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La propaganda, el ciclismo y el legado

Laura Trott continúa los éxitos del ciclismo británico: ganó la persecución por equipos y el omnium Getty Images

LONDRES -- Si uno se dejara guiar por la cobertura periodística que realizan los medios ingleses, los Juegos Olímpicos resultarían ser tranquilamente una competencia entre británicos que casi siempre resultan ganadores. Es que, previsiblemente, los locales regalan una cantidad enorme de difusión a sus héroes cotidianos, pero relegan queriendo o sin querer a los ganadores de las diferentes naciones que no sean superestrellas, como Michael Phelps y Usain Bolt.

O sea que si uno prende la televisión, toma un diario, entra en los portales de Internet o escucha la radio en Gran Bretaña, posiblemente se encontrará con una motivación patriótica acerca de las virtudes de la isla, argumentada a partir de la fenomenal actuación deportiva del país. En todo caso, chocará con algún elogio para los corredores de Jamaica. Eso sería todo.

Buena parte de esta lógica casi propagandística se construye a través del éxito británico en ciclismo de pista. Es que el "Team GB", como marketineramente han bautizado aquí a su plantel olímpico, logró nueve medallas en el velódromo, siete de ellas de oro, para convertirse en el mejor competidor de la disciplina con mucho margen. Esa superioridad fue forjada desde tres nombres con historias más que interesantes: Chris Hoy, Victoria Pendleton y Laura Trott.

Lo de Sir Christopher Hoy -título que recibió de la reina por sus hazañas en las pistas- es sencillamente impresionante: ya era una leyenda cuando comenzaron los Juegos y ya había conseguido un oro en el sprint por equipos en su primera participación de Londres 2012. Ayer logró un segundo oro en la prueba del Keirin, se convirtió en el hombre con más medallas en el ciclismo de pista y rompió el récord del remero Steve Redgrave como el atleta con más oros en la historia de Gran Bretaña.

El hombre de 36 años habló entre lágrimas tras su gesta, aseguró que éste sería su último Juego Olímpico, porque creía que era muy difícil superar el punto alto que había logrado con esa corrida final que lo dejó primero en varios listados.

Pendleton también lloró, y también aseguró que se trataba de su última carrera. Ella directamente anunció su retiro cuando se quedó con la plata en el sprint individual. Ya había ganado una presea dorada en el keirin, y no pudo cerrar su dilatada campaña con la coronación que buscaba. Sin embargo, ella sabía que llegaba como una de las caras más notorias del deporte de su país y respondió con podios.

Pero quizá la mejor historia sea la de una estrella que nace: Laura Trott. Joven de apenas 20 años, Trott encarna la estética más estereotípicamente británica que pueda encontrarse. Es rubia, de ojos celestes y grandes dientes frontales que muerden sin querer el labio inferior. Parece una caricatura de sí misma sacada de la serie de dibujos animados de Wallace y Gromit. Y los publicistas, que algo saben de rostros identificables y de idolatrías por venir, ya le han puesto el ojo a sus virtudes deportivas y a su mirada clara.

Trott ganó la persecución por equipos con récord mundial incluído y ayer se impuso en el omnium, disciplina que incluye seis pruebas y que ella dominó de punta a punta.

La cadena televisiva BBC mostró casi de inmediato un par de fotografías. En la primera, se veía a una niña rubia abrazada a Chris Hoy con una medalla dorada en el cuello. La segunda mostraba a esa misma niña posando junto con Victoria Pendleton. La pequeña era, obviamente, Laura Trott. Y las fotografías enseñaban esa noción que tanto se martilla para el aprovechamiento de estos Juegos: la identificación, el contagio, el legado.

Desde aquella foto hasta la que hoy salió en la portada de los diarios pasaron unos siete años. Ahora Trott tiene una medalla propia, y no tiene que pedirle a Hoy ninguna de las suyas para posar ante las lentes oportunas. La pregunta es si el plan funcionará a la perfección: quizá hay alguien posando junto a Trott, en este momento, como para asegurar la continuidad de esta fiesta británica.