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Miren a todos desde arriba

Tras 17 temporadas, un JMV del Super Bowl y dos anillos, Ray Lewis se retira por la puerta grande. AP

Los Ravens desafiaron los pronósticos y se coronaron merecidos campeones en un agónico Super Bowl

NEW ORLEANS -- El confeti caía sin cesar sobre el césped artificial del Superdome de New Orleans.

El profundo Ed Reed lloraba y cantaba "Dos boletos al paraíso", mientras su voz se quebraba.

No era para menos, los Ravens se acaban de coronar campeones por segunda vez en la historia de la franquicia, pero más que nada Baltimore se acaba de sobreponer a un encuentro desgastante emocionalmente.

Desde el inicio, Baltimore comenzó a imponer su voluntad. La modificada línea ofensiva de Baltimore estaba haciendo un trabajo fenomenal y ni con un palo de cinco metros podían tocar a Joe Flacco.

De hecho me sigo preguntando todavía si en efecto jugó Aldon Smith este partido...

Con todo el tiempo del mundo para lanzar el ovoide, Flacco se conectó en reiteradas ocasiones con un Anquan Boldin de manos más seguras que nunca, y luego con sus alas cerradas para descuartizar lentamente a la defensiva de los 49ers.

"Hoy nos dimos cuenta quién lo quería más", enfatizó Terrell Suggs. "Salimos con todo de los vestidores, y no volvimos a mirar atrás".

En gran parte, eso se debió a la actuación consagratoria de Joe Flacco, quien completó 22 de 33 pases para 287 yardas, tres touchdowns y sin intercepciones.

De esta manera, terminó los playoffs con 11 anotaciones y ninguna intercepción, igualando así el récord de touchdowns en postemporada de Joe Montana y Kurt Warner.

Sí, es cierto que no ha lanzado nunca para más de 25 touchdowns en temporada regular, pero no se puede negar que tuvo unos playoffs de élite.

"Ahí está, para todos los que les gusta odiar", declaró el esquinero Cary Williams. "Joe Flacco es un mariscal de élite".

Aunque alguno pueda estar de acuerdo o no, su índice de pasador de 124.2 habla por sí solo. Su anillo y JMV de Super Bowl también.

En otras palabras, se merece el jugoso contrato que le van a pagar en la temporada baja, y ya la afirmación elite no suena loca, sino más bien probable.

EL INVITADO SORPRESA
Sin embargo, no fue un triunfo sencillo para los Ravens, que tuvieron que sufrir más de la cuenta.

Luego del retorno récord de 108 yardas para touchdown de Jacoby Jones, cuando el encuentro parecía liquidado, se apagaron las luces del estadio.

Sonaban las alarmas del estadio y nadie conocía la causa.

Se les escuchaba decir a los fanáticos en los pasillos palabras como "vergüenza" o "nos está viendo todo el mundo".

En las laterales, John Harbaugh, quien ya había tomado una decisión cuestionable cuando decidió arriesgarse por un gol de campo de finta en lugar de tomar los tres puntos en la primera mitad, parecía desencajado durante el apagón.

Y esa actitud, esa intranquilidad quizás se les contagió a sus jugadores.

Porque cuando volvió la luz, fue como si los equipos hubiesen cambiado playeras.

"Definitivamente el apagón nos sacó de ritmo", declaró el tackle ofensivo Bryant McKinnie. "Pero no seríamos nosotros si no nos tocaba sufrir".

De hecho muchos consideraban a Baltimore, quien estaba prácticamente eliminado ante Denver, un equipo de destino.

A partir de allí, San Francisco de la mano de un Colin Kaepernick que demostró que puede sobreponerse a cualquier obstáculo y que Jim Harbaugh tomó la decisión adecuada a pesar de la derrota de hoy, empezó a dominar por tierra y aire a placer.

La defensiva de los 49ers agarró un nuevo aire, y el envión anímico cambió drásticamente.

En un abrir y cerrar de ojos, la ventaja de 22 puntos de Baltimore se había reducido a dos.

Dije en su momento y reitero que el parate, más allá de que favoreció a los 49ers, no es excusa puesto que no se puede desperdiciar una ventaja de 22 tantos en este escenario; habría sido la recuperación más grande en la historia del Super Bowl.

Aunque a fin de cuentas, San Francisco nadó para morir en la orilla.

SE VA POR LA PUERTA GRANDE
Sobre el final del encuentro, San Francisco se quedó a cinco yardas de revertir el marcador. No obstante, tal como ha pasado tantas veces en esta temporada, la defensiva de Baltimore se dobló pero no se quebró.

"A lo largo de todo el año, nos hemos negado a morir", enfatizó el centro Matt Birk, quien negó a afirmar si se retiraba o no. "Y esa manera de terminar la campaña fue el fiel reflejo de nuestra campaña".

En conclusión, Ray Lewis logra retirarse por la puerta grande. Luego de 17 temporadas, un JMV del Super Bowl y ahora dos anillos, le dice adiós a este deporte uno de los más grandes apoyadores internos de la historia.

"Lo más lindo de esa última serie fue que nunca entramos en pánico", contó Lewis. "He tenido sueños, pero esta realidad le gana a todos ellos".

Sus compañeros también se mostraron felices de poder despedir a Ray Lewis de esta manera.

"Nos pusimos la meta de despedir a Ray de la manera indicada", explicó el corredor Ray Rice. "Y no se me puede ocurrir un mejor final que este".

Es incierto si Ed Reed va a continuar en Baltimore o si Matt Birk va a extender su carrera, pero sí sabemos que fue el último baile de Ray Lewis.

Un baile que tuvo todos los condimentos; drama, algarabía, suspenso y tristeza. Un partido que ya era bueno antes del apagón, pero que se transformó en uno de los mejores Super Bowls de los últimos 10 años luego del mismo.

Los Ravens resucitaron de la muerte ante los Broncos, y hoy se coronaron como merecidos campeones.

"No se si somos un equipo de destino", concluyó Harbaugh. "Pero nunca dejamos de creer".