrota frente a Green Bay

    Semana 15 (V): pronóstico reservado en Tampa Bay

    Semana 16 (V): derrota en Miami

    Semana 17 (L): derrota en Minnesota

    Posible marca de Detroit en el 2010: entre 4-12 y 6-10

    Posible ubicación en su división: 4º lugar en la NFC Norte

    Equipos eliminados hasta el momento:

    Nº 32 -- Carolina Panthers

    Nº 31 -- Buffalo Bills

    Nº 30 -- St. Louis Rams

    Nº 29 -- Tampa Bay Buccaneers

    Nº 28 -- Cleveland Browns

    Nº 27 -- Detroit Lions

    Nº 26 -- ver el Diario del lunes próximo.

    MIENTRAS TANTO, EN WILSONLAND...
    En primer lugar, tengo que darles la gran noticia del día.

    Hoy --sí, hoy mismo--, a las 14:00 horas de México, Álvaro Morales estará visitando la Nación Wilson, para charlar de fútbol americano, béisbol, lo que pasó en la Copa del Mundo en Sudáfrica y lo que a ustedes se les ocurra.

    Álvaro es conductor de "SportsCenter", y participa en otros programas de ESPN como "Radiofórmula", "Cronómetro", "Fútbol Picante", "Golpe a Golpe" y "La Previa del Fútbol Mexicano".

    Pero sobre todas las cosas, Álvaro es una excelente persona, un periodista inteligente y carismático, y un gran amigo y lector confeso del Diario.

    Así que súmense a la charla, que será muy entretenida.

    H&D y R&F
    Ayer estuvieron los Bills bajo la lupa del Hard & Direct y del Rápido & Furioso. Acá van algunos extractos de lo que se habló.

    oskartiffossi: "Buffalo Bills, uno de los equipos con más necesidad en la posición de QB, para mí ninguno de los 3 es una opción. Edwards debería de cambiar de aires si quiere tener alguna oportunidad de triunfar en la NFL, porque aquí en buffalo su confianza ya está destruida y no veo cómo este año pueda mejorar. Fitzpatrick y Brohm son los otros en la pelea, y el que me digan de los 2 es mediocre; uno no tiene brazo para la NFL y el otro no se ha acoplado al sistema profesional. Buffalo tiene grandes problemas aquí. Los Bills deberían ir por un QB en el próximo draft, de hecho los veo en el Top 5, incluso podrían elegir primeros y reclutar a un buen QB. La ofensiva la sigo viendo inoperante, sobre todo por aire. No tienen armas para nada y sin QB aún peor se torna esto. Si la OL mejora este año, podrían convertirse en un equipo corredor y salvar algo de la campana. La defensiva creo que será un desastre; con el cambio a la 3-4 de tiempo completo necesitarán varios años para reconstruir ese front-7 y formar una 3-4 que funcione. El perímetro es lo mejor del equipo, deben mantenerlo intacto y de ahí empezar a construir la defensiva".

    interluigi9: "Cuando tu movimiento más importante de temporada baja es la llegada de un chico vía draft (C.J. Spiller), en una posición que no necesitabas reforzar, entiendes que estás en problemas. Finalmente, los Bills han decidido salir de Jauron, y traen a uno de los HCs más codiciados del college, Chan Gailey. Ofensivamente, todo empieza, donde más, con la LO. Permitir 46 sacks no es algo que quieras para presumir, y menos cuando los jugadores pasan por la posición de QB como carrusel de feria. Trent Edwards, seamos francos, ya esta más del lado de la etiqueta de 'bust' que de 'expectativa'. Marshawn Lynch quiere salir del equipo, Owens ya no está más, vaya, parece que aquí todos se quieren ir del barco antes de que se hunda. Poco bueno que decir de una ofensiva que luce, diciéndolo de modo decente, inofensiva. La defensiva, bueno, tiene un poco más que presumir, aunque tampoco es como para morirse de la emoción. Aunque la presencia de Marcus Stroud en teoría debería de poner a la defensiva como una de las mejores por tierra, la realidad es que la temporada pasada hasta un niño podía correr a través de esa defensa. Curiosamente, resultaron de los mejores contra el pase, aunque, bueno, cuando el rival te va a ganar corriendo, a veces no es necesario volverse locos pasando todo el dia. Expectativas: la primera temporada de Gailey con el equipo va a ser una muy larga y dolorosa. Sótano de la división".

