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Van Gundy le jala la silla a Dwight

Stan Van Gundy lleva años escuchando que Dwight Howard está descontento con él Noah Graham/NBAE/Getty Images

NUEVA YORK -- No se da todos los días, pero hay que recordar que Stan Van Gundy no es un cualquiera. Por más neurótico que lo percibamos, tiene una sensatez medular que finalmente lo lleva al punto donde quiere ir y donde puede funcionar óptimamente.

El Orlando Magic no es ese punto, aparenta concluir Van Gundy, quien el jueves en la práctica previo al partido ante New York Knicks, decidió emitir declaraciones que son el equivalente profesional de jalarle la silla a un jugador ofensivo en el poste bajo.

Van Gundy lleva años escuchando que su pívot estrella está descontento con él. Howard ha dicho en el pasado que se crió en un ambiente negativo y que sabe cómo lidiar con él, implicando que la manera de lidiar con el negativismo es separándose de éste. Pocos saben a ciencia cierta su verdadero pensar, y Howard ya es reconocido como una persona que, o cambia de parecer fácilmente, o quien dice una cosa en público y otra en privado.

Podríamos interpretar su deseo de ser traspasado a otro equipo, entonces como su deseo involuntario de descartar a un director técnico cuyo estilo detesta y a un gerente general cuya capacidad no respeta en lo absoluto. Esta especulación reza que Dwight idealmente no se querría ir de Orlando, pero las circunstancias (Van Gundy y Smith y una nómina tóxica que no permite cambios de personal inmediatos) lo obligan a hacerlo, contra de sus deseos de permanecer.

Tan pronto Howard cambió de opinión por enésima ocasión y optó por jugar la temporada 2012-13 con el Magic, comenzaron a circular rumores que parte del quid pro quo con Alex Martins, el Presidente y primer ejecutivo de operaciones del Magic, y superior directo a Smith, para que Howard ejerciese su opción, era que el jugador tendría la potestad de decidir si su actual director técnico y gerente general permanecerían con la organización al finalizar esta campaña.

Durante las últimas dos semanas, ese rumor no cesaba, pese a los esfuerzos de Van Gundy, Howard y la organización del Magic por sofocarlos. Aparentemente no cesaban, porque el rumor es cierto, según Van Gundy.

"Personas en nuestra gerencia me dijeron que era cierto. Vino desde arriba", declaró Van Gundy. "No me han dicho nada [acerca de un despido] ni tienen necesidad de hacerlo. Soy el técnico hasta ahora y lo seré hasta que decidan que no debo serlo".

Justo en ese momento en que Van Gundy compartía con un pelotón de periodistas boquiabiertos, se acerca el mismo Howard, quien escucha las últimas palabras de su técnico. Abrazando a Van Gundy con su brazo derecho, Howard preguntó: "Stan, ¿no nos preocupamos de eso, no es así?" Van Gundy respondió: "Es lo que acabo de decir. Tenemos que enfocarnos en ganar partidos".

El técnico y su estrella hablaron un poco acerca del partido ante los Knicks, cuando Van Gundy pidió permiso para retirarse. En ese momento, los periodistas abordan a Howard con la reciente declaración de su técnico. Howard escuchó lo último que dijo Stan, pero no lo primero. Cuando le leyeron las palabras de su técnico a Howard, el jugador pidió que citaran la fuente. Le insistieron que era Van Gundy, hace sólo momentos.

Howard entendió entonces lo que acababa de suceder y repitió su mensaje usual: "Lo único que nos concierne ahora es ganar un campeonato. Lo que suceda a fin de temporada está fuera de mi control. No soy el gerente general, no soy el dueño Rich DeVos. No soy el Presidente Alex Martins. Esa no es mi función. No le he dicho nada a nadie acerca de nada".

"Me desperté como lo hicieron ustedes ayer y ¿de repente quiero que despidan a Stan? ¿Qué gano si despiden a Stan con 12 partidos por jugar? ¿Quién nos dirigirá?"

Van Gundy se cansó de vivir una hipocresía, aún con 12 partidos por jugar. Sus palabras crean una dinámica que provoca y acerca su despido; algunos obervadores en Orlando piensan que se concretará en cuestión de horas, o días. Podría finalizar la temporada antes que lo despidan formalmente. Sus palabras crean unas condiciones de trabajo que provocarán algún tipo de cambio.

El técnico sabe que tendrá otras oportunidades de trabajo y que Orlando es el que perderá más si él tiene que abandonar su puesto involuntariamente. "Nadie tiene que irse a otro equipo si me despiden. No creo que eso preocupe a los jugadores. Nadie se va conmigo. En cuanto a que uno de los jugadores de más alto perfil exija que despidan a su técnico, será un tema de discusión…pero nadie debe preocuparse por mí", apunta Van Gundy, con despecho apreciable.

Añade Van Gundy: "Me irá bien. Si lo necesito, puedo hallar otro empleo. He ahorrado dinero, así que no tengo que ir a buscar un trabajo de inmediato. No debe existir preocupación alguna de lo que quiere Dwight ahora, honestamente. No se trata de eso".

Van Gundy le jaló la silla a Howard. Ahora es Howard y una desorganizada gerencia del Magic que nunca apoyó a un técnico capacitado ante los caprichos de la sensibilidad frágil de una estrella, los que tienen que lidiar con este desaguisado. Van Gundy cobrará el año restante de su contrato si lo despiden, y buscará otra plaza. Los Clippers y Trail Blazers evaluarían su incorporación, como mínimo, y ni hablar de equipos como Washington y Charlotte, que ya evalúan candidatos.

¿Qué técnico respetable querrá la plaza en Orlando con un petulante Howard como el capo dei capi? ¿Conseguirá Howard un técnico más capacitado que Van Gundy que sepa cómo exigirle sin herir sus sentimientos frágiles? Y si a la postre Howard exige traspaso a fin de temporada, cambiando de opinión una vez más, ¿no acabará el Orlando Magic sin la chicha ni la limoná?

El hara-kiri de Van Gundy lo libera de tener que soportar más ese cuchicheo.