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Los errores arbitrales en el fútbol a veces te dan y otras te quitan.

BUENOS AIRES -- Los errores arbitrales en el fútbol a veces te dan y otras te quitan. Son las reglas del juego. Ante la ausencia de una apoyatura tecnológica que pueda acercarnos a un fallo perfecto, resulta imposible llegar a la sanción inmaculada. Por eso es que ese margen de equivocación no tiene que ser analizado de forma tan fina.

Justamente, se debería dejar un margen de tolerancia para esas cuestiones. A River le tocó verse favorecido ante Boca y perjudicado contra Belgrano. Entonces, la conclusión es sencilla: ni aquella vez ganó por eso, ni tampoco se debe conjeturar que la derrota le llegó por el error de Fernando Echenique. En el caso de Córdoba existieron otras cuestiones que desembocaron en que el equipo de Ramón Díaz viera cómo se le escurría la posibilidad de quedarse solito en la punta del campeonato. Y esos temas estuvieron más vinculados a cuestiones propias. Así como en otras entregas ponderamos planteos y decisiones del cuerpo técnico, en este caso no se puede decir lo mismo. Al contrario. No sólo es que River no jugó bien en forma colectiva, sino que además tampoco resultaron acertadas las ideas tácticas.

Los marcadores que se dieron en la previa lo había colocado en la posición de tener que salir a jugar asumiendo una postura de ataque. Con inteligencia, sin desesperarse, por supuesto, pero tomando un rol que no le quedó para nada bien. Al contrario, fue maniatado por un rival que lo superó con más ganas que fútbol, corriendo, metiendo. Algo que en el pasado ya le había ocurrido (recordar, si no, el partido con Colón, luego del cual Ramón declaró que no estaba conforme con la actitud de su equipo).

Tampoco resultó inteligente colocar en cancha a futbolistas que venían arrastrando una sumatoria de minutos que conspiraban contra su funcionamiento y contra su físico. Así fue con el Lobo Ledesma, hoy uno de los jugadores más importantes del Millo, se retiró con una contractura y se perdería, al menos, los dos compromisos que vienen. Después está el caso de Fernando Cavenaghi, quien es pura voluntad y ganas, algo elogiable, pero que, tal vez, con una semanita de descanso se pondría realmente a punto para encarar la recta final del torneo. Hay más. Ante Newell´s se destacó la idea de Ramón Díaz de colocar al Daniel Villalva con la función de no sólo aportar en ataque, sino también de colaborar con la marca. Antes el Keko había sido decisivo contra Lanús. Pues bien, increíblemente en Córdoba dejó de ser el primer cambio y en reemplazo de Cavenaghi, Ramón colocó a Juan Carlos Menseguez. Un cambio que, por lo menos, fue cuestionable.

River no aprovechó el buen viento de cola ni los resultados ajenos que, en la previa, lo habían favorecido. Continúa prendido en la pelea, pero ahora con la marca de haber recibido un fuerte golpe en su mandíbula. De más está decir que puede recuperarse, pero para eso deberá reinsertarse en el camino de la lógica y del buen juego. Porque esta vez, más allá del error del árbitro, en casi todos los aspectos del juego recibió un aplazo.