    Irlandes4223: "¿Qué se puede analizar de un equipo como Buffalo? Su principal necesidad no la cubrió, y sí en cambio reforzó la LD, la LO más o menos, no le veo mucho futuro a este equipo, le urge un cambio de mentalidad gerencial, porque es el equipo más opaco de la NFL".

    Angeldelavega23: "Buffalo será con un 99.9 por ciento de seguro último lugar en su división, con tres equipos de elite. Y con toda seguridad estará en el top ten para la elección de la primera selección del draft".

    Celm0_12: "Pregunta... ya que van a cambiar inexplicablemente a la 3-4 ¿ustedes creen que el cambio les permitirá mejorar su defensa en contra del ataque terrestre? (Recuerden que ranquearon 30)".

    ignacio311092: "¿Puedo usar el GCtron? El GCtron era un especie de comodín que usaban en un programa llamado 'Corre GC Corre' en los '80 en México. Con el no contestabas la pregunta y pasabas a la siguiente casilla".

    Rocky_Vich: "Yo no veo que mejoren, y pues también tiene mucho que ver que son una de las mejores defensivas aéreas de la NFL, y esta temporada mejorarán, pues regresan 2 lesionados. El cambio a la 3-4 seria algo perjudicial, ya que no cuentan con un NT y al contrario sí tenían muy buenos DT para una 4-3, el problema que fueron pésimos por tierra es que no contaron con buenos LBs y las lesiones no los ayudaron en nada, pero en lo que es defensiva terrestre, si logran el lugar 30 será un logro, aunque en ese rubro creo que retrocederán, algo contrario a su defensiva aérea, que no creo que mejoren el lugar Nº 2, porque el Nº 1 creo que no lo perderán los Jets".

    alejandromoran: "No creo que sea tanto como inexplicable, los Bills presentan cierto material de 3-4; la primera selección del año pasado, Aaron Maybin, es ideal en el OLB de la 3-4 y tiene la mejor explosividad en el arranque que haya visto quizá en mi vida, más veloz que cualquiera no llamado Lawrence Taylor. Los Bills intentaron sumar personal para ese esquema y no en vano sus picks de segunda y tercera ronda fueron a ese lado, con el NT Torell Troup y el DE Alex Carrington. Pero son rookies, necesitaran fortalecerse, y es clave que Marcus Stroud aprenda a jugar el NT. Por dentro creo que Posluzny y Mitchell pueden hacer buen trabajo, pero depende del otro extremo de los LBs. Creo que Buffalo va a sufrir a la defensiva, la veo en los últimos 5 lugares de la NFL, la transición a 3-4 cuesta un par de años al menos".

    Celm0_12: "Yo no comparto el cambio a la 3-4... eso de tomar una defensiva porque sí, en vez de tomar lo bueno que ya tienes, que es la defensiva aérea Nº 2, y buscar lo poco que te hace falta para mejorar, siguiendo y evolucionando tu esquema. Lo que me parecen que están haciendo es borrón y cuenta nueva, que sería más como un retroceso. No conozco muy bien cómo han jugado los Bills, pero yo creo que la defensiva terrestre de ellos estaba a 2 buenos jugadores de ser muy buena. La defensiva en general, yo pensaría que les hace falta un DL que detenga mejor la carrera y un LB con mayor rango y mejor instinto".

    Hablando de Buffalo, ¿ya vieron esta herramienta, en la que pueden votar por sus Bills preferidos?

    Es un ejercicio muy interesante que propone Rafa Zamorano, mediante el cual, a lo largo de los próximos días, podrán ir eligiendo a sus jugadores favoritos de cada equipo de la NFL.

    Por último, para cerrar a todo lujo esta edición, acá está la anteúltima "radiografía histórica" del Juez, quien ya ha completado 31 de los 32 equipos.

