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Nadal, sinónimo de superación

BUENOS AIRES -- Cuando en el tenis se dan casos tan extraoridinarios como el de Rafael Nadal, lo primero que se me viene a la cabeza es cómo empezó todo, qué camino siguió desde sus inicios, qué críticas no le afectaron de sus rivales, de la prensa, etc. En definitiva, cómo fue superando barreras y límites que parecían imposibles.

Los pequeños pasos de Rafa a lo largo de su ya enorme carrera tenística fueron y son los que lo proyectaron a tener mucho más cerca de lo que cree la gente el hecho de poder convertirse en el mejor jugador de todos los tiempos, o al menos el más laureado (para que no se me enojen los 'Federistas', que ya saben que a mí me encanta Roger).

Está tan cerca Nadal, que si gana el Open de Australia en enero igualará a Sampras (lo digo y me parece ¡increíble!). Para mí, Rafa es el favorito en Melbourne Park, donde probablemente luchará en otra enorme batalla contra Djokovic, dada la lesión de Murray, que no le permitirá llegar con gran ritmo de competición. Las opciones de Federer y Del Potro para salir campeones son buenas, pero claramente inferiores a las de Nadal y Djokovic.

Nadal entró al circuito sin "saber sacar", y era casi literalmente así, porque tanto su entrenador como todos sus rivales lo reconocían. Su servicio era muy "pobre" en comparación con su juego desde el fondo de la cancha, que era demoledor. Él lo sabía, y su tío Toni también. Por lo tanto, ya habían dado un gran paso hacia la mejoría, que es reconocer las carencias de su juego y ser consciente de que había que dedicarle mucho tiempo a ese golpe, si no quería correr "como un loco" todos los partidos, tanto en los juegos de devolución como en los de saque, ya que su servicio estaba lejos de lastimar a los top 100. Y, en especial, si quería ganarle a los de arriba con regularidad en canchas rápidas.

Las lesiones también fueron mermando la cabeza de Rafa, pero ahí "pincharon" en hueso duro, y esos "descansos obligados" lo devolvían al circuito furioso, hambriento de títulos y con conceptos nuevos en su mente, que quería aplicar a su juego, siempre para mejorar.
Jamás olvidaré las semifinales de Roland Garros 2005. Rafa ya había ganado su partido de cuartos y estábamos comiendo en el 'players lounge' del club, mientras Federer jugaba.

En esas instancias del torneo, ya quedan muy pocos jugadores (aquel fue el último Roland Garros que ganamos con Vivi Ruano) y estábamos en la mesa con Rafa viendo el partido de Roger. Nadal tenía 17 años, era casi un nene y estaba ¡en semis de París! Lejos de asustarse ante el escenario que se le venía encima (primeras semis de Grand Slam y contra el N° 1 del mundo, un tal Federer) comentó en voz alta "Rogelio, Rogelio... que ganas te tengo!!!". No sonó soberbio, él era un nene, e impresionaba su atrevimiento, su capacidad para creer en sí mismo ante la situación. Todos saben que aquel fue su primer Grand Slam, de los muchos (13) que hoy tiene.

Sigamos con los cambios y con la evolución de su tenis. Su revés, su saque, su volea, su posición en la cancha (mucho más metido desde que la rodilla parecía que lo retiraría con esos dolores insoportables...). En fin, cada paso que daba, mejoraba su juego, que sumado a un talento físico y tenístico extraordinario, y como no decirlo, a la mentalidad más ganadora que yo haya visto, no sólo en el tenis, sino en cualquier deporte, le permitían seguir ganando más títulos cada año. Al principio eran todos en París, pero fue haciendo la tarea para que las canchas rápidas le permitieran ganar a los grandes sacadores y voleadores, y así fue como también brilló en los demás.

El 2013 de Nadal es la prueba más extraordinaria de talento, fuerza física y fuerza mental que yo recuerde. En la gira sudamericana en polvo de ladrillo se lo veía tremendamente dolorido de su rodilla izquierda y parecía que el descanso de más de siete meses sin competir y la rehabilitación no habían conseguido su objetivo. Sus médicos le decían que el período de adaptación a la competición llevaría varios meses y que tendría que intercalar competición con descanso y rehabilitación. Pero las semanas pasaban y la rodilla seguía mal.

En Brasil se vio un detalle del padre de Rafa, llorando después de que su hijo ganase el ATP 250. Creo que esas lágrimas no eran tanto de alegría (era un título ATP, pero uno menor para un jugador de esta categoría), sino del stress y el sufrimiento que todos debieron padecer en un momento en el que todo estaba muy oscuro en el horizonte. La rehabilitación no estaba demostrando ninguna mejoría y las medianamente buenas sensaciones de los entrenamientos en Mallorca habían desaparecido.

En San Pablo, con su victoria, tuvo algunos días en los que la rodilla respondía mejor que en otros, y ya en Acapulco, aunque seguía con dolores, rindió a un nivel muy alto en algunos partidos, donde se destacó claramente la final contra Ferrer, con un resultado que daba a entender que ese día, tanto la rodilla como el tenis de Rafa, habían vuelto a su mejor versión.

A partir de la inesperada victoria en Indian Wells, que fue importantísima porque los jugadores a los que enfrentó ya tenían un nivel mucho más alto que en la gira de polvo sudamericana, fue todo muy emocionante y especial para Rafa. Volvió a sentirse competitivo y, entonces, a pesar de que le encanta jugar en Miami (es uno de los pocos torneos grandes que todavía no ganó) decidió no "cebarse" y pensar en que lo mejor serían unos días de descanso, volver a rehabilitar la rodilla y no perder ni un segundo para, desde ese mismo instante, hacer la transición a la arcilla, nuevamente pensando en la parte más importente de la temporada, la gira europea de polvo de ladrillo.

Siguió sumando finales y títulos y, después de una batalla increíble contra Djokovic en la central de Roland Garros en semis, volvió a levantar un trofeo de Grand Slam y apuntaba a Wimbledon como favorito. Pero en Londres, no sé si las sensaciones no fueron buenas y decidieron no arriesgar (la rodilla), o si directamente creyeron que era imposible y no iba con todo, como a él le gusta. Sin quitarle nada de mérito a su rival (Darcis), me pareció muy extraño que perdiera ese partido, después de haber llegado a todas las finales disputadas en lo que iba del año. Pero debo aclarar que esto es una percepción mía de lo que pasó en Wimbledon 2013.

La gira de la US Open Series, después de unas minivacaciones en Mallorca, no empezaba bien, aparentemente porque en los días previos al inicio del primer Masters 1000, en Canadá, Rafa sentía de nuevo dolores fuertes en la rodilla, pero decidió jugar igual. El resultado no pudo ser más soñado: ganó todos los partidos de las US Open Series, con otros tres grandes títulos que lo dejaban con otro Grand Slam más, y con muchísimas opciones de terminar el año como N° 1 del mundo -finalmente lo concretó-, algo impensado apenas unos meses atrás.

Si las cosas siguen con normalidad, creo que la revolución Nadal dará mucho que hablar en los próximos dos años. Creo que 2014 y 2015 serán años claves en la historia de este tremendo jugador, si su rodilla le permite seguir siendo competitivo. Pienso que ninguna otra cosa podría impedir que grandes récords lleven su apellido.