<
>

José Reyes listo para encender a Toronto

DUNEDIN, Fla. -- Todavía él no puede comprender como fue superado en triples el año pasado por Dillon Gee y Hyun-Jin Ryu.

Y sigue encontrando gracioso que se robó tantas bases en toda la temporada pasada como las que se robó en una semana y media en el 2007.

"Ese no fui yo", dijo José Reyes el viernes, sobre el impostor que jugó en el campocorto la temporada pasada para los Azulejos de Toronto. "Esa era otra persona jugando ahí".

Pero él y los Azulejos no están sentados en esta primavera, esperando por un reporte del Buró de Ontario sobre Torpederos Desaparecidos. Ellos solo están felices que el José Reyes que ellos pensaron que habían conseguido en cambio hace 15 meses entró por la puerta de su campamento primaveral hace un par de semanas.

Está saludable. Está contento de estar saludable. Y él está específicamente contento de que la temporada 2013 es una a la que se pueda referir en el pasado. Así que este año, según prometió el viernes, "ellos van a ver al José Reyes real".

Y con eso, él quiere decir robarse bases como lo hizo alguna vez en Flushing: "No quiero ponerle un número a esto", dijo Reyes, antes de ponerle un número. "Pero menos de 40 no sería aceptable". (Para el record, él se robó apenas 15 almohadillas el año pasado.)

Y con esto, él quiere decir también conectar su primer triple al norte de la frontera, y quizás una docena de ellos: "Cada año que he estado saludable, siempre he bateado al menos 10", dijo Reyes, de forma incrédula. "¿Yo jugué 90 partidos el año pasado y no conecté ni un triple? Eso es difícil de creer".

No es broma. Pero eso es porque los Azulejos vieron por última vez al José Reyes real el 12 de abril, en el Juego 10 de la temporada que quedó en el pasado. Bateaba .395/.465/.526 en ese momento, con cinco robos en cinco intentos, y aparentaba estar en camino a Uno de Esos Años, -- hasta que quedó en el medio de la jugada que acabó con dos temporadas de un solo golpe:

A) La suya.

Y B) La de su equipo.

Fue en la sexta entrada de un partido en Kansas City. Reyes salió al robo de la intermedia, pero en medio del intento no pudo decidir rapidamente si deslizarse de cabeza o con los pies por delante, y viéndolo de lejos ahora, tomó la decisión incorrecta.

Se deslizó con los pies por delante, y su tobillo izquierdo quedó atrapado debajo de su cuerpo, y terminó con el pie gravemente lesionado. Excepto que el término "gravemente" ni siquiera lo describe correctamente.

"Cuando eso sucedió, lo primero que me vino a la mente fue que me iba a perder toda la temporada", dijo Reyes. "Cuando el preparador físico me preguntó, '¿Puedes mover tu tobillo?' yo le dije, 'Ni siquiera puedo SENTIR mi tobillo'. Yo no estaba llorando. Pero se me escapó una lágrima. Me dije, rayos, acabo de llegar a un equipo nuevo, con altas expectativas, y ahora, en el 10º juego de la temporada, ¿me lesiono y tendré que estar fuera por sabrá Dios cuánto tiempo? Rayos. Esto fue muy duro".

¿Duro? Devastador sería un término más acertado. Los Azulejos habían ganado apenas dos juegos en toda la temporada en ese momento. Y aunque se les permitió seguir jugando otros cinco meses y medio, su temporada de ensueño nunca volvería a ser la misma.

"Imagínense un auto que trata de arrancar sin un neumático", dijo R.A. Dickey, compañero de Reyes tanto en Nueva York como en Toronto. "Así fue que nos sucedió".

Bueno, confíen en nosotros, José Reyes no necesita reunirse con ningún representante de una compañía de baterías para saber que él fue llevado a Toronto para ser la chispa oficial del equipo. Pero incluso luego de impulsarse a si mismo para volver a finales de junio, eso resultó físicamente imposible.

"No pude jugar como yo puedo hacerlo", dijo Reyes. "No podía robarme bases como solía hacerlo por mi tobillo, no estaba al 100 por ciento. Ni siquiera cerca de ello. ... No me podía mover mucho en el campocorto, para los lados. Era duro correr las bases. Estaba un poco asustado. Era duro. Encontré la manera de jugar así, y lo hice más o menos bien. Pero no podia hacer algunas de las cosas que solía hacer en el pasado.

"Como te dije antes, ellos no pudieron ver al José Reyes real. Siempre trato de jugar de manera excitante el béisbol. Pero es más divertido para mí cuando puedo robar bases, cuando puedo ayudar a mi equipo con mi velocidad, conectar triples, aplaudiendo cuando llego a la antesala. Y no creo que ellos tuviesen la oportunidad el año pasado de verme jugar así".

Él bateó .296/.353/.427 con una pierna. Pero su porcentaje de extravases (7.2 por ciento) fue el segundo más bajo de su carrera en cualquier temporada en la que haya logrado al menos 300 apariciones en el plato. Se fue de 13-7 en intentos de robo de la intermedia luego de regresar de la lista de lesionados, por mucho la peor tasa de su carrera. Y sus números de alcance estuvieron muy por debajo de la media de la liga por primera vez.

Así que se fue a casa y se tomó un mes y medio para curarse, y entonces pasó el invierno haciendo ejercicios de estiramiento y fortalecimiento de su tobillo. Luego de una lesión tan severa, "el tobillo nunca va a quedar igual", dijo Reyes. "Uno siempre va a sentir algo. Pero eso es algo con lo que tengo que lidiar".

Y este sería un año excelente para comenzar a lidiar con ello. Va a cumplir 31 años en junio. Se encuentra en su tercer año de un contrato de seis temporadas y $106 millones que él pensaba que pasaría bajo el intenso sol de Miami. Y es seguro decir que las primeras dos temporadas de ese acuerdo no han sido ni cerca de lo que él pensaba que serían.

Pero José Reyes dice que este se siente como que será su año. El año para que él se reestablezca como lo que siempre fue, una fuerza infecciosa y desconcertante. Y el año para que su equipo le recuerde a todos los expertos las razones por las que muchos de ellos escogieron a los Azulejos para ganar la División Este de la Liga Americana hace apenas un año.

"Este año, ellos nos seleccionaron para llegar últimos, y espero que sigan así", dijo riéndose. "Quizás este año terminen las cosas al revés. El año pasado, nos seleccionaron para llegar primeros y terminamos últimos. Quizás vamos a terminar en primer lugar. Así que, uno nunca sabe. Uno nunca sabe".