    Inframundo67: "TENNESSEE TITANS
    1960-2009. Récord: 371-379-6. Playoffs: 14-19. Super Bowl: 0-1. Campeonatos: 2 (AFL). Sus mejores jugadores ofensivos, estadísticamente hablando, han sido:
    QB Warren Moon... 33,685 yardas.
    RB Eddie George... 10,009 yardas.
    WR Ernest Givins... 7,935 yardas.
    Su coach más ganador ha sido: : Jeff Fisher, con 136 victorias, 110 derrotas y 0 empates.
    Esta franquicia ha tenido tres etapas, por así decirlo... en su primera etapa, los entonces Houston Oilers fueron una fuerza dominante en la vieja AFL (entre 1960 y 1970 llegaron a 3 juegos de Campeonato de la AFL y un juego por el Campeonato de la AFL pero ya en la era del Super Bowl), donde ganaron 2 campeonatos, el primero vs. Los Ángeles Chargers por marcador de 24-16, y el segundo contra el mismo equipo, pero cuando estaba en San Diego, al que vencieron 10-3. Houston no volvería a ser contendiente sino hasta muy entrada la década de los '70, las temporadas de 1978, 1979 y 1980 fueron de llegadas a los playoffs y dos juegos de Campeonato que perdieron ante Pittsburgh, 5-34 y 13-27. Antes de emigrar a Tennessee, todavía tendrían un gran momento en las temporadas de 1987 a 1993, en que estuvieron en los playoffs... y sería hasta su llegada a Tennessee, y su cambio de mote, de Oilers por Titans, cuando llegaron a su único Super Bowl, en 1999 (SB XXXIV), que perderían dramáticamente 16-23 ante el equipo de St. Louis. Sus mejores temporadas han sido las de 1999, 2000 y 2008, con 13-3-0. Sus peores temporadas han sido las de 1972 y 1973, con 1-13-0. El equipo al que los Titans han dominado en el porcentaje de victorias es: Tampa Bay... 7-2-0, para un porcentaje de victorias de .778. El equipo que más se le complica a Tampa Bay es: Philadelphia... 3-6, para un porcentaje de victorias de .333.
    De los dos Campeonatos de la vieja AFL que posee el equipo de Tennessee, cuando todavía eran los Houston Oilers, el primero fue obra de un personaje, que pasó sin pena ni gloria en la historia de la NFL: Lou Rymkus. Su marca de por vida fue de 11-7-1, ganó 10 partidos con Houston la primera temporada de 1960 y también el Campeonato de ese ano, pero a la siguiente temporada fue despedido por el dueño, el Sr. Bud Adams, cuando apenas habían transcurrido los primeros 5 partidos (1-3-1) de 1961. Sin embargo, este coach posee un anillo de Super Bowl, el del V, ya que estuvo por tres partidos como entrenador asistente del coach Don McCafferty. Fue remplazado por George Young, pero por su contribución recibió el anillo como parte del staff de coucheo de los Baltimore Colts en ese 1969, y su nombre quedó grabado al de los Houston Oiler, como el primer Campeón de la AFL. Rymkus murió el 31 de octubre de 1998.
    El lunes próximo, el último equipo... Washington Redskins".

    PD: ¡Feliz cumple, Joel!

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  • DIARIO DE VOCES: EDICIÓN 12-7

    Publicado: lunes, 12 de julio del 2010

    "OBTENER DOS ANILLOS EN UN AÑO"
    Chad Ochocinco, receptor abierto de los Bengals: "Este será el año en que ganaré el Super Bowl, y luego me uniré al Miami Heat. Podría llegar a convertirme en el primer jugador que obtiene dos anillos en un año. Hablé con Pat Riley y le dije que yo era capaz de promediar 16 puntos por juego. Soy mejor que T.O. en básquetbol. ¿Saben qué? Voy a hacer público el video en el que someto a LeBron y a Kobe, jugando uno contra uno. No se supone que deba darlo a conocer, porque a muchos les caerá mal. Pero la gente necesita saber lo bueno que soy en básquetbol. Tengo un poco de Kobe, sólo un poco. Y un poco de LeBron. Mi apodo sería 'Black King Robinson', porque también tengo algo de Nate Robinson".

