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Fútbol mexicano: ¿De dónde llega la opulencia?


El receso veraniego aún no termina y los nombres, los refuerzos, las inversiones sigue apareciendo. Entidades grandes, medianas o chicas. Eso no importa. Lo que parece sobrar hoy es una bonanza económica no muy acorde con el clima que vive el país, el mundo y la industria futbolística del planeta. ¿Cómo, cuándo, por qué los equipos tienen la capacidad económica para reforzarse? ¿Quién organizó esto y cómo llegó a ser una realidad?

LOS ÁNGELES, CA.- "Y el maná , el pan para el pueblo, cayó del cielo..."

Nuevos nombres, nuevas expectativas, grandes inversiones, cifras rimbombantes, equipos poderosos, medianos y chicos muy bien reforzados. Desde Pumas, pasando por el América, las Chivas, el Pachuca, Cruz Azul y hasta desprotegidos como el Atlas y el Puebla. ¿De dónde, cómo, cuándo salió el dinero para que el fútbol mexicano preparara una nueva plataforma de lanzamiento? La nueva Liga -la MX- retroalimentada y remasterizada e impulsada por... ¿Por quién?

"Es parte del trabajo que hemos hecho", dice el dueño del Pachuca, Jesús Martínez, entre cuyas grandes inversiones en este receso veraniego se incluyen al entrenador Hugo Sánchez, al goleador español Raúl Tamudo y al internacional mexicano Nery Castillo. "Hemos sido hábiles. Mientras muchas entidades futbolísticas en el mundo están a punto a caer por problemas económicos, nosotros estamos en la bonanza".

Pero la "bonanza", esa "bonanza" a la que se refiere el propietario del Pachuca parece distar mucho de la realidad: primero, del clima económico que vive México como país y segundo, en efecto, como el propio Martínez reconoce, de la situación económica del resto de la industria futbolística mundial.

Lo que está ocurriendo hoy es una reacción, un movimiento de emergencia, un reimpulso que llega justo cuando las cifras empezaban a ser alarmantes para el fútbol mexicano: Caída en los niveles de audiencia de la televisión, disminución de las entradas a los estadios, pérdida de fuerza ante las ligas y equipos europeos que gracias a la tecnología, a la globalización y a las comunicaciones se han convertido en rivales casi directos del fútbol mexicano, todo esos, claro, síntomas que comenzaban a generar cierto desinterés de los patrocinadores. El fútbol mexicano buscó una reorganización de emergencia, encontró la manera de hacerlo. ¿Cómo lo hizo? La respuesta es más sencilla, mucho más común de lo que todos suponen: dividiendo las ganancias.

Por primera vez en la historia, el poder que domina y controla al fútbol mexicano decidió poner el dinero, la plata en la cancha. Las televisoras han adelantado fuertes cantidades a los equipos por concepto de derechos de televisión y han decidido repartir "la cosecha" económica -por llamarle de algún modo- que significa la selección mexicana de fútbol. El grupo en el poder o el duopolio televisivo que gobierna al fútbol en México ha decidido, por primera vez, hacer algo que antes parecía prohibido: repartir equitativamente las ganancias. Y lo han hecho presionados por la urgente necesidad de fortalecer y enderezar la industria que amenazaba con tomar una vertiente peligrosa.