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Las Águilas se asustan en su propio Nido

Herrera y sus pupilos no podían creer la derrota en casa Mexsport

LOS ÁNGELES -- Una hazaña. Esa, la imploración para el América en el Juego de Vuelta de su Semifinal en Toluca.

Milagro no, sólo hazaña. América fue el mejor visitante del torneo, el único invicto de hecho.

Pero, ojo, no son las mismas condiciones del juego con un 0-0 de origen y con el local comprometido a ganar los tres puntos.

Esta vez el Toluca juega de local, pero el América está obligado a la perfección, luego de su imperfecta exhibición en su propia fortaleza, en su Nido Supremo, como lo es el Estadio Azteca.

Ojo: de huésped, las Águilas se envalentonaron con los miserables del torneo: Querétaro, Puebla, Pumas, San Luis, y sólo adquiere relumbrón su triunfo sobre Morelia ya en Cuartos de Final de la Liguilla.

En su visita a La Bombonera, América rescató un empate a un gol, pero lo consigue a pesar de cargar con la tarjeta roja a Jesús Molina al minuto 37, en un encuentro en el que la figura fue el portero Hugo González y el villano el árbitro Alfredo Peñaloza.

Por eso, el término de la misión para las Águilas no es milagro, sino hazaña, una proeza factible, complicada en extremo, pero posible.

No están muertos los americanistas, aunque sí hay que tener de guardia los servicios de extremaunción del cura en Toluca.

Llama la atención cómo Miguel Herrera no entendió el recurrente movimiento de Enrique Meza a lo largo del torneo y especialmente ante Chivas. La entrada del Pájaro Benítez a fondo está calendarizada, agendada, y también la reubicación engañosa de Sinha en la cancha, con una libertad suprema para conducir el juego.

Cierto: un error de marca de Aquivaldo Mosquera, y una torpeza de un balón perdido en media cancha por Sambueza, facilitan el desdoblamiento y la ejecución del América cn el 2-0.

Para dimensionar la magnitud de la epopeya que debe consumar el América antes de que se consuman los 90 minutos en el Nemesio Díez, es que debe ganar por 3-0, 3-1 y de ahí para adelante con dos goles de diferencia.

Pero, las Águilas nunca lograron más de dos goles de visitantes (excepto el 4-0 a Gallos Blancos), y al Toluca nadie le hizo más de uno en su Infierno, sólo recibió cinco en ocho juegos, recetó 15, se mantuvo invicto y fue el mejor –o peor, según se le vea- anfitrión, sólo un punto debajo del León.

Pero yendo a la cancha, la estatura de esta guapeza, crece. América volvió a desordenarse. A perder balones en la salida, en la periferia del área, y a escasear en profundidad. Tuvo, cierto, un par de posibilidades de gol, pero el rendimiento sigue siendo inconsistente.

En charla con Raza Deportiva de ESPNDeportes Radio, el Piojo reconoció que ante Morelia, el gafete, la asignación y el compromiso de capitán y líder táctico le había quedado grande al Rolfi Montenegro. Este jueves volvió a relevarlo por no ser relevante su participación en el juego.

Toluca, y de esa manera se le describió a Herrera, es un astuto coyote de piernas menguadas, pero que sabe ser inteligente en sus recorridos. La anciana, magullada, canosa y arrugada frase de que más sabe el Diablo por viejo que por Diablo, se tuerce aquí: más sabe el Diablo por Diablo y por viejo.

A Enrique Meza, y la historia lo consigna, los alumnos del lavolpismo se los come crudos, incluyendo al mismo patriarca argentino al que con frecuencia le recetó goleadas, aunque en este torneo sólo le recetó un 1-0.

Entonces, Herrera no fue la excepción. Por eso, en el Juego de Vuelta de su Semifinal, la consigna es clara, irrefutable e innegociable: América debe tener 90 minutos perfectos, no sólo en esa errática defensiva del errático Mosquera -que ya lleva dos goles regalados de manera consecutiva-, sino siendo implacable al frente, pero si insiste en usar a Benítez como carbada, el único que se va a tragar el anzuelo es el mismo Piojo.

Pregunta anticipada: ¿Una eventual eliminación del América este domingo será el final para la dupla Miguel Herrera-Ricardo Peláez?