    "ESPERO QUE ESTA VEZ LO PONGAN EN UN BUEN SISTEMA"
    Jim Kelly, ex mariscal de los Bills, antes del draft de abril, sobre la situación de QB en Buffalo: "Trent Edwards es un duro trabajador, pero ha tenido ya tres años de oportunidad. Es tiempo de hallar a alguien que sea el futuro de los Bills. Hay que mirar a los tres mejores QBs de este draft, realmente estudiarlos. Los equipos que tienen problemas son los que no tienen mariscal".
    Kelly, la semana pasada, sobre la situación de QB de los Bills, que esperaron hasta la séptima ronda para reclutar un mariscal en el draft de abril: "Espero que el titular sea Trent Edwards. Conozco a Trent, lo conozco desde hace tres años, y creo que todos esperan que sea el hombre que dé el paso al frente. La realidad es que la temporada pasada no tuvo línea ofensiva, con todas esas lesiones, y estaba operando en un sistema que según mi opinión fracasó por completo. La llegada de un nuevo entrenador en jefe es un comienzo fresco para él. Trent es un buen chico y trabaja duro. Posee la habilidad. Sólo espero que esta vez lo pongan en un buen sistema, y que los tipos que lo protegen estén sanos. Es injusto juzgar a un mariscal joven, cuando el chico estuvo en un sistema ofensivo que no me explico por qué los Bills mantuvieron durante años".

    "DEBO EVALUAR LO QUE HARÉ AHORA"
    Reggie Hayward, ala defensiva cortado la semana pasada por los Jaguars: "Es comprensible que Jacksonville esté rejuveneciendo la línea defensiva. Me fui en buenos términos. Tengo magníficos recuerdos. Los aficionados fueron siempre leales, y me brindaron apoyo cada vez que lo necesité. Debo evaluar lo que haré ahora. Quiero relajarme y tomarlo con tranquilidad. No hay apuro. Algunos equipos mostraron interés, pero nada serio. Quizás pueda llenar un hueco en algún lado, pero si decido empacar y ponerle fin a mi carrera, nadie podrá culparme, porque he sufrido muchos contratiempos culpa de las lesiones en estos últimos años".

    "TIENE BUENOS INSTINTOS PARA PRESIONAR"
    Wade Phillips, entrenador en jefe de los Cowboys: "El año pasado, a esta altura de la temporada baja estábamos entusiasmados con el apoyador Brandon Williams. Después sufrió una lesión que lo marginó todo el 2009. Este año parece estar retomando donde había dejado el año pasado, y ha ganado fuerza muscular, lo cual le ayudará. Es rápido en su reacción después del saque y tiene buenos instintos para presionar al mariscal. Ha aprendido las técnicas que enseñamos aquí, y me siento bien por él. Si logra mantenerse sano, le daremos tiempo de juego y veremos cómo responde".

    "ESTOY HACIENDO DEMASIADAS COSAS"
    Tony Dungy, ex entrenador en jefe de los Buccaneers y de los Colts: "Me siento completo y recompensado, y me doy cuenta de que sí hay vida después del fútbol americano. Así que no volveré a las laterales. Soy analista de TV, he escrito un libro sobre liderazgo, estoy escribiendo una serie de cuentos infantiles con mi esposa, estoy colaborando con el capellán de una prisión... estoy haciendo demasiadas cosas. Tal vez debería retirarme del retiro".

    CUENTA REGRESIVA
    En este espacio, durante julio y agosto, iré eliminando a un equipo por día como candidatos al Super Bowl, del más débil al más fuerte --siempre según mi opinión--, hasta llegar a los dos finales.

    Nº 28: Cleveland Browns

    "Tonterías. Tonterías. No hay fundamento alguno para sostener que LeBron James es ahora el hombre más odiado en Cleveland. ¿Más odiado que yo? ¡De ninguna manera!", exclamó días atrás, medio en broma y medio en serio, Art Modell, quien se llevó a los Browns en 1996 a Baltimore, para convertirlos en Ravens.

    Cleveland volvió a tener su franquicia de NFL en 1999, y desde entonces ha compilado nueve campañas perdedoras y apenas dos ganadoras, y solamente un viaje a playoffs que terminó en primera ronda.

    No creo que la historia cambie, al menos mientras Eric Mangini sea el entrenador en jefe.

    Así como la semana pasada admití que aplaudí a los Rams cuando contrataron a Steve Sapgnuolo, y a pesar del 1-15 sostengo mi posición; digo ahora que critiqué a los Browns cuando contrataron a Mangini, y también mantengo mi posición.

