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Batman, Robin... y el balón


"El drama de este país es que no hemos
terminado de vencer a la serpiente".

José Clemente Orozco, muralista mexicano.

No en balde le llaman "el oráculo del futbol". Ahora que presentaron con bombo, platillo y uno que otro chiste fuera de lugar (Batman y Robin) la llamada Liga MX, rescatamos de una edición cercana de El País una deliciosa entrevista con César Luis Menotti, quien, con la sabiduría de los 74 años hizo un riguroso examen de conciencia del estado actual del futbol mundial.

El texto debería de ser integrado como el primer anexo del nuevo Código de Ética porque rescata valores fundamentales sin los cuales el futbol dejaría de ser lo que es. Uno de sus discípulos, Jorge Valdano, define al futbol como "lo más importante de lo menos importante", pero al mismo tiempo coincide con Menotti en que a este deporte sólo lo puede matar una enfermedad: el aburrimiento.

La Liga MX planteó en una ceremonia sin precedentes una serie de proyecciones que habrá que ir fiscalizando semana a semana, partido a partido, jugada a jugada y declaración a declaración.

Fue una ceremonia repleta de personajes y promesas. Buena parte de la familia del futbol mexicano estaba ahí representada. Se habló del jugador, del aficionado, del árbitro, de los dueños, de la prensa, de los directivos, de la inversión, de los equipos, de las nuevas reglas, del juego limpio, del aficionado. Pero se olvidaron del factor sin el cual no se puede jugar: del balón, el único símbolo incorruptible del futbol.

Con nostalgia, en la entrevista citada, César Luis Menotti habla del futbol que nos están quitando: el que tiene sentido de pertenencia. Habla del modelo actual: "España me reconcilió con el fútbol, me devolvió el apasionamiento por el juego. Verles jugar con los chiquitos pequeños fue reconfortante. El futbol es el único lugar donde me gusta que me engañen. El fútbol son tres cosas: tiempo, espacio y engaño. Pero no hay tiempos, no se buscan los espacios y ya no me engañan nunca; me aburro de una manera que tengo la sensación que eso que llaman fútbol es otra".

Y dentro del futbol español, destacó a su principal representante: el Barcelona de Pep Guardiola: "Yo digo que el 99,9% de los entrenadores viven envidiando el juego del Barcelona. Todos quisieran ser Guardiola. Pero la mayoría no sabe cómo se hace… Esto no es un señor que se para en la línea y dice: tocar, tocar y tocar, y que como son buenos le hacen caso. Lo de Guardiola es muchísimo más difícil que todo eso.

Es producto del entrenamiento, de ideas claras, de saber hacerse comprender y ganar adeptos... Quedó demostrado que Guardiola es más importante que sus jugadores. Él dice lo contrario, claro... ¡qué va a decir! ¿Soy el mejor? Tampoco se lo cree. Pero vamos a revisar quién era Piqué antes de Guardiola, quién era Pedro, quién era Busquets. Ni siquiera Iniesta era titular, era discutido. Ahora son unos fenómenos".

Hoy España tiene un futbol con seña de identidad. No importa la talla física del jugador, sino su calidad técnica y su lectura de partido. Así ha ganado dos Euros consecutivas y el último mundial celebrado en Sudáfrica. Esta España es como la vieja definición que hacía Armando Nogueira de la calidad de Edson Arantes do Nascimento: "Sea en la circunstancia que fuere, Pelé mantiene con la pelota una relación de coexistencia absolutamente íntima, tierna, cordial; por eso es capaz de estar, al mismo tiempo, en la concepción y en la realización de una jugada. Su talento es de tipo esférico, como la pelota o su juego mágico".

Nadie en la reunión MX se preguntó ¿cuál es el estilo que mejor se acomoda al futbol mexicano?, ¿existe la calidad técnica de nuestros jugadores como para esperar que alguno se salte el rango de lo normal para alcanzar la excelencia? Hubo discursos, promesas, casi algunas lágrimas, pero a nadie se le ocurrió poner en el atril principal un balón, sin el cual no hay futbol ni negocio.

Decio de María culminó su personal aspiración de ser el número uno de la nueva estructura; don Justino Compeán pidió aplausos para todos; Jesús Martínez caricaturizó su admiración hacia estos dos personajes llamándoles Batman y Robín; Víctor Vucetich fue sobrio en su discurso; Oswaldo Sánchez prometió lo que no podrán cumplir los jugadores en la cancha porque si subordinas la pasión en aras de un fairplay, por decreto acabas con la intensidad del juego; Roberto García Orozco insistió en que los árbitros son humanos; un aficionado reiteró su apoyo fiel a los colores; aplausos por doquier, abrazos, nuevas reglas, muchas promesas... ¿y quién le rindió honores al balón?

Por eso Menotti está enojado con las cúpulas que manejan al futbol en el mundo: "El fútbol se lo robaron a la gente, ya no les pertenece... El que entiende de fútbol no va más, no tiene público, sino espectadores. ¿Qué lugar ocupa el fútbol en un estado? Es un negocio, bienvenido sea; si es un gran negocio que se come los tiempos, malo. Y así hemos acabado. El fútbol es educativo pasional, un lugar de expresión y el estado debe tener cierta vigilancia en tanto son sociedades sin ánimo de lucro. Pero ha mirado a otro sitio con las sociedades anónimas y han desaparecido clubes históricos, se los han fundido...".

La Liga MX tiene que buscar que la familia del futbol se vuelva a enamorar de la pelota. El buen futbol entra por los ojos (realidad), pero también por los poros de la piel (sensibilidad). Llega al alma. Emociona. Hasta los neófitos reconocen una gran jugada. Eso le falta al futbol mexicano: tenerle más cariño a la pelota.

Estatutos hay, reglamentos también, ahora se incorpora un Código de Ética. Pero nadie habla de sentir más amor por la pelota. El aficionado está en la tribuna, muestra su pasión y fidelidad por unos colores, el negocio está en la industria, el dinero fluye, pero quién pide, como Eduardo Galeano: "Una linda jugadita, por el amor de Dios".

Nuestra futbol está huérfano de identidad. No hemos construido la seña de identidad que nos distinga. Estorban la corrupción, los dirigentes ineptos, los reglamentos que no se aplican, la justicia selectiva, el empirismo.

El futbol mexicano lleva más de un siglo queriendo crecer. Pero sigue siendo "el eterno adolescente del futbol mundial", como decía el crítico de la Agencia Francesa de Noticias, Rafael García. Se detectó a tiempo la peor de las enfermedades: el aburrimiento. Hubo sentido de autocrítica para aceptar la caída en los niveles de asistencia a los estadios y de audiencia en la televisión. De ese despertar de conciencias nació la Liga MX.

Ahora hay que convencernos de que le debemos una reverencia a su majestad el balón. La metáfora de Armando Nogueira nos puede servir en el futuro: "En el futbol, matar la pelota es un acto de amor".