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"Chepo", Compeán, Iñárritu, los dueños...


"Ni la derrota en mi valor rehuyo... Mas, antes de rendirme fatigado, me encerraré en la torre de mi
orgullo, y en sus escombros moriré aplastado".

Francisco Villaespesa, dramaturgo español.

MÉXICO --
En cualquier empresa, con estos resultados, cualquier jefe hubiese elaborado ya su lista de despidos inevitables.

No serían sólo los casos de José Manuel "Chepo" de la Torre y todo su cuerpo técnico, sino también el jefe directo de ellos, Héctor González Iñárritu y la cabeza visible del proyecto selección nacional, Justino Compeán.

Pero también son corresponsables aquellos que, con gorrita café, acudieron a comer a la casa de Justino Compeán en el sur de la ciudad de México, el 29 de julio pasado, para dar un espaldarazo al proyecto del "Chepo", que para entonces ya era un esqueleto a punto de desmembrarse.

"Les quiero pedir a todos que apoyemos al Chepo. Es mi candidato único", les dijo Compeán a los asistentes, obviamente por indicaciones de sus jefes.

Ahí estaban poderosos empresarios, acostumbrados a exigir cuentas a sus colaboradores; empleados de alto rango de empresas y equipos; trabajadores del futbol que van por los dueños que no tienen ganas de asistir. Fue en la casa de Justino Compeán donde se empezó a gestar el "Vergonzazo" de anoche en el estadio Azteca frente a Honduras. Como antes, cuando Alberto de la Torre insistió en apoyar a Enrique Meza se produjo el "Aztecazo" contra Costa Rica.

Esas han sido las únicas derrotas de la selección nacional en su casa, en 90 años de eliminatorias mundialistas, en el imponente estadio Azteca, que no ha pesado nada en este hexagonal pues Jamaica primero, luego Estados Unidos, enseguida Costa Rica y anoche Honduras, le arrebataron entre todos 9 puntos de 12 que México tenía en su presupuesto.

La furia popular exige subir al "Chepo" a la mesa de los sacrificios para seguir rituales de nuestros ancestros, de ofrendar cabezas humanas a los dioses. El proyecto está lejos de ser eficiente: 8 puntos sobre 21 disputados es una tristeza. La calificación directa al mundial es lejana. Se aspira apenas al cuarto lugar, para ir al repechaje ante Nueva Zelanda. Hay pocos motivos para sostener al "Chepo", pero valdría la pena responder algunas preguntas: ¿Es el único culpable? ¿Qué tan responsables son los que apoyaron a "Chepo" en la casa de Justino Compeán a finales de julio pasado, después del enorme fracaso de la Copa de Oro? ¿Qué corresponsabilidad tienen los jugadores que no han cumplido en la cancha? ¿Cuál es la dosis de culpa de Valentín Diez, dueño del Toluca; Jorge Borja Navarrete, presidente del Patronato de los Pumas; Guillermo Álvarez Cuevas, presidente del Cruz Azul; Yon de Luisa, director de futbol de Televisa; Álvaro Dávila, presidente de Morelia; Dennis Te Kloese, representado a Jorge Vergara; el representante de Ricardo Salinas Pliego, Gustavo Guzmán; el presidente de Tigres, Alejandro Rodríguez, y el nuevo dueño del Santos, Alejandro Irarragorri, además de la voz opositora de Andrés Fassi, quien ya traía en cartera a Marcelo Bielsa para suceder al "Chepo", a quienes Compeán forzó ese día a brindarle un apoyo unánime al entrenador?

Compeán les dijo que aún con la crisis, "el Chepo es la mejor opción para llegar al Mundial de Brasil 2104". Le exigió a José Manuel triunfos porque "no puedes seguir empatando, no podemos darnos ningún lujo".

En la reunión se sugirieron dos cosas importantes: recurrir a naturalizados para mejorar la personalidad en la cancha, y hacer cambios tácticos porque la selección era muy predecible para los rivales.
El apoyo que Compeán le brindó ahora al "Chepo" es el mismo que le negó a Hugo Sánchez y a Sven Goran Eicksson, quienes en crisis semejantes fueron despedidos a pesar de que se tuvieron que pagar cuantiosas indemnizaciones.

La crisis del "Chepo" tocó fondo porque Honduras había perdido sus tres partidos de visitante en este hexagonal (1-0 ante Estados Unidos, 2-0 frente a Panamá y 1-0 en casa de Costa Rica). No sólo llevaba tres derrotas, sino que ni siquiera había podido anotar.

Los dueños de clubes ven más la parte económica que la deportiva por su natural inclinación de empresarios. El negocio ha de ser lucrativo. Pero una selección con estos resultados amenaza al negocio del futbol. Si México no va al mundial, podrían producirse pérdidas cercanas a los 250 millones de dólares para la estructura de poder del futbol mexicano, para los patrocinadores y para la industria en general. Vendrá además una gran depresión entre los aficionados.

Así que a unas horas de enfrentar a Estados Unidos en Columbus, viene una prueba para la inteligencia de los dueños. "Chepo" ya les dijo que no renuncia. Falta saber cuál será la palabra final de los dueños del balón.

El proyecto del "Chepo" se queda poco a poco sin mañana, a pesar de su brillante ayer con Chivas y Toluca. Pero el proyecto de la selección nacional se puede quedar, después de 23 años, sin asistir a otra Copa del Mundo, desde aquellas vergonzosas consecuencias de los "cachirules" previos a Italia 1990.