    Sin embargo, debo aceptar que hay varios signos alentadores en Cleveland. Y son esos signos los que me llevaron a esperar hasta la segunda semana de la "cuenta regresiva" para eliminar a los Browns.

    Primera señal alentadora: Mike Holmgren como presidente del equipo, con Tom Heckert como gerente general.

    De Holmgren no necesito decir mucho. Es ampliamente reconocido por sus éxitos como entrenador de mariscales y luego coordinador ofensivo en San Francisco, y como entrenador en jefe en Green Bay y Seattle.

    De Heckert, en cambio, se sabe un poco menos. Fue en los últimos años tal vez el gerente general de más bajo perfil en la liga, porque tenía ese cargo en Philadelphia, donde permanecía oculto tras la figura omnipresente del entrenador en jefe y vicepresidente de Operaciones, Andy Reid.

    Hay pruebas suficientes de la habilidad de Heckert para identificar talento. Antes de ser gerente general fue director de Personal y luego vicepresidente de Personal, siempre en Philadelphia, y muchos aciertos de los Eagles en el draft se le atribuyen a él. Y a Reid, por supuesto.

    Segunda señal alentadora: cuatro victorias en las últimas cuatro semanas de la temporada pasada.

    Yo no saldría por la calle con una máscara de bulldog a celebrar esos cuatro triunfos, porque la verdad es que no les confiero mucho valor a los logros alcanzados cuando la temporada ya está perdida. Es como el jugador que anota un touchdown cuando su equipo está 35 puntos abajo en los últimos 2 minutos. No hay mucho que celebrar. Y tampoco tiene mucho mérito hacerlo en esa instancia. En todo caso, habría que haberse acordado de hacerlo un poco antes, cuando sí servía para algo.

    Pero a la vez entiendo lo que esas cuatro victorias implican como inyección de ánimo para el equipo, y como demostración de que el vestidor respalda a su coach. Más aún, tratándose de un entrenador en jefe que estaba en su primer año con el equipo, también podría ser una prueba de que los jugadores al fin entendieron y se adaptaron al nuevo sistema.

    Tercera señal alentadora: dos años atrás, la secundaria de Cleveland era impresentable. Ahora, los Browns al fin tienen un perímetro digno.

    Abram Elam se ha establecido como profundo libre. Cabe esperar que de los novatos T.J. Ward y Larry Asante salga un buen profundo fuerte titular para esta temporada. Eric Wright y Sheldon Brown, traído en canje de Philadelphia, forman una dupla sólida de esquineros, y el novato Joe Haden es un lujo como tercer CB.

    Cuarta señal alentadora: Jake Delhomme. Ya lo sé, estamos hablando del hombre de las 18 intercepciones contra 8 pases de touchdown en el 2009. Pero también es un hombre que en cualquier momento puede inspirarse... e inspirar a los demás. Y no sólo conoce el camino al Super Bowl, sino que a punto estuvo de ganarlo, en un juego en el que lanzó 3 pases de TD y ninguna intercepción frente a los Patriots.

    Si los Browns tuvieran otro entrenador en jefe, tal vez habría esperado una semana más para eliminarlos.

    A continuación, el pronóstico para la campaña de Cleveland en el 2010 (la 'L' o la 'V' entre paréntesis indican local o visitante).

    (Advertencia: este ejercicio de intentar imaginar lo que podría pasar, suele producir enojo en el lector. Si alguien percibe síntomas de enfado, siéntanse libre de darse una vuelta por Wilsonland para descargar su disgusto. Su disenso será bienvenido. Sería ilógico, y a la vez poco saludable, que todos opináramos lo mismo a la hora de pronosticar).

