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¿Obra de Disney, Andersen y Perrault?

LOS ÁNGELES -- Todavía no pisaba El Teatro de los Sueños con las fanfarrias y la parafernalia para una audiencia oficial, y surgió el primer latigazo para flagelarlo.

Todavía la afición a los Red Devils sufría para balbucear correctamente el bautizo único y genuino del futbolista: el bautizo de la tribuna. "Chicha... what?", preguntaban los rojos de prosapia, y ya, desde entonces, se cuestionaba al mexicano.

"Hablaremos de ese perrito inflado (Javier Chicharito Hernández) cuando rompa la marca de Diego Forlán". Quienes creyeron que las alturas alcanzadas por el uruguayo en Old Trafford eran inalcanzables para el mexicano, terminaron con la más penosa y dolorosa y ominosa y avergonzada de las disculpas: recular con un silencio obligado.

Este sábado ante el Aston Villa, Javier Hernández entra y saca al Manchester United del estado de coma en que lo tenía el Aston Villa. 2-0. Final: 2-3.

Las estadísticas marcan puntos de partida. Despedazar las cifras ajenas es abrir nuevos caminos.

La sabiduría numérica de @2010MrChip trina alborotado en el Twitter.

"@2010MisterChip: AST 2-3 MNU. CH14 ha marcado 2 goles saliendo del banquillo. No lo hacía nadie en el Utd en PL desde CR7".

Hay historias que son relatos diarios. Hay historias que se editan aparte, como fábulas, como cronologías de lo impensado, de lo imposible.

Es decir, ya habría adquirido notoriedad que el Manchester United se enderezara en el sarcófago de la fatalidad en el que se debatía entre estertores hasta el minuto 58.

Sin embargo hay mejores fantasías que las deidades fascinantes de Disney: ocurren en la vida real muchas de ellas.

Sir Alex Ferguson no hace un cambio en el medio tiempo. Dicta un tratado napoleónico para tratar de revertir el destino en el Villa Park de Birmingham. ¡Chicharito por Ashley Young! Y la tribuna anonadada: Chicharito por Young, what the f...?

Para colmo, ejecutado el cambio, casi de inmediato, los Red Devils reciben el 2-0. Lo difícil cambia su máscara por la de lo imposible.

Y entonces, parece, se confabulan Disney, Andersen, Perrault, Cri Cri, Rowlings, y tal vez, para ese relamerse sadomasoquista de terror, hasta Stephen King, y deciden que es un momento mágico para, en medio de la tragedia precipitada, crear magia.

Y aparece el Chaplin del Gol. Recibe en el área, controla mal y entre los torpes rebotes de su afán indescifrable por aquietar el balón, se quedan pasmados, desconcertados, indefensos, patidifusos, defensa y arquero. No saben qué esperar del Chicharito Hernández, porque el mismo mexicano no sabe qué esperar de él mismo.

En el recurso último cachetea la pelota con más intención que intensidad, con más ilusión que perfección. Y la gordita de piel tersa, que parece nuevamente enamorado de la caída de los ojos verdes del 14 endiablado, obedece, encuentra un espacio entre las piernas del arquero y preña las redes y el marcador de esperanza. 2-1.

Para entonces, Ferguson elucubró un trabalenguas en la cancha. Nuevamente, como lo ha hecho en los últimos cinco juegos, pone como domésticos de lujo de Hernández a sus dos colosos. Dos Goliaths al servicio de un David: Wayne Rooney y Robin Van Persie son sacados de su zona de privilegio, para que jueguen por, para y con el Chicharito.

Y el 2-2 llega de nuevo con ese estilo accidentado en la ejecución, incidental en la intención. De ese delantero, que, ya se dijo en otro Blog, no mata con bazuca, sino con Chipote Chillón.

Centro pasado. CH14 está donde no debería estar, pero el instinto lo arrastra. Impacta de aire. La pelota amenazaba con terminar, tal vez, hasta en manos de De Gea, al otro lado de la cancha. Pero se estrella en Vlaar, un verdugo despiadado, que, curiosa, irónica e inesperadamente, en un desliz señoritero se protege del disparo, y empuja a la red.

La magia no es completa si no se escala el Himalaya de los milagros. Van Persie no tiene rencores. Y ve al usurpador de su puesto, al polizonte emergente del área y en l ojo de la tempestad mete el balón.

Y aparece Chicharito. Es su Hat-Trick en intenciones de gol. Su doblete según la tacañería del árbitro Kevin Friend. En ese tercer gol, la pelota llega desde 30 metros. Javier adivina la cita a ciegas con el balón. Dos enamorados por el destino se intuyen. Es un remate de saltimbanqui, de coreografía de lo perverso. Se tira de palomita tuerce el poderoso pescuezo. La zaga del Aston Villa sólo reacciona para lamentarse. 2-3.

Y regresando a la cita de Míster Chip, un dato de referencia histórica en la Premier League sobre CR7, deja rencor, rencillas, hacia el árbitro Friend: de haberle dado ese segundo remate, de haber sido un poco más Friend-ly con CH14, y no decretar autogol, Chicharito habría escrito un pasaje nuevo en el paisaje fascinante del futbol inglés.

Ya en Twitter se lanzó la afrenta pública. Muchos apedrearon soezmente en ese religioso espacio a este Blog por las referencias de que Ch14 es el Chaplin del Gol y de que Vela es mejor, pero nunca superior a Chicharito.

Tal vez la actuación de este bendecido futbolero, de este carismático del área, frente al Aston Villa, haga reflexionar a muchos.