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El equipo del "poder"

Basta de rodeos, de preámbulos: la camiseta del América pesa más que ninguna otra en la liguilla. No lo digo yo, está escrito con la mano del poder, en tintas sangrienta, con historias de amor, de odio, de terror, de altas traiciones, con poderosos intereses... El América es, tiene o representa a la casa. Para ganarle, para eliminarlo, hay a que vencer más de 11 en la cancha. Y eso, que en apariencia es injusto, se ha convertido en parte mismo del espectáculo futbolístico mexicano. Siete equipos buscando la manera de echar, de eliminar, de acabar con el "todopoderoso"...

LOS ANGELES -- Si el inicio de la liguilla por el título del futbol mexicano se asemejara a una gran función de boxeo habría, antes del comienzo de la lucha deportiva, camisetas más pesadas que otras. No todos son iguales en esta ronda y el tema podría ir, evidentemente, a los antecedentes que tienen que ver con historia, con hazañas, con héroes, con gloria escrita en la cancha, pero hay otra vertiente, otra insinuación jamás comprobada totalmente pero igualmente creíble.

Sé muy bien que hay algunas teorías, estadísticas, hechos incuestionables que usted podría utilizar poderosamente para refutar mi hipótesis. Puede ser, no tengo la verdad absoluta, pero ciertos cuentos, ciertas historias comprobables fehacientemente en acontecimientos que ocurrieron en la cancha y fuera de ella, podrían demostrar que tengo razón.

Basta de rodeos, de preámbulos: la camiseta del América pesa más que ninguna otra en la liguilla. No lo digo yo, está escrito con la mano del poder, en tintas sangrienta, con historias de amor, de odio, de terror, de altas traiciones, con poderosos intereses, con rivales que lloraron en la cancha mientras el árbitro decía que la mano que se había cometido un par de metros fuera del área era un penalti en favor de los "amarillos" o quizá mientras el comisionado de la FMF corría al vestidor de visitante en el Azteca pare exigirle, con el reglamento en la mano, al equipo contrario que saliera a jugar unos tiempos extras que en apariencia no existían, con la disciplinaria tejiendo fino, cuidando, amparando siempre al "grande", al "influyente", al "todopoderoso".

El América es, tiene o representa a la casa. Para ganarle, para eliminarlo, hay a que vencer más de 11 en la cancha.

Y quizá eso suceda en otras ligas del mundo. La fama del Madrid por años en la España franquista o la influencia del Milán en el Calcio, la del Bayern en la bundensliga alemana. Es verdad, los "grandes", los "populares" son, ciertamente, favorecidos en todas partes, pero en México la situación del futbol marca un horizonte distinto. El futbol mexicano ha sido manejado durante 50 años por la misma empresa que también es dueña del América. Para bien o para mal, se han tomado decisiones desde la cúpula del poder que pudieron en su momento inclinar la balanza hacia cierto lado. El América "es la joya de la corona" en la empresa más influyente que hay en la industria del futbol mexicano y como tal, tiene ciertas canonjías, situaciones que en un momento dado pueden terminar favoreciéndole en un torneo corto y explosivo

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Y estoy seguro que algunos me saldrán con las estadística en la manos: Si al América lo favorecen, por qué entonces no ha ganado más títulos en los últimos años. Esa versión, irónicamente, coincide con los tiempos modernos que afronta, primero México como país, y luego su futbol como industria. Mientras ha crecido cierta democracia, apertura, transparencia, mientras hay menos concentración de poder en las mismas manos y personas, el América ha perdido condiciones en la cancha. ¿Será una coincidencia?

Nadie debe ofenderse por esto. No he dicho ninguna mentira. El América es un equipo de poder. El propio presidente de la Liga MX, el señor Decio de María, es un confesado fanático americanista y es, al mismo tiempo, empleado del grupo que es dueño del América. Así ha sido históricamente en México. Los mejor es que los siete rivales del América conocen las condiciones del juego y saben cómo deben jugar y qué tienen que hacer para eliminarlo.