    Semana 1 (V): pronóstico reservado en Tampa Bay

    Semana 2 (L): pronóstico reservado ante Kansas City

    Semana 3 (V): derrota en Baltimore

    Semana 4 (L): pronóstico reservado ante Cincinnati

    Semana 5 (L): derrota ante Atlanta

    Semana 6 (V): derrota en Pittsburgh

    Semana 7 (V): derrota en New Orleans

    Semana 8: descanso

    Semana 9 (L): derrota frente a New England

    Semana 10 (L): derrota frente a NY Jets

    Semana 11 (V): pronóstico reservado en Jacksonville

    Semana 12 (L): victoria ante Carolina

    Semana 13 (V): derrota en Miami

    Semana 14 (V): pronóstico reservado en Buffalo

    Semana 15 (V): derrota en Cincinnati

    Semana 16 (L): derrota frente a Baltimore

    Semana 17 (L): derrota frente a Pittsburgh

    Posible marca de los Browns en el 2010: entre 4-12 y 6-10

    Posible ubicación en su división: 4º lugar en la AFC Norte

    Equipos eliminados hasta el momento:

    Nº 32 -- Carolina Panthers

    Nº 31 -- Buffalo Bills

    Nº 30 -- St. Louis Rams

    Nº 29 -- Tampa Bay Buccaneers

    Nº 28 -- Cleveland Browns

    Nº 27 -- ver el Diario de mañana.

    MIENTRAS TANTO, EN WILSONLAND...
    Esta semana llega el próximo "Soy...", y mi gran amigo Omar dejó este mensaje.

    Ramdoors27: "Oye Gus... le voy a jugar al pulpo Paul y pronostico que el próximo personaje en 'Soy...' es Vince Lombardi".

    Buena deducción, Omar. Era una opción muy probable, a partir de las pistas dadas la semana pasada. Pero no, no es el gran Lombardi. Aunque no descarto que lo sea algún día.

    Por su parte, el estimadísimo Jorge nos regaló esta genial reflexión.

    JorDan GL 9432: "Shiaelesss, ya extraño la NFL, pero a la vez no quiero que empiece, porque empieza a terminar y la verdad se va muy rápido la temporada y otra vez a esperar que empiece!"

    Este es el plan de Hard & Direct para hoy:

    interluigi9: "Empezamos a diseccionar a la AFC Este. Tendremos en la mesa de cirugías a los Buffalo Bills".

    Según la votación del fin de semana, los Wilson creen que la AFC Norte terminará este año así:

    Baltimore Ravens

    Pittsburgh Steelers

    Cincinnati Bengals

    Cleveland Browns

    Datos interesantes del ejercicio:

  • Nadie votó que los Ravens terminarán más abajo del segundo lugar.

  • Nadie votó que los Browns terminarán más arriba del último lugar.

  • Los Ravens obtuvieron 15 votos de primer lugar, los Steelers cuatro y los Bengals dos.

  • En la encuesta de la portada de NFL sobre la AFC Norte, a esta hora de la mañana del lunes, apenas superados los 1,000 votos, el 45 por ciento del electorado dice que Baltimore ganará la división, el 27 por ciento confía en Pittsburgh, el 15 por ciento le da su voto a Cincinnati y el 3 por ciento opta por Cleveland. El 10 por ciento restante, piensa que es muy temprano para pronosticar.

    Esa encuesta de portada seguirá hasta acercarse a los 3,000 votos, así que los porcentajes pueden variar.

    Acá está la "radiografía histórica" de hoy del Juez.

    Inframundo67: "TAMPA BAY BUCCANEERS
    1976-2009. Récord: 208-323-1. Playoffs: 6-9. Super Bowl: 1-0. Sus mejores jugadores ofensivos, estadísticamente hablando, han sido:
    QB Vinny Testaverde... 14,820 yardas.
    RB James Wilder... 5,957 yardas.
    WR Mark Carrier... 5,018 yardas.
    Su coach más ganador ha sido: John Gruden, con 57 victorias, 55 derrotas y 0 empates.
    El equipo de Tampa Bay, posee un record poco envidiable: desde su fundación en 1976 y hasta el 11 de Diciembre de 1977, los Buccaneers compilaron una marca de 0-26, hasta ese día en que derrotaron a los New Orleans Saints por marcador de 33-14. Sin embargo, sólo dos temporadas después, en 1979, Tampa Bay alcanzó el juego de Campeonato de la NFC, que perdieron vs. Los Angeles Rams por marcador de 0-9. No regresarían a esta instancia hasta 1999, en que volverían a perder, esta vez ante los St. Louis Rams por un marcador de 6-11. Pero en 2002 derrotaron a Philadelphia, 27-10 en el Campeonato de la NFC, y después conquistarían su único titulo de la NFL, al derrotar a los Oakland Raiders por marcador de 48-21 en el SB XXXVII. Su mejor temporada ha sido la de 2002, con 12-4-0. Su peor temporada ha sido la de 1976, con 0-14-0. El equipo al que los Buccaneers han dominado en el porcentaje de victorias es: Cincinnati... 6-3-0, para un porcentaje de victorias de .667. El equipo que más se le complica a Tampa Bay es: New York Jets... 1-9, para un porcentaje de victorias de .100.
    Dato Curioso... La racha de más derrotas de Tampa Bay finalizó con la victoria sobre New Orleans, que no solo rompió la cadena de derrotas, sino que provocó que el entrenador de New Orleans fuera despedido después de esa derrota. El nombre de ese coach era: Hank Stram. Una semana después, Tampa Bay consiguió su segunda victoria, esta vez sobre los St. Louis Cardinals, y tambien provocó el despido del entrenador. Su nombre era: Don Coryell.
    Próximo equipo: Tennessee Titans".

