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Managers MLB: Menos negros y latinos

ORLANDO -- Desde el final de la serie regular y los playoffs de Grandes Ligas, cinco puestos de managers quedaron vacantes y tres ya fueron ocupados, invariablemente, por novatos sin experiencia previa. Consistentemente, por representantes de la raza blanca.

Pese al gran esfuerzo y dedicación que el comisionado Bud Selig ha puesto en esta causa durante su histórica gestión, las minorías están perdiendo fácilmente la batalla por puestos importantes --en el terreno y las oficinas-- en las ligas mayores.

Cuando los Rojos de Cincinnati despidieron a Dusty Baker y lo reemplazaron con su coach de pitcheo Bryan Price, dejaron a Ron Washington, de los Vigilantes de Texas, y Bob Porter, de los Astros de Houston, como los únicos managers afroamericanos del béisbol. El cubano Fredi González, de los Bravos de Atlanta, es el único latinoamericano.

Los Nacionales de Washington (Matt Williams) y Tigres de Detroit (Brad Ausmus) también llenaron sus vacantes recientemente con blancos sin antecedentes como dirigentes. Mientras Cachorros de Chicago y Marineros de Seattle barajan sus opciones, la pizarra racial entre los dirigentes de las ligas mayores marcha así: Blancos 26, Minorías 3.

Y las perspectivas de que la ventaja se reduzca no son muy halagadoras, pese a la gran cotización que tienen en la industria hombres como los dominicanos Manny Acta y Tony Peña, los puertorriqueños Joey Cora y Sandy Alomar hijo, el venezolano Ozzie Guillén y el descendiente de mexicanos Rick Rentería. Acta y Rentería fueron entrevistados para el cargo con los Cachorros, mientras que Guillén aún espera por una llamada.

Hace rato que Peña, un antiguo Manager del Año en la Liga Americana y coach de los Yankees de Nueva York, fue enviado al baúl del olvido.

Hace apenas tres años que las minorías raciales disfrutaban de una gran representación ejecutiva, tanto en el terreno como en las oficinas, justo como buscaba Selig cuando instruyó a los equipos a incluir negros y latinos en sus entrevistas para nuevos dirigentes y cargos ejecutivos.

Comenzando la temporada del 2010, el dominicano Omar Minaya (Mets de Nueva York) y el cubano-mexicano Rubén Amaro (Filis de Filadelfia) eran gerentes generales, mientras que el cubano Al Avila ocupaba su cargo de asistente del presidente y gerente general en Detroit. El mexico-norteamericano Arturo Moreno, de los Angelinos de Los Ángeles, ya tenía un largo tiempo como el primer y único dueño de equipo de Grandes Ligas con orígenes hispanos.

Ese año hubo cuatro managers afroamericanos (Baker, de Cincinnati; Jerry Manuel, de los Mets; Cito Gaston, de Azulejos de Toronto, y Washington, de Texas) y cinco latinoamericanos (el dominicano Manny Acta, de Indios de Cleveland; el venezolano Ozzie Guillén, de los Medias Blancas de Chicago, el dominicano Juan Samuel fue interíno en Orioles de Baltimore, mientras que el cubano González y el puertorriqueño Edwin Rodríguez se alternaron en Marlins de Miami).

Desde entonces, Gaston se retiró; Baker fue exiliado; Acta y Guillén pasaron de dirigir a trabajar en ESPN y Manuel en MLB Newtwork; Rodríguez aceptó ser mentor en ligas menores con Cleveland y Samuel regresó a ser coach en Filadelfia.

Moreno sigue siendo el jefe grande en Anaheim; Minaya es vicepresidente de operaciones de béisbol en San Diego; Amaro el gerente general en Filadelfia y Ávila la mano derecha de David Dombrowski en Detroit.

Los latinoamericanos representan cerca del 30% de los jugadores en rosters activos de las ligas mayores, en tanto que un 8.5% es de raza negra --en la Serie Mundial apenas Quintin Berry, el hijo de un matrimonio bi-racial, fue el único afroamericano en los rostes de Boston y San Luis--, pero en sentido general, las minorías siguen perdiendo terreno en Grandes Ligas, cuando de puestos de mando se habla.