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La final: realidades y ficciones

Si todo fuera como lo marcan las estadísticas, esto no sería fútbol. Tigres es favorito, tiene que serlo, pero Santos no tiene porque estar tan abajo en los momios. Mas allá de una final abierta, espectacular, defensiva, cerrada, yo espero una final inteligente y sumamente emotiva. Los dos equipos jugarán al tablero de ajedrez y me parece que el jaque mate llegará el domingo, ya muy tarde...

LOS ANGELES -- Hagámoslo todo muy sencillo. No busquemos complicaciones: uno es el que ataca, el otro el que defiende y punto. Que ruede el balón y veamos qué tan profunda, tan emotiva y tan interesante se vuelve la final por el título en el futbol mexicano.

Si fuera tan sencillo como eso, si las estadísticas, los números y el comportamiento de las fases anteriores marcaran el rumbo de lo que va ocurrir en la cancha a partir de esta noche, esto no sería tan apasionante. Es fútbol y el fútbol no es predecible, lo juegan y lo dirigen seres humanos, lo rodean circunstancias, un árbitro, dos jueces en la línea, un estadio que grita, que canta, que grita y hasta una serie de intereses que indudablemente son parte del juego y de la industria.

Que sería una tragedia que no ganará Tigres. Es verdad.

Que Santos tiene el equipo y el potencial para salir glorioso el domingo del Universitario. También es verdad.

Cada cual con su estilo, con sus propiedades, con su filosofía, tiene su propia responsabilidad a partir de la noche de este jueves en el nuevo estadio Corona.

Santos debería aprovechar su condición de local. Hacerle un gol a Tigres no es fácil. Hacerle dos es casi imposible. Hacerle tres es ya parte de una utopía. Los expertos creen que si Santos no sale con una ventaja de su estadio difícilmente tendrá oportunidad. Yo no creo que esa sentencia deba ser definitiva. Santos tiene que hacer una eliminatoria inteligente y entender que son 190 minutos, o más, o incluso penaltis ante de que se entregue el trofeo. Salir a comerse a Tigres en el Territorio Santos Modelo podría ser un error, podría significar caer en la trampa que Tigres y Ferretti tiene planteada. Me parece que Santos cuidará cada paso que dé en todo el proceso de la gran final.

La otra incógnita radica en saber si Tigres puede cambiar, de un momento a otro, transformar el "script" con el que ha actuado en toda la película del campeonato. Nadie le está pidiendo que no se defienda, y que no lo haga con la propiedad, la pulcritud, la exactitud, casi la perfección con lo que lo ha hecho hasta ahora, peor qué sucede si necesita atacar. Sabemos que tiene los elementos para hacerlo. La pregunta es si podrá salirse del guion de su entrenador y con Damián Álvarez, Mancilla, Lobos, Danilinho y demás proponer un juego distinto. Yo supongo que la respuesta es sí, que Tigres tiene otra faceta, escondida, oculta, disimulada y quizá no utilizada a tope, pero que estará listo para cualquier eventualidad.

Hay ingredientes para pensar que será una buena final. Que así sea. Que ruede el balón y que pase lo que tenga pasar. Si es el final del ayuno de Tigres, en hora buena. Se lo merecen. Si es la cuarta estrellita de una institución como Santos que ha crecido más que nadie en la última época, adelante.