    Acá están, acompañadas por su correspondiente belleza, las respuestas de la trivia del viernes.

    La chica de hoy se llama Brooke. Es cheerleader de los Titans, como habrán notado, y en esta temporada baja estuvo refrescando su cuerpo en la salpicada laguna de una cristalina cascada... como también habrán notado.

    Cedo la palabra a Jorge y Ernesto, con la solución de su acertijo.

    Infra y Greco: "Quienes contestaron correctamente la trivia el fin de semana fueron Albertocasiraghi y Hectornav19.
    Aquí van todas las respuestas:
    W.C. -- Fue inducido al Salón de la Fama de la Universidad de Florida como "Gator Great" = Wes Chandler, considerado uno de los más grandes jugadores de FA de Florida.
    C.J. -- Fue el último jugador escogido en la vieja AFL que se retiró en la NFL = Charlie Joiner, estupendo receptor de la era Coryell.
    J.J. -- Nombrado MVP en el Fiesta Bowl, en su primera temporada de la NFL recibió 56 pases para 1,001 yardas = John Jefferson, usaba en su jersey el número 83 con los Chargers.
    J.L. -- Campeón de salto de la NCAA, jugó para 5 equipos en la NFL y estuvo en 8 Pro Bowls = James Lofton, fue el sexto jugador en ser escogido en el draft de 1978.
    S.P. -- Posee el record de más yardas recibiendo en un partido de tiempo regular (4 cuartos) = Stephone Paige, fue roto por el Flipper Anderson con 336 yardas en tiempo extra; por esto lleva un asterisco en el libro de récords de la NFL.
    S.L. -- Primer Seahawk en ser inducido al Salón de la Fama = Steve Largent, en la década de los '80 fue una referencia en su equipo.
    C.J. -- Este estupendo receptor, ex Georgia Tech, fue novato del año y mejor jugador del año en temporadas diferentes en la Atlantic Coast Conference = Calvin Johnson, el Detroit Lion lo logró en el 2004 y 2006, respectivamente.
    J.S. -- Hall of Famer que no pudo atrapar un pase clave en un Super Bowl hace muchos años = Jackie Smith, como ex Cardinal es HOF, como ex Cowboy no atrapó un pase clave en el SB XIII.
    J.S. -- En 8 temporadas lleva 2 anillos de SB con 2 equipos distintos, en uno no jugó por lesión y en el otro atrapó un pase para TD = Jeremy Shockey, no jugó por lesión en el SB XLII.
    J.S. -- Primer atleta de la NFL reconocido por fallecer a causa del SIDA = Jerry Smith, fue un extraordinario ala cerrada de los Washington Redskins".

    ESPAÑA EN LO MÁS ALTO
    Esta noche tenemos paella en lo de José Luis, un amigo que viene de Balaguer, Lérida, y nos ha invitado con Lu a celebrar el triunfo de su adorada patria.

    Mis más sinceras felicitaciones a todos los españoles. Por los próximos cuatro años son la mejor selección del mundo.

    PD 1: Un fuerte abrazo con todo el ánimo posible para Cristian.

    PD 2: Ángel, mi amigo, ¿cómo olvidar aquellos días en México? Tengo sobre la chimenea el cuadro que me regalaste acerca de la amistad, uno de tantos recuerdos de aquella semana imborrable.

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