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No es un milagro

BUENOS AIRES -- No es un milagro cuando un equipo funciona producto del trabajo y no es un milagro cuando un equipo alcanza buenos rendimientos basado en el orden táctico y en la técnica de sus jugadores. Este es el caso del Deportes Quindío, que lejos de aparentar lo que no es llegó a los cuadrangulares y empezó pisando fuerte.

Pero esto no es casualidad ver a un equipo ordenado, dinámico y jugando de igual a igual. Es producto de un trabajo que viene desde el semestre pasado y que está alcanzando un pico alto en la famosa curva de rendimiento. Una labor seria y coherente de un cuerpo técnico con mucha experiencia.

No es casualidad que de los ocho entrenadores clasificados a las semifinales sólo Fernando "Pecoso" Castro haya sido campeón. Este experimentado DT ha puesto sus años en el fútbol al servicio de un grupo de jugadores comprometidos y que pese a ser llamados "desechos" están demostrando que en el fútbol no hay viejos y jóvenes sino buenos y malos.

EL SECRETO
Como todo en el fútbol está inventado, el Quindío utiliza una línea de 4 defensas bien complementada, con dos laterales con ida y vuelta, que saben marcar y también jugar y dos centrales que sin ser Puyol y Piqué saben respaldarse. La debilidad de uno es la fortaleza del otro. Uno rápido y otro fuerte.

Hoy por hoy un equipo necesita un volante central o de marca que sepa jugar, que recupere y entregue bien, que cuando no tenga opción de pase sepa resolver por sí mismo. Alexander Mejía es el hombre de confianza del Pecoso en el medio, su líder y capitán. Pero él no está solo en esa parte del campo, ya que hay si un hombre que pone la paz ese es Lucho.

Además tiene dos volantes que también se alimentan mutuamente, los Murillo, uno veterano pero muy talentoso, Elkin, y otro joven, dinámico, pícaro y goleador, Hilton.

El ataque es de peso y lo decimos con respeto, con un Léider desechado por más de un equipo del fútbol colombiano pero que encontró su lugar en el mundo y este equipo cafetero le vino perfecto. No tiene que salir de donde más le gusta para hacer cosas que no sabe sino que puede estar en el área y hacer lo que sabe: goles.

Y para un delantero pesado, potente y referente de área es necesario uno que lo asista, que vaya a los costados, que sepa jugar en equipo pero también resolver cuando le toque y eso es precisamente lo que hace Carlos Rodas, tan veterano como goleador, tan veloz como fuerte y que hasta hace goles de cabeza pese a su estatura.

Por supuesto no nos olvidamos de la seguridad de Otero en el arco. Este es el Deportes Quindío, un equipo práctico y bien trabajado, que no es el Barcelona o el Real Madrid y no necesariamente será campeón, pero ojo con el equipo de Pecoso que dio un paso importante y va por más.