<
>

12 días: Rigondeaux-Santa Cruz

Guillermo Rigondeaux prefiere mantener a sus oponentes a distancia Al Bello/Getty Images

En el espíritu de las festividades, ESPN celebra las fiestas con nuestro propio listado de deseos de los "12 días de Navidad" de las peleas que nos interesaría ver, sin importar dificultades entre promotores u otras situaciones. Manténgase atento en los próximos días para que vea nuevas peleas, discutir nuestras selecciones o recomendar las suyas a través de #BoxeoESPN.

Guillermo Rigondeaux quiere que usted sepa algo: No le interesa si a usted le agrada o no.

No lo ha puesto en esos términos, exactamente. Y ciertamente el sentimiento no es nada personal. Pero la ex estrella amateur cubana y paria del boxeo profesional para una aparente legión creciente de fanáticos del boxeo -- de los que sus sensibilidades son ofendidas por cualquier pelea que no se acerque a la sangría de Mike Alvarado-Brandon Ríos -- que claramente no está interesada en lo que piensen de su estilo.

De otra manera, ¿por qué Rigondeaux (13-0, 8 KO) jugó tímidamente con Joseph Agbeko durante la primera mitad de su defensa del título junior pluma el 7 de diciembre y entonces se trasladó a la versión boxística de la ofensiva de cuatro esquinas durante la última parte? Después que los gruñones movieron sus puños contra la brillante pero lenta victoria por puntos sobre Nonito Donaire para unificar los títulos de las 122 libras en abril, la pelea ante Agbeko -- un golpeador tradicional de alto volumen -- debió ser la tarjeta de Rigondeaux para salir sin penalidades de la cárcel. Todo lo que tenía que hacer para amarrarse al buen lado de los fanáticos de boxeo era, cuando Agbeko parpadeara, golpearlo fuertemente y engancharlo.

En vez de eso, Rigondeaux esperó que su pescado se subiera al bote.

En su mejor momento, Rigondeaux es un atleta impredecible, un erudito de la defensa y un general del ring sin contrincantes -- mitad guerrero y mitad hechicero. Trate de golpear su sombra y evitar que le caiga un rayo. Eso es el enfrentar a Rigo -- asumiendo que quisiese pelear ante él. Porque en su peor momento, es lánguido y despreocupado, sin interés de presionar sus oponentes -- aun aquellos que son totalmente incapacitados. Él siempre está listo a pelar, pero sólo en sus términos.

Así que, ¿a quién coloca en contra de ese tipo de boxeador para crear el tipo de teatro de combate al que todos podemos apreciar? ¿Qué tal alguien que acepte los términos de Rigondeaux, trate de empujárselos a través de los dientes y que no se rinda hasta que la campana o el referí detenga los golpes? ¿Qué tal Leo Santa Cruz=

Sí, estoy consciente de los problemas promocionales que rodearían una pelea Rigo-Santa Cruz. ¿Y sabe qué? No me importan. Este ejercicio no es solamente sobre especular qué enfrentamientos se acuerden de inmediato, apostando a los probables oponentes o considerar si hay suficiente dinero o poder para ir por encima de dos hombres para que dejen de comportase como niños de pasarela lo suficiente para firmar una gran pelea. Escuchen Tricky Dick y Tío Bob: no se metan en esto.

¿Por qué dejar que estos dos payasos arruinen la diversión de sopesar cómo Rigondeaux, uno de los boxeadores con menos puños lanzados en cualquier nivel -- ni pensar, uno de los campeones de las divisiones bajas -- enfrentaría (o mejor dicho, evadiría) el molino humano que es Santa Cruz? Dicho simplemente, Santa Cruz lanza más puños por asalto que cualquier otro púgil activo seguido por la compañía Compu-Box. Y no es ni cercano.

Así que Fuerza Irresistible, conoce al Objeto de Excesivo Movimiento. Todo lo que restaría es debatir qué flaquea primero: ¿los pies de Rigo o las manos de Santa Cruz? La preparación cardiovascular del campeón unificado o los puños del campeón y retador? ¿O serán los fríos corazones de todos esos que odiaban a Rigondeaux cuando la tortuga más rápida del mundo salga de su cascarón?