<
>

El clásico de los concuños

América y Pumas son manejados desde la oficina por dos concuños. Ricardo Peláez y Alberto Garcia Aspe podrían estar jugándose mucho más que un simple partido el domingo en el Estadio Olímpico Universitario. Por ahora, ninguno de los dos proyectos ha alcanzado su esplendor. El de Pumas se está tambaleando con Garcia Aspe y el del América, con Peláez, ha tenido altibajos. Un Clásico de concuños de, donde lamentablemente, uno de los dos saldrá perjudicado.

LOS ANGELES -- El parentesco, los nexos, la relación familiar, el acercamiento que históricamente por años han evitado Pumas y América lo tienen hoy en la parte directiva: los presidentes deportivos, los que tienen en su mente y en sus manos el futuro de cada equipo son... ¡Concuños!

Ricardo Peláez y Alberto Garcia Aspe están casados con dos hermanas, pero eso, supongo, no tiene nada que ver con lo que el duelo propone este domingo y con lo que tradicionalmente ha significado la rivalidad entre ambas instituciones.

Lo que sí, parece evidente, es que el duelo de la decimoquinta jornada del torneo mexicano puede marcar el rumbo particular de cada uno de los proyectos. Los dos, tanto Peláez como Garcia Aspe, dos futbolistas de gran profesionalismo y espíritu en sus trayectorias sobre las canchas, se juegan demasiado en noventa minutos.

Para Garcia Aspe y para los Pumas han sido meses de incertidumbre. La inversión y el proyecto no van a ninguna parte. El primer error de Pumas --que quizá no sería justo achacárselo a la administración de Garcia Aspe-- fue no poder detener la salida a Guillermo Vazquez, quien exigía refuerzos para poder contender en los nuevos tiempos que el futbol mexicano proponía. Garcia Aspe tomó un riesgo con Joaquín del Olmo que no le funcionó y tomó otro riesgo con Mario Carrillo que por ahora tampoco ha resultado. El resultado ante el América puede definirlo todo: un eventual triunfo le daría fuerza a la imaginación universitaria. Una derrota, lo complica todo. Alberto Garcia Aspe está pisando terrenos peligrosos.

El panorama luce o intenta lucir distinto en la casa del otro concuño. La mejor decisión de Ricardo Peláez fue traer a Miguel Herrera como entrenador. A partir de ahí, con todo y sus vacilaciones, el América camina sólido a ser mejor cada día. ¿Y por qué? Porque Herrera es un buen entrenador, trabaja, entiende la cancha y sabe qué tipo de juego necesita el América. Hasta ahora no ha llegado a los niveles que prometió él y que generaba la expectativa de su llegada. "El Piojo" lo sabe, sabe que América necesita más y que partir de ese futbol, está también colgado el proyecto de Ricardo Peláez. El América ha vivido cometiendo "pecados" en la cancha. Uno de ellos, fue el 3-1 que le propinó un "moribundo" Chivas en la propia cancha del Azteca. Peláez entiende bien que juegos de esa clase, como lo será Pumas el domingo, son lo que no perdonan los aficionados.

Tenemos un "clásico de concuños" el próximo domingo. Y estoy seguro que, de alguna u otra forma, ellos se quisieran ayudar. Eso parece imposible. Uno de los dos saldrá, inevitablemente, perjudicado del domingo en la Ciudad Universitaria.