<
>

El regreso

(Cuando lean estas líneas probablemente ya sepan que, después de más de cuatro años de retiro, decidí volver a jugar al tenis profesional, para intentar competir por una medalla olímpica en Londres 2012, más precisamente en el dobles, junto a Gisela Dulko. Y si no, se enterarán a través de ellas de cómo fue que tomé la decisión.)

BUENOS AIRES -- Este quizás sea uno de los blogs más difíciles y a la vez más bonitos que me tocó escribir en los más de cuatro años que llevo colaborando con ESPNdeportes.com. En estos momentos tengo una mezcla de sensaciones y emociones muy lindas por volver a sentirme con los nervios, la ansiedad y la ilusión de volver a disputar torneos importantes, y también de volver a soñar con una medalla olímpica para la Argentina.

Toda esta aventura, que no sabemos cómo va a terminar, comenzó en marzo de 2011 cuando estaba en Miami viendo el torneo de Key Biscayne. En aquella ocasión Gisela me invitó a tomar un café porque quería charlar conmigo. En esa conversación Gise, que es mi amiga, no tardó mucho en decirme algo que ya tenía pensado desde hacía bastante tiempo, y no era otra cosa que pedirme si querría jugar los Juegos de Londres 2012 con ella.

Para mí obviamente fue un halago que Gisela, que en ese momento era Nº1 del mundo en dobles, me dirigiera unas palabras tan lindas, en las que me mostraba su confianza de que juntas podríamos ganar una medalla para la Argentina.

Aun así, mi respuesta no fue muy esperanzadora. Recuerdo perfectamente que le dije que había un 80% de posibilidades de que no jugase y un 20% de que sí lo hiciese, fundamentalmente porque tenía otros proyectos personales a los que le daba más prioridad. Pero le agradecí mucho su propuesta y le pedí que me diera varios meses para pensarlo, porque tanto un NO como un SÍ definitivo no podían decidirse sin darle la importancia que Gisela se merecía.

Pasaron los meses y mi sentimiento era de que no quería hacer todos los esfuerzos necesarios para volver a estar al nivel físico, anímico y técnico que requiere competir contras las mejores del mundo. No por no querer sacrificarme, sino porque me sentía en paz con mi carrera deportiva y conmigo misma.

En octubre, tras darle muchas vueltas al asunto, le comuniqué a Gisela que no iba a jugar. Le agradecí muchísimo su propuesta y le dije que lamentaba no poder ayudarla en este proyecto.

Pero una noche de noviembre, por la amistad que nos une, Gisela vino a cenar a casa conmigo y con mi marido. No sé muy bien de qué forma sucedió, pero de repente hubo algo que me hizo sentir unas ganas enormes de intentar afrontar un desafío tan difícil e importante al mismo tiempo.

En la mitad de la cena, les dije a ambos que les tenía que decir algo, y que no podía prometer nada excepto esfuerzo, pero que iba a empezar a hacer trabajo físico para ver cómo respondían mi cuerpo y mi mente. A los pocos segundos, los tres estábamos dándonos un abrazo, sin comentarios ni respuesta a lo que yo les había dicho.

Ahí empezó todo y, en este momento, me siento preparada para afrontar el reto que significa haber tomado esta decisión. Lo que viene es esfuerzo, rutina, concentración, trabajo y sobre todo una ilusión que crece cada dia.

Estoy feliz de sentirme afrontando uno de los desafios mas difíciles y emocionantes de toda mi vida. Espero que todos nos puedan acompañar y que este camino nos tenga preparada alguna linda sorpresa...