Si antes del partido me hubieran preguntado si Green Bay iba a ser capaz de vencer a Pittsburgh sin Charles Woodson, yo habría dicho que no.
Bueno, los Packers no tuvieron que jugar todo el partido sin el veterano esquinero, pero sí la segunda mitad.
Una segunda mitad que lucía muy complicada para los ahora campeones del Super Bowl, hasta que llegó ese balón suelto forzado por Clay Matthews.
Sin Woodson en el campo, la balanza se estaba inclinando marcadamente hacia el lado de los Steelers, pero ese fumble de Rashard Mendenhall cambió todo. Y Aaron Rodgers hizo el resto.
El joven mariscal de los Packers mostró absoluta madurez, y merecidamente se llevó el premio al Jugador Más Valioso del SB XLV.
"Es un sueño hecho realidad", declaró Rodgers. "Es lo que soñé cuando era chico y miraba jugar a Joe Montana y Steve Young. La defensiva estuvo increíble esta noche. Esa unidad nos acarreó toda la temporada, logrando robos de balón y anotando puntos. ¡Impresionante!"
"Jugó en forma grandiosa", dijo sobre Rodgers el entrenador en jefe Mike McCarthy. "Puso todo sobre sus hombros y lo hizo todo para nosotros en la línea de golpeo, contra una gran defensiva. Realizó un trabajo extraordinario".
Haber logrado el título sin Woodson es una señal tremenda, porque el esquinero era la máxima presencia veterana para Green Bay en el emparrillado.
Varios jugadores de Green Bay coincidieron después del partido en que, "cuando perdimos a 'Wood', perdimos a nuestro líder número uno".
Que el equipo haya demostrado ser capaz de ganar sin Woodson, invita a pensar que los jóvenes Packers están listos para asumir la grandeza.
Hablo de algo más que un triunfo de Super Bowl. Hablo de éxito prolongado. Hablo de un posible período extendido de dominio dentro de la NFC.
El primer paso era ganar el título, y Rodgers tiene ahora la misma cantidad de anillos que Brett Favre.
No creo que Rodgers juegue tantos años como su antecesor en Green Bay, ni que consiga superar sus incomparables marcas. Pero tengo la corazonada de que, cuando se retire, Rodgers lo hará con más anillos que Favre.
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Ha sido una semana inolvidable para mí. Muchísimas gracias a todos por su compañía, su apoyo, su amistad.
Me quedaré un tiempo más en el estadio, pero no demasiado, porque en pocas horas sale mi vuelo a Houston, y de ahí tomo otro avión hacia el sur del mundo.
Si las cosas van según lo planeado, nos reencontraremos en marzo.
Saludos a todos. Por más que lo intente, nunca tendré palabras suficientes para agradecerles.