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La historia de Aparicio es la historia del béisbol venezolano

Luis Aparicio y Omar Vizquél son dos grandes del béisbol venezolano. Getty Images

Para esta navidad un regalo perfecto para los amantes del béisbol es el libro "Mi Historia", la biografía autorizada en español de Luis Aparicio escrita por el periodista venezolano Augusto Cárdenas, en el marco del "Día Anual de Luis Aparicio en el Estado Zulia", celebrado todos los 11 de Noviembre, en homenaje a su eterno número en el terreno. La obra fue parte del homenaje de la reciente fecha histórica del calendario: 11/11/11.

El más grande pelotero venezolano de todos los tiempos a sus 77 años abre una caja de pandora a la pluma de Cárdenas, relatando sus memorias, tragos amargos y momentos de gloria. Sus páginas condensan los momentos dentro y fuera del terreno que marcaron la carrera de un chico que recibió sobre el peso de sus hombros la herencia de las enseñanzas y disciplina de dos grandes peloteros en su familia, su padre Luis Aparicio Ortega "El Grande de Maracaibo" y su tío Ernesto Aparicio. Para él el béisbol no sólo marcó la continuación de la herencia del oficio familiar, sino la responsabilidad de representar y esparcir la semilla del béisbol zuliano y venezolano alrededor del mundo entero.

Con temple de acero y principios inquebrantables, Aparicio se enrumbó en el momento preciso y en el lugar indicado a una carrera que marcó hitos en el béisbol de las Grandes Ligas y lo convirtió en un héroe latinoamericano en una época de transición y cambios culturales y sociales en el mundo, siendo el sólo el cuarto extranjero entronizado al prestigioso Salón de la Fama del Béisbol y aún el único representante de su país.

El cronista Alejandro Borges, del Diario Panorama de Maracaibo, publicó el 6 de septiembre de 1951 la primera reseña sobre el hijo del jugador que había sembrado la emoción del béisbol en la fanaticada local con sus proezas en el campo corto. Cárdenas les da el calificativo de "proféticas" a estas líneas:

"Indudablemente que estamos frente a uno de los más prometedores peloteros que tiene nuestra región. De buena madera, de estampa firme y 'bien cosechado', Luis Aparicio Jr. dentro de poco tiempo empezará a llenar las páginas de la prensa con sus hazañas en el diamante beisbolero. Y habrá otro Luis Aparicio cosechando para el Zulia prestigio en el mundo de la pelota".

Aparicio describe el histórico momento de su debut en la pelota venezolana con el equipo Gavilanes, una escena el 18 de noviembre de 1953 descrita por las leyendas urbanas como el momento que el padre le entregó un guante a su hijo para marcar simbólicamente un cambio generacional. "Papá me entregó fue el bate", revela. "Ese domingo le tocaba a Gavilanes ser visitante y yo era el primero en el line up, por lo que papá me dio el bate".

Ese momento se conmemora anualmente cada 18 de noviembre por la fanaticada de Maracaibo a través de las Águilas del Zulia quienes juegan en su honor en el estadio que lleva el nombre de su padre Luis Aparicio "El Grande de Maracaibo". La ciudad conmemora también el Día de la Virgen de Chiquinquirá, la Santa Patrona local que "bendijo" la carrera que tomaría aquel talentoso joven.

Desde ese momento la carrera del muchacho de 19 años se enfiló hacia los máximos niveles. El mánager de Gavilanes era Red Kress quien era coach del equipo grande de los Indios de Cleveland. En sus primeras impresiones sobre el talento de su campo corto recomendó su firma a la gerencia, pero el entonces co-dueño de ese club y posterior miembro del Salón de la Fama Hank Greenberg acabó con las negociaciones por considerar al prospecto de "muy bajito" para jugar béisbol.

