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Camila vs la mafia del tenis

Camila tiene problemas porque no firma con las corporaciones Servicios de ESPNdeportes.com

CIUDAD DE MÉXICO -- Cuando sólo tenía 19 años, Sergio Giorgi tomó un arma para ir a la guerra. Corría 1982 y Argentina había invadido (o recuperado, según cuál sea la visión) las Islas Malvinas, detonando el conflicto armando con Gran Bretaña. Y aún cuando Sergio había terminado seis meses antes el servicio militar, la carta de reclutamiento llegó a su casa. Y debió marchar rumbo al Atlántico Sur.

"Vamos de vacaciones, no va a pasar nada, decía yo. Pero la realidad es que tuve mucha suerte de volver entero. Vi morir compañeros. Evité mirar sus cuerpos. Al menos cuatro veces estuve muy cerca de... tuve mucha suerte".

Hoy Sergio tiene 48 años, cuatro hijos, y vive una vida alejada del terror de la guerra. Sin embargo, desde hace años lleva adelante una particular batalla: él y su familia contra "la mafia del tenis".

Sergio es el padre de Camila Giorgi, quien a los 18 es señalada por voces autorizadas como una futura jugadora top. Camila es italiana, está en el puesto 305 del WTA Tour, y los periodistas especializados de su país la ubican como la heredera de Francesca Schiavone y Flavia Pennetta.

El problema: Camila juega poco. El motivo: la postura de Sergio de enfrentarse a los poderes del tenis profesional.

"Voy contra la corriente en este deporte", me dice Giorgi, ex estudiante de medicina, quien decidió mudarse de La Plata a Roma en 1987, aprovechando una beca universitaria. En Italia se estableció y vio crecer a su familia de 4 hijos. Camila fue la tercera. Nació en la ciudad de Macerata, y desde los 7 años se destacó con la raqueta.

"Yo no tenía idea del tenis cuando mis hijos mayores comenzaron a jugar. Camila hacía gimnasia artística, e inclusive a los 5 años la llamaron de la selección nacional italiana. Pero ella quería jugar al tenis, como sus hermanos. Entonces yo comencé a enseñarle. Al poco tiempo, ella ya se destacaba, y la convocaron de la Federación Italiana".

Desde ese momento comenzaron las desinteligencias entre Giorgi y las estructuras del tenis. El padre de Camila reconocía el talento de su hija, y pretendía no regalarlo.

"Cuando ella tenía 9 años nos contactó la IMG (International Management Group, una de las históricas agencias de representación deportiva). Primero fuimos con ellos a Milano, y luego nos llevaron a la Academia de Nick Bollettieri. Nos ofrecieron un contrato, pero yo no acepté porque querían sólo que Camila se mudara a Estados Unidos. Una locura".

Barcelona, Mallorca y Paris fueron las siguientes paradas de Camila. Entrenó con Pancho Alvariño (ex coach de Marat Safin), Jofre Porta (ex de Carlos Moya), Eric van Harpen (Arantxa Sánchez Vicario. Conchita Martínez) y Patrick Mouratoglu (Baghadtis, Pavlyuchenkova, Rezai). Pero con ninguno de ellos tuvo continuidad.

"Todos querían que jugara juniors, y yo no quería. Trataban de hacerla firmar con agentes, y yo no aceptaba. Por eso tuve problemas serios en Italia y España. En Mallorca, como no quise firmar, hasta sufrimos amenazas. La academia de Mouratoglu es comercio solamente. No era serio".

Sergio va más allá en la denuncia contra el establishment del tenis. "En Europa se ve claro que es una trata de esclavas, especialmente con las jugadoras del Este. Los agentes o sponsors agarran de a diez y con que llegue una, están bien. Es mucha mafia. Te fuerzan a entregarles el Prize Money por apoyarte. Y yo no quiero prostituir a mi hija. Prefiero no firmar estos contratos y que no juegue".

Pero a pesar de las trabas, Camila ha dejado traslucir su talento. En las últimas dos temporadas ha ganado títulos en Katowice (ITF de 25 mil dólares), Toronto (50 mil) y Rock Hill (25 mil). Su ranking llegó a ascender hasta el puesto 197. Y recogió elogios de una leyenda como Pancho Segura Cano.

"También fuimos a Argentina hace año y medio", cuenta Sergio. "Raúl Pérez Roldán me había contactado en Francia. Estaba enloquecido con Camila, pero quería hacer un contrato súper cerrado. Cuando le dije que no, me dijo: 'El problema es que no tengo tu edad; si la tuviera, vamos afuera y nos cagamos a trompadas'. Es un tránsfuga. Hablamos también con Tito Vázquez, porque mi intención era que Camila jugara para Argentina, pero todo quedó en la nada. Como ella aún no jugó la Fed Cup para Italia, todavía tiene chances de representar a otro país".

Desde hace dos meses toda la familia Giorgi está instalada en Miami. Camila entrena en la canchas del Biltmore, y su padre busca cerrar algún contrato "justo" de representación o sponsoreo para su hija. La lucha de Sergio aún sigue en pie.

"Hasta ahora no tuvimos ni un solo wild card para jugar cuadros principales de torneos. Pedí millones y nunca me dieron uno, porque si no estás con empresas, nadie te va a ayudar. Pero Camila subsiste por su potencial, por ella misma. Si trabaja 6 meses tranquila, hará la diferencia", dice su padre.

Y sólo en ese momento, cuando el tenis ofensivo de Camila Giorgi explote, el Planeta Tenis podrá reconocerle a Sergio que, al final, él tenía la razón. Por ahora, es un quijote luchando contra molinos de viento. O enfrentando a Nadal, set abajo, en el court principal de Roland Garros, que es casi lo mismo.

Twitter:
@juaniceballos