TORREÓN -- Me parece que está fuera de toda duda que Santos se coronó merecidamente y se cumple una justicia que no siempre se presenta en el futbol mexicano. Pocas veces el equipo que hace más puntos en el torneo regular termina como campeón y afortunadamente en el caso de Santos sí se da esa situación.
En el primer partido fue mejor que Monterrey, aunque no consiguió una ventaja que le permitiera jugar con mayor desahogo y tranquilidad el juego de vuelta. Dejó la impresión que fue un empate con sabor a derrota, pero lo capitalizó adecuadamente al jugar como local y convirtiendo un gol tempranero.
Cuando intentó ir al frente siempre se manifestó con peligro y en un momento en que Monterrey comenzó a enderezar el rumbo y agobió al cuadro local con las entradas del Chelito Delgado y Neri Cardozo, apareció el talento de Daniel Ludueña combinado con la capacidad definitoria de Peralta para conseguir el gol que al final de cuentas los mantiene con la ventaja definitiva, pese a que Di Nigris acercó a Rayados.
Se cumple con un trabajo serio de la directiva de Santos, del cuerpo técnico y que pone como ejemplo la forma en que se debe trabajar en nuestro futbol.