Ante las infructuosas negociaciones con la tribu, Alfonso "Chico" Carrasquel, quien era el campo corto de los Medias Blancas en ese entonces, recomendó al chico al Gerente General Frank Lane, este siguió recomendaciones también de Luman Harris, parte de su staff de coaches de Liga Mayor, que se encontraba en Venezuela en aquel año dirigiendo al Caracas. Finalmente a través de Pablo Morales, dueño del Caracas y scout de los Medias Blancas en Venezuela, el pequeño campo corto que posteriormente se hizo famoso con el sobrenombre de "Little Louie" se encaminaba hacia las Grandes Ligas al estampar su firma en enero de 1954.

Tras dos temporadas puliendo su talento en las ligas menores, Aparicio envió un telegrama a su madre con motivo de su permanencia y debut en las Grandes Ligas en 1956 donde confesó: "Las lágrimas se me salieron solas (al saber que iba a jugar con los Medias Blancas) y me vino el recuerdo de papá. Mamá: dile que mi deuda está cancelada para con él."

Como por cuestión del destino la carrera de Aparicio comenzó como una avalancha en las Grandes Ligas siendo el primer latinoamericano ganador del premio al Novato del Año y reemplazando al propio Chico Carrasquel en la posición, a quien el mismo Aparicio cataloga como "su héroe". De ahí comenzó a establecerse como el mejor jugador defensivo de su época ganando nueve Guantes de Oro, participando en 13 Juegos de Estrellas, liderando la Liga Americana nueve veces en bases robadas y participando en dos Series Mundiales siendo campeón con Baltimore en 1966. Dentro del terreno fue admirado por sus compañeros por su prolija forma de comportarse ante el juego y su actitud jovial fuera del terreno. Sus 18 temporadas en las Grandes Ligas y cantidad de marcas impuestas en la posición de campo corto lo llevaron a recibir los votos requeridos en 1984 para ser electo al Salón de la Fama.

Cada página de este libro no sólo va revelando al lector detalles y recuerdos de una ilustre carrera, sino los cambios y evolución que el béisbol de Grandes Ligas experimentaba. Igualmente impregna al lector con secretos y pasajes de la evolución de la pelota venezolana , donde Aparicio como mánager, jugador, coach y persona de influencia fue uno de los grandes arquitectos de una construcción que hoy día representa una sólida edificación para presentes y futuras generaciones.

Cárdenas logra desvestir al pelotero y nos muestra al hombre, al hijo, esposo, padre, abuelo, amigo, mentor y hombre de béisbol; donde la disciplina en toda acción es su principal virtud; más allá de sus récords, es su herencia y el legado de su paso por este mundo.

"Mi Historia" es una lectura obligada para los amantes de la vida de uno de nuestros más grandes deportistas. Recientemente el "Salón de la Fama" compartió con nosotros como analista en cabina en las transmisiones de Liga Venezolana por ESPN, mostrando su perspectiva sobre el juego y sus actuales protagonistas, relatando a nuestra audiencia anécdotas y pasajes plasmados en esta obra para las futuras generaciones.

Durante el transcurso de un partido entre Anzoátegui y Zulia, se discutía al aire sobre la preferencia entre mánagers venezolanos o extranjeros en las Ligas Invernales. Opiniones iban y venían entre Aparicio y nuestros comentaristas en cabina Ernesto Jerez y Fernando Álvarez. Este último, exponía que a su juicio "en ocasiones los mánagers venezolanos no representaban una figura de respeto en los clubhouses por la afinidad cercana y amistad con los jugadores, con los cuales jugaron en muchas oportunidades", situación que muchas veces ha sido una realidad en los equipos del Caribe.

A esta aseveración Aparicio respondió con énfasis y casi dando un salto y golpeando la mesa: "¡Pero a mí me respetan!"; tras más de quince años alejado de la dirigencia en los terrenos de juego.

A nadie le quedó duda de ese respeto. Y es que su voz y presencia no sólo es respetada sino también el legado de su juego y la gallardía como condujo durante tantos años el peso de una gran responsabilidad sobre sus hombros, que aún asume.

"El béisbol me ha dado todo" es la perspectiva de Aparicio sobre su vida; quien también todo se lo dio al béisbol. Su historia, es la historia misma del desarrollo del béisbol de Venezuela.