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Lo bueno, lo malo y lo feo de la Semana 12

Janoris Jenkins impulsó el triunfo de los Rams devolviendo dos intercepciones a las diagonales. AP

MÉXICO -- Algunos de los puntos más notables de la Semana 12 de la NFL:

Lo bueno: Janoris Jenkis responde. El talentoso esquinero podría haber sido el mejor en su posición durante el pasado proceso de draft, pero problemas extradeportivos le hicieron salir de la Universidad de Florida, echado, y terminar su elegibilidad colegial jugando en North Alabama, en una división menor. Los equipos de la NFL le tuvieron suficiente miedo como para no tomarlo en la primera ronda del draft, pese a sus obvias cualidades. Los St. Louis Rams dieron un salto de fe en la segunda ronda --se proyectaba que podía caer más-- y hasta el momento, Jenkins ha respondido. Este domingo se hizo presente en el marcador, robándole dos pases al pasador --también novato-- Ryan Lindley de los Arizona Cardinals, y convirtiendo ambas intercepciones en touchdowns. Por años, la defensiva de los Rams ha sido un tapete. Jenkins podría formar un núcleo interesante a futuro con Chris Long y James Laurinaitis para St. Louis.

Lo malo: Los Seattle Seahawks jugando fuera de casa. Existe algún equipo más contrastante que los Seahawks, jugando de local o visitante. Seattle piensa en postemporada, y está en el grueso de la pelea por un boleto de comodín. Sin embargo, su marca de 6-5 se divide así: 5-0 en el imponente CenturyLink Field, 1-5 de lejos de él. Los equipos contendientes ganan los juegos que deben ganar, hablando de los rivales. El domingo pasado, debían ganar en Miami ante los Dolphins, si querían ser tomados en serio. Restan tres partidos en casa para Seattle, uno contra cada uno de sus rivales divisionales, pero si no ganan al menos una de sus dos visitas pendientes --a los Chicago Bears y Buffalo Bills-- corren el riesgo de quedarse viendo la postemporada ahí, en la comodidad de su casa, en lugar de disputarla.

Lo feo: Las conferencias de prensa de Jason Garrett se están volviendo insufribles, luego de cada derrota de los Dallas Cowboys. Desde luego, no se trata del único entrenador en jefe que es cuestionado. Sin embargo, parece ser el único que no se entera de la situación tan miserable en que están sus dirigidos. Hace un par de semanas aplaudí que Norv Turner se encendiera en San Diego después de otra derrota de los Chargers en que un miembro de los medios le hiciera una pregunta boba. Mostró algo de emoción. En la jornada pasada, nos tocó ver a Rex Ryan, y después a Andy Reid, bastante desencajados, luego de los tropiezos de los New York Jets y Philadelphia Eagles, respectivamente. Hay emoción. Las derrotas les están afectando. Sienten. Mientras tanto, Garrett sigue actuando como si apenas se hubiera perdido el primer juego de pretemporada, y hubiera otros tres encuentros de exhibición para corregir las evidentes carencias de talento, y obvias fallas en dirección que han plagado a este equipo durante su mandato. No estoy afirmando que a Garrett no le afecte perder, pero si no lo muestra, no hay forma de que sus jugadores o los aficionados del equipo se enteren. Y si parece que no le importa perder, entonces parece que el mensaje es que todo está bien, ¿no?

La frase de la semana: "Eso sería difícil [de responder] ahora porque uno tendría que señalar cosas como remontadas, y es algo hueco cuando no se gana el partido", Jerry Jones contestando la pregunta de un reportero en el sentido de qué puede rescatar de la dirección que llevan sus Cowboys bajo el mandato de Garrett, luego de caer en casa ante los Washington Redskins. Hasta el momento, podría ser la primera vez en que una pizca de duda se desliza en las declaraciones de Jones respecto a Garrett.